La “U”, la “V”, la “L” o dónde carajo estamos

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No es novedad que estamos atravesando un duro período de contracción económica, originado fundamentalmente en la reducción del gasto público para obtener superávit fiscal de manera permanente como forma de solucionar los problemas que viene enfrentando la Argentina durante décadas. Creo que es algo que ya a esta altura se comprendió que se debía atravesar, y si algo hay de positivo es que de tener tasas de inflación del 20% mensual y creciendo estamos en tasas del 4% mensual y bajando. 

El problema es saber cuándo empieza la recuperación, para bajar los niveles de pobreza de los máximos históricos en los  que estamos. 

Está mal tener inflación:

Tener inflación está mal y punto; no hay forma de despejar un futuro de crecimiento cuando los precios suben descontroladamente, todo se distorsiona y los problemas tienden a agravarse; no hay conocimiento serio ortodoxo o heterodoxo que no identifique a la inflación como el principal problema que enfrenta una economía. Por ende, combatirla siempre está bien, a pesar de que los efectos colaterales sean en el corto plazo una recesión. 

Ahora…. ¿Con bajar la inflación se solucionan todos los problemas? … No, necesitamos reactivar la economía y esto puede ralentizar la baja de la inflación… Pero de eso se trata gobernar… Manejar dilemas donde hay dos objetivos deseados pero contrapuestos entre sí. Ya hablé algo de esto acá…  https://economis.com.ar/el-trilema-y-no-falso-de-milei/

Lecciones del 2002

Si bien la crisis de la salida de la Convertibilidad fue distinta a la crisis actual, ya que lo que lo alto era el desempleo y no la inflación, no deja de ser una crisis de la que pudimos salir. ¿Pero cuánto tiempo nos llevó salir de aquella crisis? Algo de la respuesta la podemos ver en el siguiente gráfico:

Fuente: elaboración propia en base al Ministerio de Economía

En el gráfico vemos el producto bruto trimestral desde abril del 2000 que sería donde se empezó a agudizar la crisis de la Convertibilidad, siendo su punto más profundo el primer trimestre del 2002. Terminó volviendo a su nivel inicial recién en el cuarto trimestre del 2004, o sea, dos años y medio después. El que quiera ver una “V” o una “U”, lo dejo a su criterio.

Lo importante de este proceso es como sucedió, ya que la recuperación no es un hecho natural como cuando se termina el ciclo de una gripe, algo pasa para que la producción de bienes y servicios de una economía que está mal, vuelva a subir hasta el punto en que empezó a caer (segundo trimestre del 2000 en el caso citado) o incluso siga creciendo como sucedió por un tiempo después:

Resumidamente lo que pasó fue lo siguiente:

La salida de la Convertibilidad vino con una gran devaluación, esto hizo que el costo argentino en dólares se redujera, se recuperara competitividad vía tipo de cambio, el viento de cola fue favorable ya que el precio de la soja de 200 dólares promedio llegaba a picos de 600 dólares. Las exportaciones crecieron, por ello aumentaron los ingresos del Estado vía retenciones, estos ingresos extraordinarios permitieron el incremento del gasto público vía subsidios y prestaciones lo cual directamente hizo incrementar el consumo privado, como la prosperidad parecía tener consistencia en el tiempo se empezó a mover la Inversión. Si, no fue magia, fueron las exportaciones el motor de la recuperación.

¿Y ahora qué podemos esperar?

Como resalté en el párrafo anterior, una recuperación de corto plazo viene por el lado de la demanda, o sea por el Gasto público, el Consumo Privado, las exportaciones o la Inversión.

Por el lado del Gasto Público no va a poder ser, es lo que había que ajustar para frenar la inflación.

Por el lado del Consumo Privado tampoco, el ajuste del Gasto, aunque necesario, genera inevitablemente una contracción en el consumo en el corto plazo.

Por el lado de la Inversión tampoco, es la que más tarda y va a llevar tiempo que el capital vuelva a confiar en la Argentina después de los cepos, pesificaciones y demás confiscaciones que se hicieron.

Debería ser por el lado de las exportaciones, pero hace rato que venimos advirtiendo acá https://economis.com.ar/no-de-nuevo-decia-el-dolar-los-precios-y-la-inflacion/ , que a diferencia del 2002 el dólar está atrasado, y esto atenta contra la competitividad que requiere el país para exportar no solo las tradicionales sino también las no tradicionales. 

Conclusión 

Un tipo de cambio más alto atenta contra la baja de la inflación, pero no tenerlo atenta contra las exportaciones, y la U o la V se van a seguir aplanando si no se incentiva las mismas como motor de arranque. El desafío es administrar una baja de la inflación con un incremento del tipo de cambio, aunque se tarde un poco más en terminar el proceso. De hecho, un incremento en las exportaciones ayuda a fortalecer las reservas de manera genuina y la recaudación para mantener el equilibrio fiscal.  Vuelvo a repetir: que haya inflación está mal, es imprescindible bajarla para despejar un futuro, pero también es imprescindible que haya una reactivación para que la gente se sienta mejor y siga apoyando el proceso, administrar el dilema es el desafío.

“Los programas pueden ser ortodoxos o heterodoxos y pueden implicar gradualismo o tratamiento de shock. (…) Un programa ortodoxo-gradualista podría ser el caso de Chile. Es más difícil recordar un ejemplo ortodoxo shock, quizás debido a la falta de sobrevivientes para relatar el episodio.” (Dornbusch & Simonsen, 1987).

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