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Exhibición de Precios y Pago en Dólares: ¿Cómo reaccionarán los argentinos?

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La consultora Focus Market se elaboró un informe que analiza el impacto de las nuevas normativas gubernamentales sobre la comercialización de bienes y servicios en dólares.

“Con la apertura de pagos en dólares mediante tarjetas de débito y la progresiva digitalización del sistema financiero, se abre un nuevo escenario donde la competencia monetaria podría generar cambios en los hábitos de compra y en la fijación de precios en el mercado local”, señaló Damián Di Pace, director de la consultora Focus Market.

La economía argentina atraviesa un nuevo capítulo con la habilitación de la exhibición de precios en dólares. La nueva reglamentación oficial permite a los comercios mostrar los valores de bienes y servicios en moneda extranjera, brindando a los consumidores la posibilidad de elegir la referencia que prefieran. Esta medida acompaña la reciente disposición del Banco Central que permite el uso de tarjetas de débito para pagos en dólares a partir del 28 de febrero. De esta manera, quienes realicen compras podrán optar por abonar en pesos o en dólares en los comercios que ofrezcan esta modalidad.

Desde el Ministerio de Economía se destacó que la implementación de la medida es opcional para los establecimientos y que, si bien aplica a todos los rubros, su adopción inicial será más frecuente en sectores donde los precios ya están dolarizados, como el inmobiliario y el automotor.

La normativa exige que los precios sean exhibidos de manera clara y precisa, asegurando que el valor en góndola coincida con el cobrado en caja. Asimismo, los comercios deberán indicar el precio unitario de los productos y detallar en caracteres menores el valor sin impuestos nacionales, en concordancia con el Régimen de Transparencia Fiscal vigente desde enero. A partir del 1° de abril, este esquema será obligatorio para todos los comercios.

En paralelo, el Banco Central dispuso que los pagos en dólares con tarjeta de débito estarán disponibles para los comercios que deseen aceptarlos, y desde abril se incorporará la opción de pagos con QR interoperable vinculado a cuentas en dólares. La medida forma parte de una estrategia más amplia del Gobierno para fomentar el uso de divisas en el consumo interno, particularmente de los fondos provenientes del blanqueo de capitales, que hasta ahora se han destinado mayormente a inversiones financieras y depósitos bancarios.

El impacto en los precios y la percepción del consumidor será clave en esta nueva etapa. Para analizarlo, Focus Market realizó una comparativa de precios de distintos bienes en Argentina y países vecinos, utilizando el tipo de cambio MEP como referencia.

Electrodomésticos

Las diferencias de precios en tecnología son notorias. Comprar una notebook en Argentina cuesta casi USD 1.000, mientras que en Chile se consigue por menos de USD 220, es decir, un 78% menos. En Brasil y Uruguay los precios son intermedios, pero incluso en Paraguay, donde una notebook cuesta USD 502, sigue siendo un 50% más barata que en Argentina.

Lo mismo ocurre con los celulares: en Argentina hay que desembolsar USD 1.270, mientras que en otros países de la región se consiguen por la mitad de ese valor. En el caso de los Smart TV, el precio en Argentina ronda los USD 508, más del doble que en Chile (USD 230) y apenas por debajo de Brasil (USD 527).

Alimentos

En este rubro, las diferencias son menos marcadas pero siguen presentes. Un litro de leche en Argentina cuesta USD 1,80, mientras que en Brasil se consigue por menos de USD 1. Con USD 10, un consumidor argentino puede comprar apenas cinco litros de leche en su país, pero nueve litros en Brasil.

Los fideos tienen un comportamiento similar: en Argentina cuestan USD 1,10, mientras que en Brasil el precio baja a USD 0,67. En bebidas, la brecha es aún más pronunciada: mientras que en Argentina y Uruguay una gaseosa de primera marca supera los USD 2, en Brasil cuesta apenas USD 1,24.

Cuidado personal y limpieza

El precio de productos de higiene y limpieza también presenta contrastes significativos. Un shampoo en Argentina cuesta USD 4,23, un valor similar al de Chile pero un 30% más caro que en Brasil (USD 2,96). Sin embargo, el caso más extremo es el del bronceador, que en Argentina cuesta USD 30,75, mientras que en Chile el mismo producto se consigue por USD 7,90. En Uruguay y Paraguay los valores también son inferiores, lo que significa que con el presupuesto para un solo bronceador en Argentina, en Chile se podrían comprar casi cuatro.

En cuanto al detergente, los precios son más parejos entre países vecinos, aunque Uruguay se destaca como el más caro, con un valor de USD 3,01, el doble que en Brasil y Paraguay.

Impacto en la percepción del consumidor

La posibilidad de visualizar los precios en dólares podría generar un cambio en la percepción de los consumidores. Si bien la medida apunta a una mayor transparencia, también puede exponer con mayor claridad la brecha de precios con otros países de la región. Al observar que una notebook en Chile cuesta un 78% menos o que un bronceador en Argentina es casi cuatro veces más caro que en otros países, es posible que los consumidores se cuestionen los costos internos.

“También podría darse una estrategia comercial donde la exhibición de precios en dólares incluya un descuento implícito, ofreciendo valores a un tipo de cambio oficial o inferior para incentivar el pago con tarjeta de débito en dólares”, agregó Di Pace.

El efecto psicológico en el consumo

Ver un producto a USD 1.270 en lugar de $1.200.000 podría llevar a los consumidores a reconsiderar sus compras. En bienes de menor valor, la diferencia podría percibirse como menos significativa, lo que obligaría a los comercios a ajustar márgenes o buscar estrategias para atraer clientes.

La gran incógnita es cómo reaccionará el mercado ante una mayor transparencia y cómo impactará en la competitividad de los comercios argentinos. ¿Se volcarán los argentinos a pagar en dólares por todo tipo de bienes?

El antecedente de la Ley de Gresham

La dinámica de la competencia entre monedas tiene antecedentes históricos. En el siglo XVI, el comerciante y financiero inglés Thomas Gresham observó que las monedas más deterioradas desplazaban a las mejor conservadas en la circulación diaria. Este principio se extendió a la convivencia de diferentes monedas: la que tenía menor valor comercial prevalecía en las transacciones, mientras que la más fuerte se atesoraba.

En la historia argentina, el peso ha perdido sistemáticamente valor frente al dólar, consolidando la divisa estadounidense como reserva de valor. Sin embargo, en 2024 el peso se apreció y existe la expectativa de que en 2025 ocurra lo mismo.

El economista canadiense y premio Nobel Robert Mundell afirmó que “la moneda mala expulsa a la buena si ambas se intercambian por el mismo precio”. En Argentina, la moneda ha sido lanzada al aire y la incógnita es cómo caerá en la economía real: ¿se consolidará un esquema de competencia monetaria o persistirá la tendencia histórica de dolarización del ahorro?

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