El cóctel de Carlitos
Alcaraz defiende su corona en Nueva York. Es el rey del tenis en Flushing Meadows y este año el Abierto de EEUU colocó el nombre de Carlitos en la copa especial del cóctel símbolo del torneo, el ‘Honey Deuce‘. Más de 2 millones de estas copas se vendieron desde 2007. Una lluvia de vodka y de millones para un negocio que, sólo el año pasado, llevó 8.9 millones de dólares a las cajas del torneo.
Más de 50 toneladas de carne y marisco, 40 toneladas de pollo y 225.000 perritos calientes. El negocio de comida y bebida arrasa en Flushing Meadows. La petición de entradas para la final se dispara. Se pagan entre 600 y 30.000 dólares para ver la final de este domingo en la pista Arthur Ashe. A la espera de coronar al nuevo campeón, el Abierto de Estados Unidos ya se ha llevado la victoria en la mesa de los negocios.
La orquesta de la MET Ópera neoyorquina protagonizará la ceremonia de apertura de la final. Alcaraz, semifinalista ante el ruso Daniil Medvedev está a dos partidos del doblete, con el serbio Novak Djokovic en el horizonte. El campeón embolsará un cheque récord de tres millones de dólares, 400.000 más que el año pasado.
La joyería de lujo Tiffany, desde hace 36 años, se encarga de realizar el trofeo de los ganadores del torneo.
Después de vender 405.000 cócteles en la edición de 2022, el torneo derrumbará este año la barrera de los dos millones de ‘Honey Deuce’ vendidos desde que firmara, en 2007, su sinergia con la marca de vodka ‘Grey Goose‘. Este cóctel, hecho con vodka, licor de frambuesa y limonada y tres bolas de melón helado en un palito, llevó el año pasado 8.9 millones de dólares a las cajas del Abierto estadounidense, según datos oficiales facilitados por el torneo.
Una Copa especial
Ante la enorme demanda, en Flushing Meadows es habitual ver su precio aumentar verticalmente cada año. Sin embargo, en esta edición los organizadores mantuvieron el mismo precio: 22 dólares.
Los aficionados que lo compren se llevarán además una copa especial de vidrio con los nombres de los campeones de la última edición: Alcaraz e Iga Swiatek.
Las jornadas en el Abierto de Estados Unidos pueden ser muy largas. Los primeros partidos arrancan a las doce locales y los últimos terminan habitualmente por la madrugada, pero a los aficionados no les faltan oportunidades para alimentarse y refrescarse.
50 toneladas de carne y marisco
Casi 45 toneladas de carne, 7.5 toneladas de cangrejo, gambas y langostas, 225.000 perritos calientes y hamburguesas, 66.000 bananas: son sólo algunos números que explican el negocio de comida y bebida que acompaña esta edición del Abierto de Estados Unidos.
El torneo de Flushing Meadows recibirá este año a más de 700.000 aficionados para un negocio ultra millonario que va mucho más allá del precio de las entradas.
El chef ejecutivo del torneo, Jim Abbey, trabaja junto a un equipo de 250 cocineros para ofrecer a los espectadores todo tipo de experiencias culinarias, desde los simples perritos calientes y las 40 toneladas de pollo hasta ostras y champagne.
Y para quienes prefieran comida vegetariana, se venderán seis toneladas de ensalada y 17 de tomates.
La orquesta de la Met Opera, en la final
Entre las novedades preparadas por el torneo en esta edición destaca la exhibición, por primera vez absoluta, de la orquesta de la Ópera Metropolitana de Nueva York (MET Opera), que tocará el himno de Estados Unidos antes del comienzo de la final de este domingo.
El barítono de ópera Will Liverman cantará ‘America the Beautiful’ acompañado por el director de música de la MET Opera Yannick Nézet-Séguin al piano y por miembros de la orquesta.
Se trata de un acuerdo histórico para el Abierto de Estados Unidos. Su presidente, Brian Hainline, definió la MET Ópera como una de las “instituciones más grandes y líderes culturales del país”.
3 millones de dólares para los campeones
Carlitos Alcaraz embolsó el año pasado un cheque de 2.6 millones de dólares tras coronarse campeón en la final contra el noruego Casper Ruud, pero este año la bolsa de premios es aún más suculenta. La campeona y el campeón ganarán este año una cantidad récord de tres millones de dólares con el título, parte de una bolsa de premios total de 65 millones.
El torneo incrementó sus premios un 8 % respecto al año pasado, en una edición en la que celebra el 50 aniversario de la igualdad de pago entre el circuito masculino y el femenino.
Fue en 1973 cuando el Abierto de Estados Unidos equilibró los premios para jugadoras y jugadores, con los campeones que recibieron 25.000 dólares cada uno. Han cambiado los tiempos y, en esta edición, todos los jugadores que accedieron al cuadro principal recibieron
un mínimo de 81.500 dólares.
A la espera de coronar a sus nuevos campeones, que recibirán unos trofeos realizados por Tiffany, el Abierto de Estados Unidos ya presume un año más de su título particular, el de rey de los negocios.