Gerardo Werthein renunció como canciller en medio de las tensiones por cambios en el Gabinete

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La dimisión del canciller Gerardo Werthein, presentada este miércoles al presidente Javier Milei, agregó un nuevo elemento de incertidumbre al escenario político en vísperas de las elecciones legislativas del domingo, consideradas en el oficialismo como un plebiscito sobre la gestión libertaria.

El movimiento sorprendió incluso dentro del Gobierno, que esperaba realizar eventuales cambios en el gabinete después de los comicios. “Los ajustes llegarán tras el domingo”, había anticipado el propio Milei horas antes. Sin embargo, Werthein se adelantó y dejó su cargo en medio de una creciente tensión interna y de señales de desgaste en la política exterior. Antes de presentar su renuncia, que se va a concretar desde la semana que viene, Werthein firmó 80 designaciones en embajadas y consulados argentinos por el mundo.

La renuncia se produjo tras semanas de fricciones con el núcleo más influyente de la Casa Rosada. El excanciller había quedado debilitado luego de la frustrada reunión bilateral entre Milei y Donald Trump en la Casa Blanca, cuando el líder estadounidense condicionó cualquier apoyo financiero a un triunfo libertario el 26 de octubre. Werthein esperaba un respaldo público del Presidente, pero ese gesto nunca llegó.

A ese episodio se sumó el malestar por la confirmación de que el asesor Santiago Caputo ganará protagonismo en el equipo tras las elecciones. Según fuentes diplomáticas, Werthein interpretó esa decisión como una señal inequívoca de desplazamiento político.

Gerardo Werthein había asumido en noviembre de 2024, en reemplazo de Diana Mondino, con el mandato de reforzar el alineamiento estratégico de la Argentina con Estados Unidos e Israel. Veterinario de profesión y empresario con intereses en los sectores agroindustrial, energético, inmobiliario y de telecomunicaciones, el exembajador en Washington tejió una relación cercana con Milei y con Karina Milei, aunque nunca logró empatía con el círculo de Caputo.

Durante su gestión, la Cancillería se convirtió en una de las áreas más sensibles del Gobierno: la diplomacia presidencial quedó muchas veces subordinada a decisiones personales del jefe de Estado y a la agenda de sus asesores más próximos. En ese marco, Werthein intentó preservar el perfil institucional del Palacio San Martín, con resultados dispares.

Su salida, a menos de un año de haber asumido, deja a la política exterior en una nueva etapa de incertidumbre. Hasta el cierre de esta edición no se conocía su reemplazante, pero todo indica que Milei recurrirá a una figura de confianza del entorno de Caputo para reorganizar el frente diplomático luego de las elecciones.

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