Consumo en Argentina: cómo impactaron las medidas de ajuste de Javier Milei

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El primer año de gestión del presidente Javier Milei dejó profundas huellas en el consumo argentino. Con medidas orientadas a alcanzar el equilibrio fiscal, como el recorte de subsidios y la eliminación de controles de precios, el poder de compra de los hogares sufrió un fuerte impacto. En el primer trimestre, las ventas en supermercados y comercios minoristas registraron una contracción del 30%, aunque hacia fin de año comenzaron a vislumbrarse señales de recuperación.

El camino estuvo marcado por la implementación de políticas de ajuste, entre ellas, la reducción de subsidios al transporte y la energía, el fin de las transferencias discrecionales a las provincias, la flexibilización de importaciones y el cese de programas de control de precios. Este combo provocó un reacomodamiento en la oferta de productos y en los precios, con una inflación que alcanzó picos de dos dígitos en los primeros meses del año: 20,6% en enero, 13,2% en febrero y 11% en marzo.

A partir de abril, la inflación mostró una desaceleración progresiva, cerrando octubre con un índice de 2,7% mensual, según datos del INDEC. Sin embargo, las consecuencias en el consumo masivo fueron evidentes: una caída inicial del 30% que, hacia el cierre del año, se estabilizó en un descenso del 15%.

Impacto por sectores

Dentro del Índice de Precios al Consumidor (IPC), los alimentos, bebidas y el transporte tuvieron incrementos moderados del 1,2% en octubre, por debajo del promedio general. En contraste, los rubros de vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles encabezaron las subas con un 5,4% mensual.

El ajuste en los bolsillos de los argentinos se tradujo en cambios significativos en los hábitos de consumo: recorte de presupuestos para alimentos, prendas de vestir y recreación, frente a un mayor gasto en tarifas y servicios públicos.

En los primeros tres meses del año, el índice de pobreza alcanzó al 55% de la población, reflejando la magnitud de la crisis. No obstante, hacia el último trimestre se registraron datos más alentadores. Las ventas minoristas de las pymes crecieron un 2,9% interanual en octubre, la primera suba en el año, aunque el acumulado anual sigue mostrando una caída del 13,2%.

Perspectivas para 2025

El próximo año promete una recuperación parcial del consumo, aunque con limitaciones. Los bienes inelásticos, como servicios públicos, seguirán absorbiendo gran parte de los ingresos reales. “Los consumidores han ajustado sus hábitos: hoy compran en pequeñas cantidades, buscan promociones y están más abiertos a marcas propias o productos con buena relación precio-calidad”, señaló Juana Merlo, titular de la consultora ShopApp.

Javier González, líder comercial de NielsenIQ, proyectó una desaceleración en la caída del consumo, con un cierre en torno al -17% para este año. “Esperamos una recuperación del 3% en 2025, aunque estará más ligada a la baja base de comparación de 2024 que a un verdadero crecimiento”, explicó. Los primeros datos positivos podrían aparecer recién en marzo o abril, con un incremento gradual en categorías como alimentos, bebidas, higiene personal y limpieza.

Aunque el panorama sigue siendo restrictivo, las señales de estabilización inflacionaria abren una puerta de esperanza para un repunte lento pero sostenido en el consumo masivo.

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