De pyme familiar a industria líder: Noziglia celebra 35 años de expansión
Apenas cruzar la enorme puerta de madera, la recepción sorprende con una sobria elegancia que esconde los ruidos y el intenso movimiento de la fábrica. Tonos oscuros de las paredes, una escalera de mármol y el nombre de la empresa que resalta iluminado en el suelo. Modernidad. Y experiencia. Noziglia Equipamientos cumple este martes 35 años de actividad en medio de una onda expansiva que trajo nuevos productos y canales de comercialización.
De aquella empresa fundada por Pedro Noziglia, queda la impronta y un legado emprendedor. Pero sus hijos Nicolás (30) y Luciano (28), imprimieron su sello propio.
La fábrica es un pabellón enorme donde fluyen 85 colaboradores en distintas ramas y etapas de la producción. Hay operarios carpinteros, soldadores, pintores. Hay jóvenes diseñando nuevas propuestas en un departamento creativo que no para de crecer.
El promedio de edad es de 35 años. Salvo Roque Y Carlos, que tienen más de 25 años en la firma, casi desde los primeros pasos. Esa simbiosis es parte de la nueva identidad de Noziglia equipamientos.
Nicolas y Luciano fueron en algún momento esos jóvenes aprendices en la empresa familiar que nació como una pyme dedicada a atender las necesidades supermercados, panaderías y carnicerías en materia de equipamientos. Hoy es eso y mucho más: Arquitectura Comercial, una nueva rama donde no hay mucha oferta en la Argentina. Por lo que la empresa cuenta con clientes de otros puntos del país.
Los cimientos fueron fuertes. El legado familiar está latente. “Fue todo una experiencia que vivimos en familia porque la empresa tuvo un crecimiento exponencial. Hasta la crisis de 2001, cuando la empresa se fundió. Trabajábamos con mis viejos, estábamos a la par, teníamos diez, once años y empezamos a involucrarnos directamente para ayudar. En ese momento no había una fábrica. Teníamos tres o cuatro operarios que eran carpinteros. Uno en refrigeración y otro técnico de máquinas. Entre todos ayudábamos. Se traía equipamientos desde otros puntos del país. Pero con la crisis mi viejo se fundió, fue un caos. Se vendía uno o dos freezer y juntábamos la plata para dividir entre todo el equipo. Y así nos fuimos recuperando. Nuestros clientes nos ayudaron mucho. Yo era chico, pero papá contaba que nuestros clientes siempre estuvieron apoyando a la empresa. Gracias a ellos también pudimos crecer”, cuenta Nicolás.
El más grande de los hermanos Noziglia tiene 30 años. Pero relata experiencias de varias vidas. El ingreso a la conducción de la empresa junto a su hermano Luciano se anticipó por la enfermedad primero de su madre y después de su padre. Pese a la juventud, ya tenían el suficiente background como para tomar las riendas. Nicolás cursaba Arquitectura y Luciano acababa de terminar la secundaria. Actualmente Nicolás se desempeña en la producción y Luciano en el sector comercial y administrativo de la empresa. “No sabíamos nada porque esto no se estudia. Mi viejo empezó muy de abajo, sin nada. Fue un proceso acelerado”, precisa Nicolás, con emoción y pasión heredada. Una pasión que no reniega de la planificación para seguir proyectando.
“Sabía lo que había que hacer porque siempre estabámos con mi viejo en todos los comercios en los que hacíamos instalaciones. Él escuchaba al cliente y resolvía lo que le pedía. Así sabíamos cómo se resolvían las cosas”, explica.
Y ese conocimiento se expresa en los diseños que están listos para ser entregados: amoblamientos generales, equipamientos frigoríficos, comerciales y gastronómicos. Todo a pedido del cliente. Las máquinas están preparadas para lo que el diseño mande. Planchas de acero y madera cortada especialmente en TEKÓ, otra de las empresas del grupo. También hay cortadoras y soldadoras láser. Todo pensado al detalle. Como la sala de pintura y secado, que aceleró los tiempos y permitió estandarizar la calidad. El cuidado del medioambiente también está presente, con ladrillos que permiten mantener fresca la planta industrial y recolección de agua de lluvia, para uso interno o atención de alguna emergencia.
