Dingpolitik: la política centrada en las cosas
En el ensayo titulado “From Realpolitik to Dingpolitik – Or How to Make Things Public”, el filósofo francés Bruno Latour critica la política tradicional -entendida como Realpolitik– por centrarse únicamente en el poder, las estrategias y los intereses de los actores humanos. Según él, este enfoque excluye a los no-humanos y a los problemas materiales que estructuran nuestras sociedades, como el cambio climático, las tecnologías o las pandemias.
La Dingpolitik se basa en el concepto de “ding”, que significa “cosa” en alemán. Latour usa esta noción para argumentar que las “cosas” no son simples objetos inertes, sino elementos que reúnen a las personas para deliberar sobre asuntos comunes. Las cosas tienen agencia política porque afectan y son afectadas por las decisiones colectivas.
Esta noción desarrollada por el filósofo francés es especialmente relevante en el contexto de los desafíos actuales. Por ejemplo: cuando abordamos la crisis ambiental, el fenómeno del cambio climático ilustra como el clima, el nivel de los océanos y las emisiones de carbono participan en la configuración del espacio político. En el caso de la tecnología, las plataformas digitales, los algoritmos y las infraestructuras de datos son actores políticos que moldean nuestras democracias y deben ser incluidos en las discusiones políticas. En cuanto a la salud pública, las pandemias demuestran cómo los virus, los sistemas de salud y las infraestructuras económicas son partes inseparables del espacio político.
Las politólogas norteamericanas Roberta Sigel y Marilyn Hoskin sostienen que “la participación es toda acción que busca afectar positivamente la calidad de la vida pública en una sociedad democrática que defiende los derechos humanos. Es la influencia que ejerce una persona o grupo de personas en la comunidad. Se trata de una actividad política y social visible”.
Esta participación requiere que la persona se vea a sí misma como actor social y sienta que puede ser miembro activo de la comunidad. Es decir, lo opuesto a la indiferencia y el aislamiento. Supone una identificación con lo público, expresada en acciones cotidianas, en las que la persona se compromete constructivamente con una causa que afecta y preocupa a la comunidad e interviene junto con otros en la búsqueda de soluciones.
Participar, entonces, es actuar con la idea de generar transformaciones por el bien común y defensa de la sociedad. La búsqueda de nuevas respuestas y de una realidad mejor es lo que motiva a la persona a participar. Sólo la participación en beneficio de la comunidad y de sus intereses garantiza un verdadero compromiso democrático.
En la actualidad, es recurrente escuchar hablar de la importancia de la participación de los jóvenes en la política. Más del 50% de la población mundial tiene menos de 30 años, pero apenas el 2% de los legisladores elegidos en todo el planeta son menores de esa edad. A finales del año 2016, la ONU lanzó una campaña mundial llamada “Not Too Young To Run” (No demasiado joven para ser candidato) a partir de una iniciativa nacida en Nigeria, donde la edad mínima para votar es 18 años, pero para la postulación para un cargo electivo está establecida recién a partir de los 30 años.
Es normal escuchar que alguien muy joven tiene poca preparación y que por su falta de experiencia no sería un candidato idóneo para un cargo público. Pero, por otro lado, muchos dirán también que los jóvenes pueden aportar ideas frescas y mejores prácticas a la política.
A nivel global se observa una marcada tendencia a la desconexión de los jóvenes respecto de la política convencional. Muchos de ellos prefieren el activismo, la defensa de ciertas causas sociales, el voluntariado, pero no militar en un partido político. En la mayoría de los casos, este fenómeno se atribuye al alto nivel de desconfianza en los partidos o a la política en general.
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Números que hablan
La imagen de Milei experimentó un marcado repunte en los últimos meses a raíz de los indicadores que dan cuenta de cierta estabilidad económica.
El índice de confianza que mide mensualmente la Universidad Di Tella evidencia un aumento de casi el 10%, confirmando la tendencia alcista.
En la misma línea, los sondeos de opinión realizados por Poliarquía coinciden que la imagen personal del presidente viene mostrando una recuperación. En tanto que una encuesta de Aresco reveló que la evaluación positiva de la gestión de Milei creció de 49,6% a 52,5%. La medición reveló que la imagen positiva de Milei alcanzó un total de 53,7% y la negativa llegó al 46,3%, lo que representa un diferencial positivo de +7,4%.
Según la encuesta de Aresco, las expectativas por la situación económica han traccionado de manera positiva tras la caída del dólar, la baja de inflación y el descenso del riesgo país a niveles de 2019.
