Conectividad, desarrollo y servicios públicos

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Las restricciones a numerosas actividades impuestas por los Estados de casi todo el mundo, con el motivo de contener contagios y colapso sanitario, generaron una caída inaudita y abrupta en las economías de casi todos los países. ¿Cuáles son las expectativas para Argentina, a casi 9 meses de iniciada la crisis sanitaria mundial ? ¿Qué condiciones hacen falta para salir y potenciar el desarrollo?

El Banco Mundial afirmó en junio de 2020 que “El impacto súbito y generalizado de la pandemia del coronavirus y las medidas de suspensión de las actividades que se adoptaron para contenerla han ocasionado una drástica contracción de la economía mundial, que se reducirá un 5,2 % este año” Cuando se vislumbró el inicio de la pandemia por coronavirus, se planteaban varios escenarios de acuerdo a la duración del aislamiento y los efectos sobre la economía mundial. El primero, ya descartado, consideraba una vuelta más o menos rápida a una situación similar previa, una crisis de corta duración y poco impacto sobre la economía real. A casi 9 meses, deberíamos considerar otras alternativas: las estrategias de adaptación a la nueva normalidad y el lejano horizonte de la vacuna sentaron las bases de cambios que por un lado se vislumbran estructurales y que por otro se esperaba sucedieran en algún futuro, pero de manera mucho más gradual.

“las estrategias de adaptación a la nueva normalidad y el lejano horizonte de la vacuna sentaron las bases de cambios que por un lado se vislumbran estructurales y que por otro se esperaba sucedieran en algún futuro, pero de manera mucho más gradual.

La economista Carlota Pérez define a las posibilidades de desarrollo como blancos móviles representados por los diferentes paradigmas tecnoproductivos históricos. En el momento de cambio se abre una ventana de oportunidad para avanzar cuando todavía las tecnologías no están maduras, y los costos de entrada son más bajos. La situación actual justamente representa un momento de cambio de paradigma. Por un lado, la crisis generó una pérdida sustancial de puestos laborales, especialmente en el sector servicios y baja calificación. Pero por otro, la irrupción del teletrabajo y los nuevos hábitos de consumo generaron nuevas demandas y la re-significación y adecuación de los puestos laborales. A mayor duración, inversión hundida en tecnología, capacitación y fluidez en su uso mayores serían las probabilidades de que estos cambios terminen moldeando un nuevo perfil de demanda laboral, brindando mayores salarios y oportunidades para algunos. Pero también a costa de más explotación de la mano de obra. Paralelamente, también es probable que el desempleo generado durante la pandemia no pueda ser absorbido rápidamente, ya que no sólo está relacionado al cierre de empresas, caída en el consumo y la destrucción de puestos laborales, sino a la re-estructuración del mercado laboral, y cambios permanentes en los hábitos de consumo

“En el momento de cambio de paradigma se abre una ventana de oportunidad para avanzar cuando todavía las tecnologías no están maduras, y los costos de entrada son más bajos. La situación actual justamente representa un momento de cambio de paradigma.”

El mercado laboral podría profundizar la incapacidad de incorporar a los trabajadores menos calificados y profundizar la desigualdad en términos de acceso a derechos laborales e ingresos. Las políticas de transferencia y sostenimiento de la demanda necesitarán perdurar en el tiempo para sostener un piso mínimo de dignidad para todas y todos los argentinos, pero también como herramienta para disminuir la desigualdad, impulsar la demanda y promover la armonía social. Sin duda un gran desafío económico y de financiamiento, pero especialmente en términos políticos para lograr los consensos necesarios.

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La conectividad, clave para la economía

La posibilidad de aprovechar la ventana de oportunidad sumada a la necesidad de incluir la mayor cantidad de población en los nuevos esquemas de consumo y trabajo, presuponen cerrar la brecha tecnológica que además se magnifica y profundiza a medida que los cambios son cada vez más significativos. Asimismo, ese salto tecnológico este limitado por la pobreza digital: por la posibilidad de educarse y capacitarse vía streaming, acceder a la cultura y los mercados de consumo electrónico para ofertar y demandar productos.

El decreto que declara la telefonía celular e internet y como servicios públicos esenciales es la piedra angular para cualquier transformación tecnoproductiva. La decisión del ejecutivo da cuenta de dos elementos: el Gobierno tiene un plan y muestra cuál es la dirección del mismo. Lejos de atentar contra el desarrollo, son piezas fundamentales para que el Estado se erija como amplificador del proceso de difusión de tecnología e innovación, y apuntale al sector privado. Una característica del momento de cambio e innovación tecnológica, es que no existen señales de precios o que no son suficientemente robustas como para orientar la inversión por la gran incertidumbre inherente a estas etapas embrionarias. El gobierno, además de fijar tarifas consecuentes con los costos de producción (de la misma manera que se hace con la electricidad, el gas y el teléfono fijo), tiene la posibilidad de orientar y ordenar planes de inversión. No sólo tiene un impacto directo sobre el bienestar de los consumidores, sino que los beneficios en la ampliación del mercado y de los ingresos generales termina redundando, a la postre, también sobre las empresas prestadoras del servicio.

“El decreto que declara la telefonía celular e internet y como servicios públicos esenciales es clave en lo que viene”

¿Cual es la jugada siguiente para disminuir la brecha digital? La conectividad no es posible sin un hardware necesario que no sólo tiene un precio muy elevado en nuestro país, sino que además se incrementó sustancialmente desde el inicio del aislamiento hasta hacerlo prohibitivo. Una posibilidad, es explorar y favorecer las propuestas de software libre, dónde existen alternativas interesantes para reutilizar y extender la vida útil. También, entre otras cosas, es necesario avanzar en opciones que faciliten la exportación de servicios mediante plataformas tecnológicas al exterior, especialmente a PYMES de base tecnológica y profesionales independientes. En definitiva, se están dando los primeros pasos de un largo camino que promisoriamente, si se sigue el derrotero adecuado, redundaran en mayor desarrollo y bienestar.

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