El líder pos pandemia: más conectado con su propósito y sus valores
Por Bárbara Toth – CEO FESA Group Argentina. Psicóloga Organizacional, Abogada y Coach, especializada en Consultoría de Capital Humano y Talent Management. Cumplimos un año particularmente especial, de transitar la pandemia con sus múltiples efectos y con eterna cuarentena de 2020. Mucho se ha reflexionado en los últimos meses acerca de los impactos de este contexto en la gestión de talento, específicamente en el personal y en la organización en general, con la virtualidad en el centro de la escena y el home office como dinámica de la nueva normalidad. Y también en sus líderes, quienes tuvieron el enorme desafío de dar vuelta de timón para conducir y liderar en un inédito contexto VUCA, de volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad.
Particularmente en Argentina, iniciamos el 2021 no solo con el efecto de los meses de encierro sino con las consecuencias de la situación económica del país y la escasa perspectiva que los dirigentes encuentran para mirar este año con optimismo. Muchos ejecutivos lo hicieron o están en proceso de emigrar en busca de nuevos horizontes; coincidiendo esto con el aumento exponencial de la demanda por parte de las empresas multinacionales de profesionales abiertos al cambio de país.
A la vez, en el caso de las compañías con sede en el exterior, se hace muy difícil explicar el contexto argentino y más aún comprenderlo para la mayoría de los extranjeros. Así, es recurrente que al ejecutivo argentino le suela llegar el momento cuando se cansa de luchar contra los molinos de viento, como Don Quijote. En mis 10 años de vivir en Argentina (*), jamás antes vi que ejecutivos de primera línea colocaran como factor motivacional el equilibro entre vida profesional y vida personal. Aspecto de lo que mucho se ha hablado pero ahora es una tendencia concreta y creciente.
Por un lado, esto es maravilloso para el líder ya que implica el poder reconectar con su familia y sus valores. El lado positivo de los meses de encierro pasados es que facilitaron un reencuentro con sí mismo y también con su familia. Muchos ejecutivos destacan la oportunidad que fue compartir con los hijos todos los días, algo inédito en tiempos regulares.
Al mismo tiempo, existe una preocupación desde recursos humanos sobre cómo apoyar a los líderes en el proceso de reinventarse, cómo descentralizar procesos y sobre todo, cómo cuidar de la salud mental de los empleados. Estoy convencida que los líderes de compañías tenemos la obligación de buscar las maneras para transformar estas adversidades en oportunidades. La pandemia nos proporcionó este momento único de reflexionar acerca de nuestros propósitos y nuestras prioridades. Hasta hoy, el líder no tenía muy claro por qué hacía lo que hacía. El tiempo en el que las personas ciegamente seguían a alguien por mandato, se terminó para siempre. Creo que hay un gran trabajo interno por delante en relación a encontrar este propósito personal dentro de nosotros. Y aprender a mirar cada situación desde de varias perspectivas. No hay recetas mágicas, el ¿cómo resolver en forma sustentable? no lo sé, pero me gustaría compartir los pensamientos de Viktor Frankl: “No importa lo que esperamos de la vida, sino que importa lo que la vida espera de nosotros. En la última instancia, vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a las cuestiones que la vida plantea, cumpliendo la obligación que nos asigna.”