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Cuando en el mundo se habla de lo particular de países como Japón o la Argentina, lamentablemente el nuestro es un caso desde la óptica negativa en relación al de nuestros amigos nipones. Es que en la conferencia de prensa de ayer para anunciar el mega acuerdo histórico con el Fondo Monetario Internacional, estuvieron presentes y como protagonistas excluyentes, las dos personas a las cuales los medios prácticamente daban por sentado que serían eyectados de sus sillas a más tardar para abril, inclusive los nombres de reemplazo eran vox populi.
En fin, el anuncio, no tardó en llegar y serán USD 56.650 millones que financia todo el programa 2018/2019, de los cuales USD 50.000 millones serán del FMI mediante un stand-by a devolver en 3 años con una tasa variable que rondará entre 1,96% y 4,96%. Veremos cuántos millones se desembolsan porque la tasa de interés es 1,96% anual si pedís menos de USD 8.500 millones, 4% si es más, 4,96% si es más que eso y por más de 3 años. El 30%, o sea los primeros USD 15.000 millones serán desembolsados el próximo
20 de junio coincidiendo con el vencimiento de lebacs de esa semana, todo esto descartando que la reunión del directorio del fondo apruebe oficialmente el préstamo ese lunes anterior donde en Argentina será feriado. Además cerró acuerdo con el BID, el BM y el CAF por USD 5.650 millones.
Del acuerdo y la conferencia de prensa, podemos rescatar varios ítems muy interesantes a analizar:
 El primero, lo político ya que sin dudas la Argentina ha recibido un tremendo apoyo internacional logrando en cuestión de días nada menos que 11 veces lo que suele ser un acuerdo normal del FMI. El interés del mundo en que la gestión de Macri continúe en 2019 es fuerte y claro, sobre todo cuando parecía que el mundo le comenzaba a dar la espalda.
 Siguiendo en lo político, pero ya en lo doméstico, y a poco más de 5 meses de ser prácticamente intervenido en su BCRA, y en lo que seguramente fue uno de los grandes detonantes de la presente crisis cambiaria, Federico Sturzenegger logra un relanzamiento de su gestión inclusive con mayor poder de decisión de aquí a futuro, algo que el fondo va a solicitar y que será parte del proyecto de ley que le otorgará al Banco Central mayor autonomía.
 Relacionado a lo anterior pero en lo monetario, es clave el hecho de que el BCRA ya no podrá asistir más al tesoro mediante adelantos transitorios, lo cual básicamente se traduce en que no se podrá monetizar más el déficit o como a muchos les gusta decir, el fin de la maquinita. Esto sin dudas es positivo en cuanto a que si se reducen los agregados monetarios (emisión), la inflación va a tender a bajar mucho más rápido que hoy donde con déficit, el único instrumento es la tasa de interés y claramente no alcanza. En resumen, el FMI exigirá apagar los tres motores de creación de dinero: 1) asistir al fisco, 2) comprar dólares, 3) los intereses de las Lebacs x contener 1 y 2. Y en base a esto último, se conoce que los USD 15.000 millones del primer desembolso irán directo al tesoro para que estos sean entregados al BCRA a fin de que el Gobierno recompre unos USD 25.000 millones de Letras Intransferibles en los próximos 3 años, que servirán para ir reduciendo el stock de Lebacs. Sin dudas, era urgente comenzar a desarmarlo.
 En materia inflacionaria, se decretó oficialmente la muerte de la meta del 15% para 2018 al tiempo que directamente esperan una inflación de hoy a un año del 21% y para este año solo se espera que sea como 2017. Mientras que los objetivos para los próximos 3 años son 17%, 13% y 9%.
 En lo fiscal, el déficit primario (antes de intereses) correrá a una velocidad muy superior esperando que cierre el 2018 en -2,7% del PBI, pero para 2019 se reducirá a -1,3% (frente al -2,2% inicial), para llegar a la convergencia fiscal en 2020 (-1,2% que era el objetivo inicial) y la idea es llegar al superávit en 2021. Ese -1,3% del PBI para 2019 es factible gracias el esquema de las PPP que permite cambiar obra que hacía el gobierno, ahora la realizarán los privados, además del programa de reducción de subsidios original. El acuerdo ya incluye en qué se va a gastar menos, por grandes conceptos: obra pública, subsidios, salarios públicos y transferencias a Provincias, y también que no baje el gasto en jubilaciones y planes sociales, sino que aumente en caso de que la  situación socioeconómica empeore más de lo previsto.
Lo mencionado más arriba es lo que ya se conoce. La tijera fiscal, recortará un poco menos de $500.000 millones. Sin embargo, también surgen las incertidumbres que no han sido tan aclaradas:
 Quizás la más importante ¿Cómo impactarán los efectos de este acuerdo sobre la economía real? Y sobre todo, como afectará a las provincias. Si bien es cierto que las mismas se encuentran hoy en una posición mucho mejor (al menos varias de ellas) a otras épocas, el recorte levanta preocupaciones lógicas. Es que el escenario para 2018 es negro para hogares, pymes y negocios de barrio en general: salarios que crecen mucho menos que la inflación, contracción/recesión económica, deterioro de situación laboral. El Gobierno apuesta a retomar el sendero para 2019 y ya da 2018 por perdido. Eso también implica que en 2018 van a hacer todos los ajustes que necesiten: por ejemplo, más aumentos de tarifas que los previstos hasta acá. ¿Por qué? Para que la meta de inflación 2019 no sea tan difícil de cumplir, y para llegar a elecciones con alguna mejora.
 Ahora bien, si el fondo pedirá mayor libertad en el tipo de cambio, ¿Qué pasará hoy cuando en la mesa de cambios se retire la oferta actual de USD 5.000 millones a $25? ¿Es de esperarse un dólar más tranquilo en lo sucesivo o lo dejarán flotar a niveles que dicte el mercado? Sobre todo teniendo en cuenta que 2018 en materia de inflación ya está perdido. Y ahí todo parece indicar que el muro puesto hasta hoy será en principio vulnerado pero de ser necesario habrá intervención.
 Por último no queda claro, como sucede con la inflación 2018, cual es el objetivo de crecimiento para este año el cual se esperaba en 3% pero ciertamente con la contracción que se viene más la sequía que dilapido el segundo trimestre, es de esperarse en el corto plazo un escenario de estanflación o sea bajo crecimiento o recesión con alta inflación.
La vuelta al fondo es un hecho, también lo es que hemos perdido tiempo en hacer lo mismo que hoy nos pide el fondo. Sin embargo, hoy un ajuste será recesivo mientras que en diciembre de 2015, haberlo hecho hubiera sido expansivo. ¿Por qué? Porque en ese entonces la caída de la actividad realmente se hubiera más que compensado con un shock real de inversiones. Hoy eso no va a suceder, tenemos caída de la demanda de dinero, déficit, inflación, devaluación, deuda y presión impositiva record. En conclusión, el ajuste será doloroso y probablemente nos lleve a una estanflación. De todas formas, el ajuste lo tenías que hacer solo que hoy tenemos a quien culpar. Pero el fondo no tiene la culpa, nosotros lo llamamos y menos mal que atendieron el teléfono…

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