Confirmado: los vikingos llegaron a América 500 años antes que Colón
La marca de una tormenta solar en los anillos de tres árboles confirma que los vikingos ya estaban en Canadá hace exactamente 1,000 años.
“Colón no fue el primer europeo en llegar a América. Los vikingos llegaron siglos antes”: de esta forma, un equipo internacional de científicos liderados por la Universidad de Groninga (Países Bajos) presentó los resultados de una investigación que cambiará radicalmente lo que sabíamos sobre la llegada de los primeros europeos al continente americano.
471 años antes de la llegada de Cristóbal Colón a América, los vikingos ya habían construido un asentamiento en L’Anse aux Meadows (la ensenada de las medusas) en el extremo este de la provincia de Terranova y Laborador, en lo que hoy es Canadá.
El sitio arqueológico de L’Anse aux Meadows está formado por un conjunto de ocho edificios entre viviendas, almacenes y un astillero, declarados Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Y aunque fue descubierto en 1960, no fue hasta hoy que la datación más precisa hasta la fecha arroja un resultado contundente:
La madera de tres árboles con los que fueron construidos los edificios del asentamiento fue cortada en el año 1021 d.C., exactamente hace mil años. La fecha marca un nuevo hito para establecer científicamente la llegada europea a América, que si bien fue habitada por nuestra especie hace más de 23,000 años, no fue hasta apenas un milenio que mantuvo contacto estrecho con el resto del mundo.
Siguiendo las huellas de una tormenta solar
Además del tipo de corte utilizado en la madera que delata el uso de herramientas de metal que no eran producidas por los nativos canadienses, los investigadores midieron la concentración de carbono en los anillos de tres trozos de madera pertenecientes a tres árboles distintos utilizados para construir los edificios.
Los anillos de los árboles guardan un registro minucioso de su vida. A través de la dendrocronología (la ciencia que estudia la datación de los anillos de crecimiento de los árboles), cada tronco puede revelar detalles de las condiciones en que creció como sequías, temporadas de lluvias intensas, cambios abruptos de temperatura o cicatrices de lesiones producidas por incendios forestales.
De este modo, el equipo fijó como punto de partida una tormenta solar ocurrida en el 992 d.C., cuyos efectos son visibles en los anillos de los árboles de todo el mundo vivos en aquél momento.