El día después: Más allá del Senado, según Diana Maffía
Grueso error suponer que en la votación del Senado concluye el debate acerca de la despenalización del aborto. Por lo tanto, hay que considerar lo que ocurrirá más adelante (“Volveremos a presentar por octava vez si hiciera falta, el proyecto de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito”). Precisamente de esto trata la siguiente columna de la Doctora en Filosofía. Directora del Observatorio de Género del Consejo de la Magistratura de la Ciudad de Buenos Aires, Diana Maffía
Aunque, probablemente, el Senado esté entretenido en jugar el juego que le gusta (competencia entre los bloques, cálculos electorales, allanamientos, fueros que van y vienen), desde hace semanas el 8A es un día vital para el movimiento de mujeres de la Argentina, y también un faro para muchos países que luchan por mejorar las condiciones de vida y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres como condición para mejorar la vida de todos.
Éste día se decidirá si accedemos a una ciudadanía sin tutela. Si cuando deliberamos acerca de continuar o no un embarazo, la decisión que tomemos será respetada y respaldada con los mejores recursos del Estado. O bien se decidirá que no, que sigamos abortando en la clandestinidad. Ninguna vida se habrá salvado entonces. Lejos de ser un valor cuidado, la vida es para los antiderechos la excusa para mantener bajo tutela la sexualidad de las mujeres.
Estaremos por miles en la calle, expresándonos de muchas maneras en una inusual apropiación del espacio público que hace inevitable vernos por fin como colectivo, como demanda política, como marea diversa que coincide en la acción.
Una poderosa coalición de mujeres. Ese aprendizaje lo hemos hecho pacientemente desde el retorno de la democracia, pero tuvo un crecimiento explosivo durante las marchas Ni Una Menos, y nos sorprendió a las propias participantes en la vigilia del 13 de junio. Se gestó en las asambleas, en los partidos políticos, en los colegios, en los trabajos, entre artistas.
Las mujeres podemos manifestarnos colectivamente con una diversidad asombrosa, con una alegría en la lucha y una creatividad en las consignas y el uso performativo de los cuerpos que permanecían invisibles para los espacios de la política. Por eso el canto irónico “y ahora que sí nos ven… abajo el patriarcado, se va a caer, se va a caer”.
El patriarcado, como sistema de opresión de las mujeres por parte del colectivo de los varones, como disposición de sus cuerpos y sus voluntades para sostener los privilegios masculinos, lleva demasiados años como para que se caiga en una manifestación.
Pero lo que ha ocurrido es extraordinario: todas hemos visto este sistema de opresión a los ojos, incluso las adolescentes y jóvenes, incluso las niñas son capaces de señalar sus síntomas, sus apariciones paternalistas que se disfrazan de protección, sus múltiples violencias y micromachismos que nos afectan cotidianamente en todas las esferas de la vida. Lo vimos, lo reconoce mos, somos capaces de denunciarlo.
Desconocemos el resultado de la votación en Senadores. Si la ley fuera votada, probablemente con cambios, volverá a Diputados y allí continuaremos tratando de incidir en su promulgación. Si no lo fuera, abriremos el amplio paraguas de la despenalización por causales que el Código Penal nos ofrece pero las instituciones nos niegan.
Y trabajaremos mucho más fuertemente en la demanda de todos aquellos derechos que ya están garantizados por la ley y que diputados y senadores contrarios al acceso al aborto acaban de descubrir: educación sexual, acceso a la anticoncepción y una vida libre de violencia como prevención para que no haya embarazos forzados. Las leyes respectivas tienen más de una década, su encarnación en ciudadanía está a la espera.
No somos las mismas. Hemos agenciado una capa cidad de acción y una fortaleza de ciudadanía que no tenían precedentes intergeneracionales como los actuales.
Seremos muy exigentes con la respuesta explícita a la pregunta que les formulamos a candidatos y candidatas hace años: “¿cuál es su posición con respecto al aborto legal?”.
Y que, invariablemente, evitaron responder, porque desde el punto de vista de la política tradicional esa respuesta sólo trae costos. Ahora el costo será no responderla. Seremos selectivas con quienes van a representarnos. Las muy jóvenes, sobre todo, porque no están atadas a mandatos de partidos misóginos y envejecidos. Volveremos a presentar por 8va. vez si hiciera falta, el proyecto de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
Constancia no nos falta. La Constitución, el plexo de Derechos Humanos y las evidencias están de nuestro lado. Si así lo entienden – como debieran- los Senadores, debería ser Ley. S i no lo entienden, sepan que algo ha cambiado muy profundamente y lo van a advertir muy pronto. No hay retroceso. La historia ha dado una zancada y las mujeres estamos en el camino.