
La clave es armonizar y no exagerar: Ileana Gilli y el desafío de una belleza natural
En un mundo donde la apariencia y la salud van de la mano, la cirugía plástica ha evolucionado significativamente en las últimas décadas. Ya no se trata sólo de modificar la imagen, sino de acompañar el proceso natural del envejecimiento y mejorar la calidad de vida. Ileana Gilli, especialista en cirugía plástica estética y reparadora, dialogó con Open1017 sobre las nuevas tendencias en la especialidad y el impacto que estas tienen en la vida de los pacientes.
“Hoy la expectativa de vida se ha extendido y lo importante es llegar con salud y bienestar. La cirugía plástica, tanto la estética como la reparadora, ha evolucionado para ofrecer soluciones menos invasivas, que acompañen los cambios naturales sin alterar la esencia de la persona”, explica la doctora Gilli.
Recientemente, la doctora obtuvo una diplomatura en rejuvenecimiento facial no quirúrgico con aval de la Universidad de Buenos Aires. “Este tipo de formaciones nos permite ofrecer tratamientos seguros y efectivos, respetando siempre la anatomía del paciente y evitando excesos”, explica.
A lo largo de la historia, la cirugía plástica ha pasado por distintas etapas. “Inicialmente, la intervención quirúrgica era el eje central. Luego llegaron los rellenos, en ocasiones usados de forma exagerada. Hoy la tendencia apunta a la naturalidad, a mejorar la calidad de la piel y la vida del paciente sin cambios drásticos”, señala la especialista.
Este nuevo paradigma se refleja en la consulta diaria. “Muchos pacientes buscan sentirse bien con lo que ven en el espejo. No se trata de cambiar drásticamente, sino de acompañar el envejecimiento de manera saludable”, indica Gilli.
Armonización facial: un enfoque integral
Uno de los conceptos más utilizados en la actualidad es la armonización facial, que consiste en tratar el rostro de manera integral. “No es solo reducir arrugas o aumentar labios. Analizamos la estructura ósea, el contorno facial y la calidad de la piel. La idea es mantener la armonía con procedimientos sutiles y personalizados”, comenta la cirujana.
El público que consulta por estos tratamientos es amplio, desde jóvenes de 20 años hasta adultos mayores. “En los más jóvenes, el objetivo es estimular la producción de colágeno para retrasar la aparición de signos de envejecimiento. En pacientes de mayor edad, trabajamos en recuperar volúmenes perdidos y mejorar la firmeza de la piel”, explica Gilli.
El rol de la cirugía plástica en la autoestima
Más allá de lo físico, la cirugía plástica tiene un impacto emocional significativo. “Recibo pacientes que, al mirarse al espejo, no se sienten cómodos con su imagen y eso afecta su estado de ánimo. Un pequeño cambio puede ayudarles a mejorar su autoestima y bienestar”, afirma la especialista.
Los hombres también recurren cada vez más a estos tratamientos. “Se están cuidando más, aunque muchos prefieren hacerlo de forma discreta. Por eso, en nuestra clínica hemos creado un espacio exclusivo para ellos”, comenta Gilli.
Si bien la cirugía estética es la más visible, la rama reparadora es fundamental para mejorar la calidad de vida de muchas personas. “Realizamos reconstrucción mamaria en pacientes que han pasado por un cáncer, así como cirugías para corregir malformaciones congénitas como fisuras labiales”, explica la cirujana.
Otro grupo frecuente de pacientes son las mujeres que han atravesado embarazos y sufren cambios corporales. “La cirugía puede ayudar a devolver la firmeza abdominal y mejorar la apariencia de las mamas sin perder naturalidad”, señala Gilli.
En un contexto donde proliferan centros de estética, Gilli enfatiza la importancia de elegir profesionales capacitados. “La cirugía plástica no es solo una cuestión de apariencia, sino de salud. Es fundamental asegurarse que el profesional esté avalado por entidades oficiales y que los procedimientos se realicen en lugares habilitados”, advierte.
La cirugía plástica ha dejado de ser un lujo o una excentricidad para convertirse en una herramienta que mejora la calidad de vida. “No se trata solo de verse bien, sino de sentirse bien. La clave está en acompañar a cada paciente en su camino, respetando su individualidad y promoviendo una imagen saludable y natural”, concluye Gilli.