Pese a que tiene como pendiente terminar la carrera de Arquitectura, Nicolás no dejó de formarse, incluso en el exterior. La arquitectura comercial, que estaba en la cabeza, terminó de tomar forma con esas capacitaciones.
Así, el legado dio un salto exponencial. “Papá nos enseñó, no nos tiró a los tiburones, sino que de a poquito nos íbamos metiendo. Con Luciano nos fusionamos. Yo, como encargado de la parte creativa de la empresa me enfoco en el crecimiento y mi hermano se encarga de la parte comercial y administrativa y busca los mejores proveedores para que nuestros clientes se lleven los mejores productos”.
¿Cómo fue el paso de una pequeña fábrica a esta enorme planta?
“Las ganas de crecer. Del primer local, pasamos a alquilar otro, pero ninguno satisfacía nuestras necesidades de comodidad en la planta, entonces llegamos a la conclusión de que teníamos que tener un local propio. Buscamos y nos ofrecieron este terreno, que en su comienzo fue un lote y después se transformó en cinco lotes. Acá donde estamos sentados, no había nada”, recuerda.
Hoy la planta transformó el barrio. En uno de los accesos a Itaembé Miní, a pocos metros de la ruta 12, se formó una pequeña zona industrial. “Teníamos buen stock de mercadería, vendimos lo que teníamos y ahí empezamos con financiamiento propio, porque pedimos créditos, nos cerraron algunas puertas. El Fondo de Crédito Misiones nos dio un crédito para comprar el techo y eso nos ayudó muchísimo al empezar”.
Y hoy 85 empleos nada menos…
Sí, 85 y 120 indirectos, porque fluctúa de acuerdo a las obras.
Es de destacar la visión de dos empresarios tan jóvenes… La búsqueda de expansión…
Los dos tenemos muchas ganas de trabajar y de innovar. No pensamos mucho en la plata. Acá tenés un esfuerzo, tenés que estar todos los días, pero ganás más satisfacción. Que el cliente quede encantado.
¿Cómo tomas un empleo?
Vienen y nos traen un currículum. Lo tradicional: “Trabajé acá, trabajé allá, tengo esto, hice aquello”. Pero vemos si tiene ganas de crecer y de comerse el mundo, porque la profesión se aprende. Acá viene un técnico y se lo forma. Los chicos le enseñan. Somos un equipo muy unido.
¿Qué planes de expansión tienen ahora? En un escenario económico complejo también…
Estuvo más complicado antes que ahora. Ahora hay un panorama más amplio y con más expectativas. Buenas cosas pueden suceder, así que ya estamos abriendo nuevos mercados y pensando en hacer cosas diferentes. No podemos decir mucho porque nos gusta el efecto sorpresa. Aparte nuestros clientes están un poquito mejor, hay más créditos, más financiación, más planificación de pago.
¿Cómo manejan el dinero en este escenario? ¿Ahorrar? ¿Reinvertir?
El ahorro está acá. El ahorro nuestro es el crecimiento. Invertimos en locales, en máquinas nuevas, en equipos, en estructura. Siempre pensamos en brindar el mejor servicio. Podríamos tercerizar la logística. Pero queremos que cuando llegue un mueble, el que lo instale tenga el logo de nuestra empresa. También para garantizar el producto. Por ejemplo, invertimos en una camioneta que es solamente una caja de herramientas móvil, entonces los chicos que viajan ya tienen todo incorporado”.
El equipo de trabajo es fundamental para el grupo Noziglia. Los 85 puestos de trabajo tienen distintos beneficios, comen en el lugar, con una cocinera particular y tienen salidas programadas para descanso. “Queremos darle la mejor comodidad al operario y que tengan buena calidad de vida”, sentencia Nicolás.
Las proyecciones son varias. En todas está la palabra expansión. El próximo objetivo es exportar la producción e incorporar la importación de productos y materiales. Las franquicias también aparecen en el horizonte. Y otras sorpresas que darán cuenta de la pasión por emprender.