El crucero que prometía recorrer el mundo en 3 años dejó a sus pasajeros varados

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El viaje de su vida, como si fuera en una película donde se podía recorrer el mundo en tres años, a bordo de un prometedor crucero a un precio tentador, finalmente se quebró dejando a muchos sin hogar.

Life at Sea Cruises, era la empresa que logró ilusionar a muchos de entusiastas de la aventura, que hoy se enfrentan a la desilusión e incertidumbre tras la cancelación del crucero inaugural. Después de una serie de retrasos y cambios en las fechas de salida, la empresa admitió que no contaba con un barco para llevar a cabo el viaje, dejando a los pasajeros en una situación complicada.

Algunos de los entusiastas que cayeron en esta situación, habían vendido o alquilado sus propiedades en preparación para la travesía, actualmente se encuentran varados en Estambul, sin un lugar al que llamar hogar. La mayoría de ellos habían invertido grandes sumas de dinero en esta experiencia única, y ahora enfrentan una espera de varios meses para recuperar sus fondos. La empresa se ha comprometido a reembolsar los pagos en plazos mensuales, pero la incertidumbre persiste.

La exCEO de Life at Sea, Kendra Holmes, ha anunciado aviones para ofrecer un nuevo crucero de larga duración con otra compañía, HLC Cruises. Sin embargo, la situación sigue siendo incierta, ya que la empresa aún no tiene un barco ni una fecha de lanzamiento concreta. Por otro lado, Villa Vie Residences, una empresa creada por antiguos empleados de Life at Sea, también está ofreciendo alternativas a los pasajeros interesados, aunque tampoco cuentan con un barco ni una fecha de lanzamiento establecida.

La incertidumbre de los pasajeros sobre el reembolso de sus inversiones y la falta de claridad sobre las propuestas alternativas por las empresas involucradas han generado un clima de desconfianza y preocupación entre los afectados.

La historia

El crucero estaba agendado para zarpar de Estambul, Turquía, el 1 de noviembre, pero poco antes de esa fecha, la salida se aplazó al 11 de noviembre y se trasladó a Ámsterdam, Países Bajos, y luego al 30 de noviembre, de nuevo desde Ámsterdam. Pero el 17 de noviembre, menos de dos semanas antes de la tercera fecha de salida, se informó a los pasajeros que el crucero se cancelaba.

Algunos de los pasajeros que reservaron los 111 camarotes vendidos siguen en Estambul, ya que llegaron antes de la fecha de salida original. Otros dicen que no tienen adónde volver, pues vendieron o alquilaron sus casas antes de la vuelta al mundo y ya se deshicieron de sus posesiones.

La empresa declaró que efectuará los reembolsos en plazos mensuales, empezando a mediados de diciembre y completando los pagos a finales de febrero. También se ha ofrecido a pagar el alojamiento hasta el 1 de diciembre y los vuelos de vuelta a casa de todos los que se quedaron varados en Estambul. Pero algunos dicen que no tienen una casa a la cual volver.

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“Hay un montón de gente que no tiene adónde ir, y algunos necesitan el reembolso incluso para planear un lugar a donde ir; ahora mismo no está bien”, dijo un pasajero, que deseaba permanecer en el anonimato hasta que reciban el reembolso prometido.

El crucero que no fue

Life at Sea Cruises tenía previsto comprar el AIDAaura, un barco retirado este verano por AIDA Cruises, filial alemana de Carnival Corp. Iba a ser rebautizado como MV Lara. En un principio, la compañía había previsto que la venta se realizara a finales de septiembre, antes de trabajar en el buque en dique seco en Alemania y renovarlo antes de zarpar hacia Estambul para iniciar el crucero.

Pero tras seis semanas de incertidumbre, durante las cuales Life at Sea comunicó repetidamente a sus clientes que la venta se prolongaba más de lo previsto, el 16 de noviembre otra compañía, Celestyal Cruises, anunció que había comprado dicho crucero.

