Imprudentes e impresentables
Macri y Aguad, como partes del peor equipo de los últimos 200 años, no solo demostraron accionares impresentables, que a diario se “superan”, perpetrando una cadena hasta ahora interminable de actitudes y hechos burdos, o imprudentes, o directamente carentes de toda coherencia, si se analizan desde la lógica óptica de la soberanía y la dignidad nacional.
También incurrieron en groseras incoherencias y actitudes indefendibles, que en un país normal ya les hubieran costado la defenestración vergonzosa, lo cual solo el blindaje mediático y las fuertes coberturas de los poderes financieros transnacionales logran evitar, pues a esos poderes les es funcional la disolución nacional, que el actual gobierno nacional está empeñado en perpetrar, burlándose abiertamente del patriotismo y de los elementales derechos de nuestra gente, a la cual llevan a los empujones a un régimen neofeudal decimonónico, como estuvo vigente en la Argentina oligárquica mitrista.
Como “experto en desapariciones”, Aguad demostró un fracaso rotundo en la búsqueda del ARA San Juan, o tal vez deberíamos suponer que atento a la genuflexia pro británica, se hace el distraído para que no se encuentre el sumergible y de esa forma no se pruebe el cohetazo británico, tal como expertos de reconocida seriedad –como el Dr. Miguel Ángel Barrios, el Lic. Carlos Pereyra Mele y otros- afirmaron como la hipótesis más probable, casi excluyente, totalmente compatible con las dos explosiones que se registraron y que el Ejecutivo Nacional, Aguad y La Armada tardaron mucho en “registrar” y más aun en mencionarlo públicamente. Cipayismo explícito, complicidad acomodaticia o cobardía manifiesta, son las explicaciones posibles ante tanto ocultamiento y tantas mentiras en el tema, por parte del ejecutivo, del ministro y del Arma Naval.
Pero se puede afirmar la experticia de Aguad en desapariciones, pues bajo su gestión como interventor federal, “desaparecieron” 60 millones de dólares en Corrientes, durante el noventismo neoliberal; no pudiendo nunca probar su inocencia en tribunales, pues su causa simplemente prescribió por transcurso del tiempo y la indolencia (¿culposa?) de determinados funcionarios judiciales.
El mismo Aguad (apodado “el milico”, tal vez por sus amistades y fuertes lazos con represores del “proceso”, y por ordenar a su vez operativos represivos contra manifestantes en Córdoba, en el anterior gobierno neoliberal de los tristes años ’90), según trascendió, es un activo gestor de la indefensión argentina, al afirmar vergonzosamente, que según su obtuso o cipayo criterio, Argentina no necesita una Fuerza Aérea dotada de aviones supersónicos, ni reponer ni menos aun volver a producir armamentos, municiones y otros insumos básicos para la Defensa Nacional; como también muy suelto de cuerpo instala la idea de disolver regimientos y seguramente vender los terrenos (los que serían objeto de negociados inmobiliarios, muy acorde al accionar de “proscianos” y sus socios políticos), siendo además un activo gestor del decretazo que pretende rebajar a las FFAA al simple rol policíaco, para “liberar” fuerzas de Gendarmería y Prefectura dejándolas disponibles para reprimir las previsibles manifestaciones populares masivas en contra del desguace nacional que están perpetrando.
Pero además de su deplorable currículo en la función pública (que incluyó su gestión al frente del creado Ministerio de Comunicaciones, con su yerno puesto a desguazar el ente satelital ARSAT), entre muchas otras acciones en línea con el destructivo neoliberalismo hoy imperante; comete la torpeza de opinar casi como “vocero oficioso” de las Potencias Atlantistas, inmiscuyéndose como “abogado defensor” de supuestas verdades asumidas funcionales a los anglosajones, como al avalar la tesis –tenida de los pelos-, según la cual Rusia habría influido en las últimas elecciones presidenciales de EEUU.
Que una dupla de fuertes tintes grotescos e impresentables, como la que conforman Macri – Aguad, quiera ponerse a opinar como vulgares tinterillos operadores de los mega poderes financieros transnacionales, inmiscuyéndose como autoasumidos críticos de la alta geopolítica mundial, es simplemente vergonzoso y deplorable. Como expresa certeramente una antigua máxima estratégica, “Roma no paga a traidores”. Y es de recordar como los nefastos comandantes proceseros, altivos y feroces para con su propio pueblo, y felpudos frente a los anglosajones y los mega poderes globalizantes, fueron desechados como simple material descartable, después de haber sido usados por los poderes antinacionales y las oligarquías vernáculas siempre apátridas.
Pero estos personajes hoy gobernantes, expertos en engaños de corto plazo, evidencian ser muy pobres en cultura general, e ignorantes de la historia; siendo también en eso muy similares a los referentes de “la familia militar liberal” que de tan necios se consideraron “aliados” de EEUU, ignorando que solo eran serviles descartables; y tan poco ilustrados como para desconocer los fuertes lazos culturales, estratégicos y geopolíticos entre Gran Bretaña y EEUU, como lo evidenciaron en la desastrosamente conducida Guerra del Atlántico Sur.
