La resistencia de las PyMEs en Misiones: menos empresas, más empleo
Cada ciclo económico que atravesó y atraviesa la Argentina tiene su consecuente correlato en el empleo. En períodos de recuperación y expansión, como los que vimos post-pandemia, el empleo recorre un sendero de crecimiento mientras que, por el contrario, en épocas de enfriamiento y posterior recesión, ese indicador transita necesariamente un trayecto de contracción.
A la par, la dinámica empresarial experimenta un proceso similar: es frecuente observar como el número de empresas crece con expansión y como se reduce con recesión. La cuestión, en este marco, es intentar entender cómo afectan estos procesos a las empresas según sus tamaños.
Tener una empresa en Argentina es una tarea desafiante: inestabilidad económica, frecuencia inflacionaria y altos costos laborales, entre otras cosas, generan que históricamente en procesos de crisis sean las empresas más chicas las que tengan menos contención y por ende, las que registren los mayores volúmenes de cierre. Distinto es el caso de las empresas medianas y grandes, que por escala tienen algunos escudos más de contención.
Para ver este proceso en Misiones, usaremos en primer lugar los registros de la SRT. Allí podemos identificar la variable no de empresas sino de Empleadores, que a los fines de hacer el análisis deseado es un indicador válido para observar la dinámica, y usaremos ambos términos con igual significado. Tomemos el período 2021 a 2024 y veamos cómo impactaron los dos procesos (crecimiento postpandemia y recesión 2023-2024). Para los casos de 2021, 2022 y 2023, se tomarán los datos a diciembre; y para 2024, a agosto, que es el último disponible.
En 2021 el 90% de los empleadores misioneros eran empresas con hasta 25 personas, con la particularidad que la mayor porción está en empresas de hasta 5 personas (68% del total). A su vez, el 8% de los empleadores tenían entre 26 y 100 personas y el 2% contaba con más de 100 personas. En ese año, las empresas con hasta 25 personas concentraban el 27% del empleo misionero; las que tenían entre 26 y 100 representaban el 25% y las empresas con más de 100 personas, el 48%.
Por ende, se puede observar que en volumen de empresas, las pequeñas concentran la enorme mayoría en la economía misionera, pero el empleo está más concentrado en las grandes, naturalmente por su escala. En ese año, en promedio, las empresas más chicas tenían 4,4 empleos por empresa; las medianas 48,9 y las grandes 276,4.
¿Qué pasó en 2022? En primer lugar, la cantidad de empleadores creció en 6,5%; por tamaño, las pequeñas lo hicieron en 6,1%, las medianas 9,4% y las grandes 9,4%. Aún con variaciones diferentes, su participación en el total provincial se mantuvo constante respecto al año anterior: el 90% son empresas chicas, el 8% medianas y el 2% grandes. En términos de concentración del empleo, se mantuvo relativamente estable: las empresas chicas concentraron el 26% del empleo, las medianas el 26% y las grandes el 48%. ¿Cuál fue el cambio? Las chicas perdieron un punto de participación y las medianas ganaron un punto.
En 2023, se empieza a ver un cambio. Los empleadores crecieron 2%: en este marco, los chicos lo hicieron en 2,1%, los grandes en 2,9% pero los medianos cayeron 0,1%. Esto provocó un ligero cambio en la distribución de mercado: las empresas chicas mantuvieron el 90% de participación; las medianas cayeron de 8% a 7% y las grandes crecieron del 2% al 3%. Lo mismo ocurrió con la participación en el empleo: las chicas mantuvieron el 26%, las medianas pasaron del 26% al 25% y las grandes crecieron del 48% al 49%.
¿Qué pasa en el parcial del 2024? El total de empleadores cae 2,1% arrastrado por los chicos, cuya baja es del 2,9%, al contrario de los medianos y grandes que crecieron en 6,6% y 1,6%. Esto provocó que las empresas chicas descendieran en un punto su participación sobre el mercado: del 90% al 89%; las medianas ampliaron de 7% a 8% y las grandes se mantuvieron en 3%. Sin embargo, se da una situación curiosa con el empleo: las chicas pasaron del 26% al 27% (es decir, incrementaron su posición en un punto), las medianas pasaron de 25% a 26% pero las grandes bajaron del 49% al 47%.
Entonces, lo que vemos, es que en este 2024 hay menos empresas chicas pero hay más empleo en las mismas; a su vez, hay más empresas grandes pero hay menos empleos. Con esto podemos llegar a una primera reflexión muy global: las empresas chicas tratan de cuidar mucho más los puestos de trabajo (aún a riesgos de cierre) y en las grandes, las crisis se transitan con ajustes que incluyen reducción de la planta.
Hagamos un punteo breve en la industria y el comercio, los dos sectores, por escala, más importantes de la economía misionera. En la Industria manufacturera, en 2021 el 85% de las empresas eran chicas y concentraban el 25% del empleo; el 11% eran empresas medianas con el 24% del empleo; y las grandes eran el 4% con el 51% del empleo. Hacia 2024, las chicas se redujeron levemente al 84% de las empresas con el 23%; las medianas pasaron al 12% de las empresas con el 26% del empleo; y las grandes se mantuvieron en el 4% con el 51%. Aquí se observa que los principales afectados fueron las más pequeñas, algo que puede deducirse como lógico dado los altos costos fijos de un proyecto industrial que se ve altamente afectado en épocas de crisis.
Por el lado del comercio, la participación de pequeñas empresas es aún más significativa. En 2021, el 94% eran chicas que concentraban el 48% del empleo; las medianas el 5% de empresas y 29% del empleo; y las grandes el 1% de empresas y 23% del empleo. Hacia 2024, las empresas chicas sostuvieron su participación del 94% de empleadores totales pero su participación en el empleo se redujo al 47% (un punto menos); las medianas sostuvieron su posición (5% empresas y 29% empleo) y las grandes sostuvieron el 1% de empresas pero ampliaron un punto su participación en el empleo (de 23% a 24%). En este punto, vemos como el problema de costos, inflación e incertidumbre afecta a los más pequeños en mayor medida.
Analistas del mercado laboral afirman que, con cierta estabilidad de la macro, reducción del proceso inflacionario y mejora en las condiciones del sistema financiero, es el momento de comenzar a recuperar el empleo, aunque esto naturalmente es muy distinto según los sectores. El comercio, por ejemplo, depende de una reactivación del consumo que aún no se ve en fuerte magnitud, aunque hay datos alentadores para Misiones como los que detallamos la semana pasada.