De la chacra a la etiqueta de marca, el largo camino para agregar valor a la producción misionera

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Un recorrido por las góndolas del supermercado, en uno de los espacios bien ubicados, segundo estante de arriba hacia abajo, una mermelada  misionera. De rosella, otra de higo en almíbar, otra de zapallo, una cuarta de mamón. En la mente del consumidor, en ese trayecto visual rápido, las opciones visitan buena parte de la Argentina integrada desde el trabajo de pequeñas, medianas y grandes empresas productoras de esas mermeladas, pero en competencia por precio, calidad, presentación y productos sin conservantes. ¿Cuál de estos cuatro aspectos pesan más a la hora de elegir un producto? ¿Cuánto le cuesta a un productor misionero llegar hasta una góndola en las grandes ciudades? ¿Cómo se las arregla para competir? Detrás de cada etiqueta de marca hay historias y realidades muy distintas.

El trabajo de transformación de la chacra a la góndola y de la góndola a la mesa requiere de tiempo, dedicación, capacitación, decisión e inversión para dar el salto definitivo a la diversificación productiva.

“Se viene trabajando bien, estamos en buen camino pero todavía el productor necesita confiar en el negocio”, asegura Fernando Da Silva, gerente de la CAUL, Cooperativa Alto Uruguay Limitada, que por estos días trabaja a pleno por la gran demanda de quesos ante la llegada de la Semana Santa.

Afirmó que la actividad requiere de un cambio cultural. “El productor de Aurora que siempre se dedicó al tabaco o a la ananá, todavía no está convencido de dedicarse ciento por ciento a la producción de leche, porque cree que no es rentable, entonces va a lo seguro. Nosotros tenemos locales en Posadas y estamos en supermercados de la zona centro pero cuesta poder competir con la marca. Por ejemplo, para poder competir con Santa Fe, ellos producen, los más chicos, 10 mil litros de leche por día, y nosotros acá siete mil litros cada 15 días, todavía es largo el camino por recorrer. El otro día visitábamos Pozo Azul y había un productor que sacaba 400 litros por día, y yo le dije que siga apostando que por algo siempre se empieza”.

Paula Sanzovo, es responsable del área de alimentos y valor agregado de la Subsecretaría de Planificación, Extensión y Programas de Financiamiento Rural, y refirió que es permanente el trabajo en toda la provincia para lograr una apuesta real a la industrialización de la producción primaria. Admitió asimismo, que en la mayoría de las actividades todavía la apuesta es artesanal y que requiere de un proceso para detectar qué objetivos tienen, a qué escala, con qué herramientas cuentan.

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“Hay que acompañarlos, nosotros brindamos junto a técnicos las capacitaciones que requiere cada sector para que poco a poco vayan alcanzando el perfeccionamiento en esos procesos de elaboración como es el caso del queso por ejemplo, o la miel, o el azúcar rubio”. Allí, el objetivo es alcanzar un estándar de mercado, con precios unificados para la comercialización, establecer los precios, intervenir para ordenar y organizar ese proceso.

Un ejemplo claro se da en la cuenca lechera que hace algunos días se reunió para discutir el precio, y mejorarlo para hacerlo atractivo y rentable al productor.

“Hoy al productor se le está pagando 22 pesos por litro de leche y la idea es llevarlo a 25 pesos, tenemos que ponernos de acuerdo para que haya más producción y eso nos permita achicar costos”, sostuvo Da Silva.  

En la mesa, se habló de la necesidad de incorporar más tecnología con el fin de aumentar la industrialización de la producción de lácteos. Además se hizo un balance de lo realizado el año pasado, cuando se destinaron más de 43 millones de pesos (entre la Provincia y la Nación) para productores, cooperativas e industrias misioneras que trabajan con lácteos y derivados.

El compromiso en esta mesa, entre sector público y privado, fue de continuar con las políticas de promoción de la industria láctea a través de innovación y tecnología, articulando con la producción primaria, para promover el arraigo rural. De esta manera se trazaron objetivos para fortalecer las tres cuencas lecheras con base en la tecnificación, la incorporación de genética, la sanidad y la inocuidad de los lácteos.

“Vamos a continuar con un programa de inversiones para la industria de los alimentos: queremos poner en marcha la Industria láctea de la Asociación Pueblo Illía, en Dos de Mayo; y promover que nuevos productores se unan a la cadena de los lácteos”, afirmó el ministro de Agro, Sebastián Oriozabala.

En este sector, el Ministerio del Agro oficia de ente regulador para el cumplimiento de precios. A su vez, gestiona las líneas de créditos disponibles de Nación para que los productores accedan a equipamientos e incorporen tecnología.

“Nosotros todavía no tenemos escala para competir, hoy no podemos decirle al dueño de un supermercado que queremos estar en las góndolas porque no vamos a poder cumplirle con la producción, necesitamos producir más para bajar los costos. Capacitar al productor para trabajar en una pastura homogénea porque en verano que no hay mucha demanda tenemos mucha producción y en invierno que es cuando más se requiere el producto, por las heladas por ejemplo ya no podemos productor tanto, y perdemos”.

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La búsqueda para fortalecer la industria misionera, persigue el camino de inversión que se conoció hace un par de semanas a través de un programa del Ministerio de Trabajo de la Nación en articulación con el ministerio del Agro de la provincia. La Cooperativa Agropecuaria Tambera y Forestal Esperanza Km 7 accedió al financiamiento para la adquisición de una máquina amasadora hiladora de queso muzzarella.

El monto financiado por el proyecto asciende a $1.980.000, beneficiando de forma directa a las 55 familias que integran la cooperativa. La máquina tiene características únicas en el territorio provincial para que próximamente el queso muzzarella con sello misionero ocupe un lugar en las góndolas.

Ejemplos hay en la provincia de cómo el trabajo cooperativo puede alcanzar objetivos de venta a una escala mayor, competir y generar empleo.

Uno de ellos es Flor de Jardín, cooperativa de Jardín América, que produce su propia marca y vende yerba canchada a terceros. Fundada en los años 70’, hoy agrupa a más de 190 socios de una vasta cuenca productora integrada por Campo Viera, Colonia Polana, Hipólito Irigoyen, Puerto Leoni, Campo Grande y Jardín América.

La cooperativa logró imponer su marca en el mercado y a la fábrica de fécula de mandioca que involucra a 50 familias de productores y elabora 4 mil toneladas de fécula, a un ritmo incesante de 24 horas  de trabajo, se suma una variedad de productos que se siembran y cosechan en la zona y que llega a las góndolas de Misiones, Corrientes, Chaco, Formosa, Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires con envasados en conserva agridulces de choclitos, ajíes, chucrut, pickles y pepinos y sus especialidades en dulces de higo, zapallo, mamón que son procesados en almíbar y mermelada.

Las ferias como vidriera

Directa e indirectamente las ferias francas en más de 50 municipios generan ingresos para aproximadamente 3.000 familias misioneras. A mediados de los años 90 eran 12 los productos que se ofrecían, hoy son más de 200. Así, esta gran organización económica alberga el potencial y el talento de productores que trabajan para poder poner su etiqueta de marca en cada mesa de Misiones, y por qué no, de la región.

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