En el ámbito local, mediciones realizadas en la última semana de noviembre por encuestadoras porteñas demuestran que el 60% de la población aprueba el mandato misionero, orientado por la conducción política de la provincia, de ayudar al Presidente con el voto de senadores y diputados nacionales para que pueda contar con las herramientas necesarias desde el Congreso de la Nación para poder desarrollar su plan económico. Ese alto porcentaje de misioneros celebra la postura de la provincia y considera que el apoyo brindado por los legisladores renovadores de Innovación Federal fue determinante para controlar la inflación y estabilizar el dólar, dos graves problemas que castigan a la economía argentina desde hace dos décadas.
A escala municipal, las consultoras midieron la aceptación de la gestión de los intendentes de las principales ciudades de la provincia. El jefe comunal posadeño, Leonardo Stelatto mantiene elevados niveles de aceptación que lo ubican como uno de los intendentes de ciudades capitales más valorados del país. El selecto lote de los titulares de ejecutivos municipales más valorados está integrado por Rodrigo “Pipo” Durán de Eldorado, Pablo Hassan de Oberá, Romina Faccio de Wanda, Fabián Rodríguez de San Vicente, Matías Sebely de Alem y Matías Vilchez de San Javier. Todos con porcentajes de aceptación que oscilan los 60 puntos.
Por su parte, otras tres figuras del oficialismo cuentan con altos niveles de aprobación: Hugo Passalacqua, Lucas Romero Spinelli y Oscar Herrera Ahuad. En el caso puntual del gobernador, de acuerdo a los números publicados por CB Consultora, se encuentra dentro de los 5 mandatarios provinciales más valorados del país con un 57,9 de imagen positiva.
Respecto a los espacios con anclaje nacional, Misiones no es ajena a lo que sucede en el resto del país y al igual que en otros distritos, presentan severas complicaciones. En el caso de Juntos por el Cambio, la preferencia de la gente se ubica en torno al 14%. Inmersos en internas permanentes, el escenario es calamitoso: el radicalismo se partió al medio y se disputa entre los apellidos de siempre que tienen a Arjol como referente, y los nuevos emergentes, donde se destaca la figura del edil posadeño Pablo Argañaraz. El PRO se consolidó como el microemprendimiento político de Humberto Schiavoni y Martín Goerling, luego sufrir la baja de referentes como Joaquín Barreto y Rolando Rubleski que abandonaron el espacio en búsqueda de nuevos rumbos. En el caso de Activar, el partido fundado por el hijo del ex gobernador Ramón Puerta y sus amigos, naufraga por las gélidas aguas del olvido luego de escándalo de pedofilia que tuvo como protagonista al ex diputado puertista Germán Kiczka, que se apresta a enfrentar el juicio oral.
En cuanto al espacio afín al kirchnerismo misionero compuesto por el rejuntado del PayS, los partidos piqueteros y los gremios estatales K, los niveles de apoyo son similares al de Juntos por el Cambio. Este escenario da cuenta de los serios problemas que atraviesan las fuerzas políticas tradicionales tras la irrupción de la figura de Milei y la consolidación de los acuerdos con los espacios provincialistas.
Más allá de la burbuja digital
Transitamos un nuevo tiempo político, un cambio de época. Nadie duda de ello. La visión estratégica de Carlos Rovira y la formidable capacidad para leer escenarios, ha permitido que la Renovación emprenda un camino marcado por la disrupción política. La irrupción en escena del Blend político misionerista ha permitido la incorporación de una masa de jóvenes libertarios que se ven atraídos por un espacio abierto donde tienen oportunidades de desarrollarse y acceder a lugares de toma de decisiones. Algo impensado en otros espacios políticos manejados por los mismos apellidos y dirigentes de siempre. Dicho esto, podemos afirmar con total certeza que el único espacio que se renueva y demuestra capacidad de adaptabilidad a los nuevos tiempos es la Renovación con los Neo y el Blend.
Los jóvenes que hoy representan al Blend se manejan solos; no son rehenes de preconceptos ni son guiados por ideologías que han quedado vetustas. Tienen una visión líquida y más independiente, lo que los lleva a movilizarse por causas ligadas a sus propios intereses.
El contraste es muy fuerte cuando se hace mira a la oposición misionera. La despiadada puja por el poder y la falta de liderazgos consolidados derivan en recurrentes cortocircuitos internos que están a la vista de la gente. La errónea interpretación de la realidad y la inexistencia de una agenda llevó a sus principales referentes a caer en la idea simplista de en estos nuevos tiempos todo se reduce al mundo virtual, las conversaciones digitales y la manipulación mediática. La falta de un norte claro representa el principal escollo para una oposición que recurre a las mismas recetas, con los mismos actores. En este contexto, la riqueza política del oficialismo provincial radica en que no se encasilla en un rótulo como otros espacios que transitaron el inevitable camino hacia el fracaso. La evolución permanente de la Renovación, que se sustrae de los clivajes de izquierda y derecha, ha demostrado tener un efecto magnético en la ciudadanía toda vez que se amplía la base de participación despertando el interés principalmente en los jóvenes y en los sectores independientes.