La comunidad del instituto Montoya vivió una jornada de reflexión sobre ecología y el rol del educador

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La comunidad docente del Instituto Superior “Antonio Ruiz de Montoya” (ISARM) realizó una jornada de reflexión institucional en la sede Campus de Posadas, para profundizar en los conceptos vertidos por el Papa Francisco en su Encíclica “Laudato Si”, sobre el cuidado de la naturaleza y el compromiso con “nuestra casa común”. 

Con la organización a cargo del Centro de Pastoral Institucional de esa Casa de Estudios, esta fue la cuarta jornada de convivencia espiritual denominada “Sumate Montoya” y el lema convocante en esta oportunidad fue “En diálogo con la Casa Común”, entendiendo como casa común al planeta Tierra en su totalidad, tal cual lo menciona la máxima autoridad de la Iglesia Católica, en el documento dedicado a la Ecología y su importancia para la supervivencia del planeta. 

Durante la jornada compartida entre autoridades, docentes y personal administrativo del Montoya, el presbítero y profesor Sebastián Báez fue el encargado de abordar el contenido del documento papal. “Nuestra casa (la tierra) no es muy grande y es una casa común a todos los habitantes del planeta y si tenemos dudas de ellos recordemos lo que pasó con los incendios en el Amazonas, cómo nos afectaron a todos (…) En la Carta Encíclica el Papa Francisco nos invita a que trabajemos seriamente en una educación ecológica, pero no cualquier formación, sino una que esté sostenida en la fe, recordando que Dios nos creó para ser administradores de la creación y no para la explotación de los bienes (…)”, explicó quien se desempeña como asesor espiritual en la sede Campus del Instituto. 

También el sacerdote Sebastián profundizó sobre algunos aspectos de la Encíclica: “nuestro planeta está llorando, está pidiendo socorro y si nosotros somos personas que decimos amar, ser capaces del amor, no podemos seguir destruyendo la tierra, porque el que ama no puede destruir. En este sentido los cristianos tenemos que volver a repreguntarnos si cumplimos el mandamiento del amor, porque si ‘amo a Dios sobre todas las cosas y a mi hermano como a mí mismo’ no puedo seguir en este camino del ‘no me importan nada’ y destruyo todo. Si no amo a mi hermano, si lo odio, si no soy capaz de cuidar y defender su vida, entonces tampoco podré cuidar a la naturaleza”, señaló en parte de su reflexión. Asimismo, recordó que el Papa Francisco asegura que todos los problemas que tenemos hoy y lo que está sufriendo la naturaleza tiene que ver con ‘la cultura del descarte en la que vivimos”.  

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Luego de varias horas de compartir palabras, reflexiones y principalmente de confirmar el compromiso con la educación y la defensa de la naturaleza, los asistentes recibieron a modo de presente, unos plantines de caña fístula y timbó, ejemplares que fueron donados por la Biofábrica Misiones, en nombre de su presidente José Cabral. 

La idea es que cada participante pueda “recapacitar sobre el cuidado que cada uno de nosotros tiene en relación a nuestra casa común. En ese sentido fue muy importante poder obsequiar a los participantes árboles nativos para ser plantados en sus hogares y comprometerse fehacientemente con el cuidado de la naturaleza y lo pudimos hacer gracias a la colaboración de todo el equipo de trabajo de la Biofábrica”, manifestó en la oportunidad la licenciada Griselda Olivera, directora de Extensión Cultural del ISARM.  

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