La venta de maquinaria agrícola muestra señales de enfriamiento

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El último informe del INDEC sobre la industria de maquinaria agrícola, correspondiente al tercer trimestre de 2025, confirma un escenario de contrastes para el campo argentino. La facturación total del sector alcanzó los $691.805 millones, un aumento del 6,1 por ciento respecto del mismo período del año pasado. Sin embargo, detrás de esta mejora nominal aparece un dato clave: se venden menos máquinas, y en algunos rubros la caída es profunda.

El documento muestra que los tractores, el segmento más importante del mercado, retrocedieron 14,7 por ciento en unidades. Las sembradoras, esenciales para la planificación de la próxima campaña, tuvieron una baja aún mayor: 30,2 por ciento. Las cosechadoras se mantuvieron prácticamente estables, con una variación de -0,5 por ciento, mientras que los implementos fueron la única categoría que logró crecer en volumen, con un leve avance del 1,3 por ciento.

Pese a esta contracción en ventas físicas, la facturación aumenta en casi todos los rubros, impulsada por los precios: los implementos subieron 29 por ciento, las cosechadoras 17,5 por ciento, mientras que los tractores cayeron 2,8 por ciento y las sembradoras retrocedieron 7,4 por ciento.

Este comportamiento mixto confirma que el mercado opera en un clima de cautela. No hay una expansión real de inversiones, sino movimientos defensivos: los productores están priorizando el mantenimiento del parque actual por encima de la renovación o la ampliación de capacidad.

El impacto en Misiones: señales que hay que leer

Sectores como la yerba mate, el té, el tabaco y la forestación dependen de un flujo estable de maquinaria liviana y mediana, y un golpe en las ventas suele reflejarse luego en la productividad.

La fuerte caída en tractores y sembradoras puede anticipar menor inversión en ampliación de superficie o renovación tecnológica en las chacras misioneras. En un contexto en el que la yerba mate atraviesa una crisis de precios y los productores ajustan costos, la posibilidad de financiar equipos de mayor porte se vuelve cada vez más limitada.

Al contrario, el crecimiento de los implementos coincide con la lógica de la región: invertir en accesorios, pulverizadoras, tolvas o equipos de labranza es más accesible que adquirir un tractor o una cosechadora. Esta preferencia por mejorar la eficiencia del parque existente, más que por ampliarlo, es un dato que sigue de cerca toda la cadena agropecuaria misionera.

Un aspecto destacado del informe es la elevada participación de la maquinaria nacional: 82 por ciento en tractores, cosechadoras e implementos. Este punto es favorable para Misiones, donde los concesionarios que representan marcas nacionales han ganado terreno y donde los costos logísticos encarecen históricamente la importación.

Un termómetro de las decisiones del productor

La maquinaria agrícola es uno de los indicadores más fieles del ánimo inversor del agro. Cuando las ventas de equipos caen, suele tratarse de una señal temprana de prudencia, y el tercer trimestre no fue la excepción: el productor compra menos, elige con más cuidado y estira al máximo la vida útil de lo que ya tiene.

En el acumulado del año, la facturación total del sector supera los $1,94 billones, un incremento del 42 por ciento, pero otra vez explicado principalmente por los precios. En unidades, solo crecen las ventas de implementos y cosechadoras, mientras que tractores y sembradoras pierden terreno.

Para Misiones, que combina una matriz agrícola intensiva con miles de pequeños y medianos productores, estas señales son relevantes. Muestran un mercado que no está paralizado, pero tampoco se expande: opera en un modo conservador, condicionado por la incertidumbre económica y por la fragilidad de algunas cadenas productivas regionales.

El comportamiento del sector en 2026 dependerá de factores claves: los precios agrícolas, la disponibilidad de crédito productivo y la capacidad de los productores de sostener o recuperar su nivel de inversión. Por ahora, la lectura es clara: la maquinaria agrícola argentina vende menos, factura más y confirma que el campo se está moviendo con cautela, algo que Misiones ya empieza a sentir en la dinámica de su propia actividad rural.

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