Esos mismos proceseros hoy retirados, que en más de tres décadas demostraron no aprender nada, continúan “dando letra” por sinuosos pero evidentes “canales de comunicación informal”, a sus subordinados retirados y a “la tropa” en general, haciendo seguir vigente a la perversa doctrina de la seguridad nacional, postergando indefinidamente la correcta aplicación de la Doctrina de la Defensa Nacional. Esos ideólogos de la dependencia, como completos colonizados mentales, o en algunos casos tal vez ya operando como vulgares mercenarios cooptados subrepticiamente, (tal vez por el equivalente militar de la National Endowment for Democracy, una versión de “buenos modales” de la CIA) operan formal o informalmente como parte del aparato político – comunicacional del régimen neoliberal con ribetes dictatoriales cercano a terminar de tomar por asalto la suma del poder público…pero bajo formato pseudo democrático.
Carecen de entidad para ponerse en críticos de un referente máximo de la Geopolítica Mundial, como es sin duda Putin; y no les dan las capacidades ni para ser soportes con siquiera algo de dignidad, al servicio de Trump.
Evidentemente, Aguad carece de toda autoridad moral y del debido soporte intelectual, para pretender inmiscuirse en las disputas por el Poder Mundial, en esta nueva versión de la Guerra Fría, la que tiene claros focos muy calientes (como Siria) y otros de guerras de baja intensidad (como Venezuela); disputas en las cuales el macrismo opera como marioneta dócil de los dictados del poder financiero transnacional.
Macri, por su parte, se muestra agresivo contra Venezuela, con una postura injerencista e incluso invasiva, faltando el respeto al país hermano y tirando por tierra una larga trayectoria argentina contraria a todo tipo de intervenciones extranjeras, particularmente en los países de nuestra región.
En 1902, Argentina fue garante y apoyo de Venezuela, amenazada de ser agredida militarmente por tres potencias europeas, en represalia a deudas financieras impagas. Eso creó la Doctrina Drago (llamada así en homenaje al Canciller argentino que actuó en esa crisis), opuesta a la Doctrina Monroe, base jurídica del intervencionismo norteamericano reiteradamente perpetrado contra diversos países de Íbero América. La Doctrina Drago es aplicable desde entonces contra las agresiones colonialistas con pretextos económicos, contra cualquier país del mundo. Todo eso lo está pisoteando Macri, con sus deplorables intervenciones en actitudes diplomáticas serviles respecto a EEUU y Gran Bretaña especialmente, así como respecto a todas las Potencias Atlantistas.
En los foros mundiales, como el G 20; en las Naciones Unidas; y en el Mini Davos realizado en Buenos Aires, el discurso “aperturista y libremercadista” de Macri opera como marioneta de los poderes especulativos – financieros que están saqueando a Argentina y destrozando nuestra economía; estando además en burdo contraste con la realidad fuertemente proteccionista y los acelerados cambios de paradigmas que se están verificando en el tablero del Poder Mundial.
Claro que esos “errores intencionales” del deplorable accionar diplomático macrista son totalmente funcionales al rol de colonia económica dócil, al cual a los empujones lleva a Argentina, incluso con el visible objetivo de máxima que es perpetrar la disolución nacional, acorde al remozado Plan Morgenthau, que todas las evidencias indican se está aplicando como fuertes pero sutiles medidas, instrumentadas masivamente bajo la metodología de la Doctrina del Shock (descripta por Naomí Klein en su libro homónimo), lo cual si no lo impedimos, nos lleva directo al colapso total.
También les es favorable el accionar de “la virreina” Lagarde, personera mayor del FMI, para justificar el brutal achicamiento y cercenamiento de la economía y del tejido social argentino.
Recientes revelaciones del escaso periodismo no cooptado por el macrismo, desnudaron vínculos de funcionarios de ese sector político con el narcotráfico; así como robos de identidades y otras maniobras deleznables, para blanquear aportes de dineros negros, a las campañas de “los globos amarillos” (*); vinculados a los cuales estarían dos sugestivos incendios en el Banco Nación de Bahía Blanca y en la ANSES de Salta. Y el presidente elude agresivamente contestar preguntas del
tema. Solo admite entrevistas pautadas y sin repreguntas. Todo parece indicar que carece de respuestas defendibles y coherentes.
Burdo, grotesco e impresentable, por donde se lo mire.
Y todo eso forma parte de las acciones enmarcadas en la actual Geopolítica Mundial, en la cual los poderes financieros transnacionales y los Estados asociados a ellos, buscan la disolución de los Estados Nacionales, y la transformación en nuevos “siervos de la gleba” a escala planetaria, de los ciudadanos de esos Estados fallidos o en curso de disolución.