Posterior a dicho anunció, la exCEO, Kendra Holmes sostuvo a título personal, ya que no hablaba oficialmente en nombre de la empresa, en un vídeo para los pasajeros que el crucero no seguiría adelante.

Dos días después del vídeo, Vedat Ugurlu, propietario de Miray Cruises, empresa a la que pertenece Life at Sea se dirigió a los pasajeros. Declarándose “extremadamente apenado por las molestias”, confirmó que el crucero no saldría como estaba previsto. La razón: no podían pagar el barco.

En su mensaje, Ugurlu afirmaba que “Miray no es una empresa tan grande como para permitirse pagar 40-50 millones por un barco”, pero que había “presentado el proyecto a inversores, y contaba con la aprobación oficial de algunos de ellos para comprar el buque”.

Afirmó que, aunque la empresa había realizado el pago inicial del buque, los inversores “se negaron a seguir apoyándonos debido a los disturbios en Medio Oriente”.

Hamas atacó Israel el 7 de octubre, una semana después de la fecha estimada de cierre de venta del buque. Por lo que no quedó claro a qué clase de disturbios se refería el propietario.

Ugurlu afirmó que la empresa intentó comprar otro buque, pero fracasó, y que estaba trabajando en un tercero. “Si no podemos zarpar el 1 de diciembre, les ofreceremos navegar en otra fecha de salida o les devolveremos todos los pagos en un breve plazo”, escribió. “Lo hemos intentado todo para hacer realidad sus sueños y seguiremos haciéndolo”.

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Además, brindó esperanzas a los pasajeros puesto que, en teoría, podía efectuar el viaje en el MV Gemini, un barco más pequeño que la empresa Miray había planeado originalmente, pero después enfatizó que no lo realizarían por ser muy pequeño. “Hemos decidido no hacerlo porque les hemos prometido un barco más grande y nuevo”, escribió.

El Gemini sufrió una difamación donde el ex director Mikael Petterson, calificó el barco como “no apto para navegar”, afirmación que Miray negó con vehemencia.

La cancelación

Un día después de que Ugurlu se comunicara con los pasajeros, el director de operaciones de Life at Sea, Ethem Bayramoglu, envió un mensaje para confirmar que el crucero se cancelaba. “Por si no había quedado claro, el viaje en crucero de Life at Sea se cancela”, dando instrucciones sobre el proceso de reembolso y sobre cómo los pasajeros pueden recuperar las “cápsulas” llenas de sus pertenencias, que habían enviado antes del crucero.

Pero al mismo tiempo, añadió Bayramoglu, la compañía “tiene la intención de cumplir nuestros compromisos”. “Aunque todos estamos decepcionados y frustrados por no haber podido zarpar esta vez, es importante para nosotros que se sientan satisfechos de su experiencia con nosotros”, dice el mensaje. “Vedat, en particular, aún tiene la esperanza de que Miray algún día pronto tenga una opción que puedan considerar”.

Las historias detrás del pago del crucero

Algunos pasajeros habían vendido sus casas o liquidado negocios para unirse al crucero. “Estoy muy triste, enfadado y perdido”, dijo uno de ellos. “Tenía planeados los próximos tres años de mi vida para vivir una vida extraordinaria, y ahora [no tengo] nada. Me cuesta mucho seguir adelante”.

Otro dijo sentirse “increíblemente triste e increíblemente traicionado”.

“La empresa parece no tener ninguna consideración por lo que han hecho con nuestras vidas”, dijeron.

También lamentaron la pérdida de la comunidad que se había creado en vísperas del crucero: “Tenía muchas ganas de hacer amigos, eso era lo que lo diferenciaba de un crucero normal. Todos teníamos la misma mentalidad y empezábamos con lo mismo en común”.

Un tercero, hablando justo antes de que se confirmara la cancelación del crucero, dijo sentirse “defraudado, engañado y traicionado”.

“No puedo ni empezar a hacerme a la idea de la decepción que supone perder esta oportunidad”, dijeron.
“Creo que nunca entenderán el daño que nos han causado”.

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