Docentes que inspiran: Gabriela Büttner transformó el inglés en una herramienta de inclusión y tecnología

Finalista del Premio Docentes que Inspiran 2025, la educadora de Colonia Guatambú integra la enseñanza del idioma con proyectos ambientales, innovación digital y contención social en una escuela agrotécnica de Montecarlo.

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En la Escuela Agrotécnica N.º 8 de Colonia Guatambú, en Montecarlo, Gabriela Büttner comprendió que enseñar inglés con libros urbanos alejaba a los estudiantes del aprendizaje. Ante la falta de materiales adecuados, decidió escribir el primer libro de inglés adaptado al entorno rural, con vocabulario propio de la vida en la chacra y ejemplos vinculados a la producción agrotécnica. Hoy, ese manual ya se utiliza en otras provincias.

Su metodología parte de una premisa simple y transformadora: la educación debe adaptarse a las personas, no al revés. Desde esa visión, fusiona el idioma con la tecnología, la educación emocional y los valores comunitarios, impulsando un modelo pedagógico inclusivo.

Su dedicación le valió la nominación al premio Docentes que Inspiran, del grupo Clarín y la aseguradora Zurich. Puede ganar 14 millones de pesos. La premiación se hará el próximo miércoles, 12 de noviembre a las 17 en el Museo Fortabat, en Puerto Madero, Buenos Aires.

En una escuela que alguna vez funcionó en un ex gallinero, Gabriela decidió actuar: donó ventanas e inodoros de su propia casa para mejorar las condiciones del edificio y convertirlo en un espacio digno. Junto a otras tres instituciones, ganó el premio TOMI 8, que permitió incorporar herramientas digitales interactivas, promoviendo que los alumnos aprendan a usar dispositivos y plataformas en contextos con baja conectividad.

“La clase ahora está bastante buena”, resume una alumna, con entusiasmo renovado.

El camino a la superación

La historia personal de Büttner es también una lección de resiliencia. “La educación me salvó”, asegura. Criada en una familia disfuncional y con carencias, encontró en el estudio el camino hacia la superación y hoy replica esa experiencia acompañando a jóvenes que atraviesan pobreza, violencia o situaciones de riesgo.

Implementa proyectos de educación emocional, prevención del suicidio y violencia de género, compartiendo su testimonio como ejemplo de esperanza. Además, creó un vivero sustentable construido con botellas recicladas, que promueve el trabajo en equipo y el cuidado ambiental, integrando a la comunidad en cada paso.

Los resultados de su trabajo se reflejan en hechos: estudiantes que antes eran considerados “conflictivos” hoy muestran compromiso; jóvenes con dificultades mejoraron su escritura con recursos digitales; egresados continúan estudios técnicos o universitarios; y otros emprendieron proyectos productivos propios.

Gabriela también impulsa una red solidaria: ofrece becas de inglés a alumnos destacados y apoyo económico a futuros docentes, promoviendo una cadena de favores que se multiplica. Incluso logró conectar a sus estudiantes con experiencias internacionales, como ferias en Londres o actividades culturales en Misiones, fortaleciendo su identidad y visión global.

Finalista del Premio Docentes que Inspiran, Gabriela comparte sus prácticas con colegas, demostrando que la innovación puede nacer desde los márgenes. En su aula rural, la educación se convierte en un puente entre tecnología, idioma, sostenibilidad y contención humana.

“La educación es el único camino para transformar realidades”, afirma con convicción.

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