Las ferias francas de Misiones en la voz de sus creadores

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Lucía Petry es una de las pioneras de las ferias francas misioneras que hoy generan ingresos a tres mil familias en la provincia, es oriunda de la localidad de Panambi, a unos 30 kilómetros de Oberá, y en diálogo con Télam recordó su historia antes y después de unirse a los feriantes.

La “abuela de la feria”, como la conocen en la localidad obereña, dijo con su acento portuñol, muy característica en algunas zonas de Misiones, sobre todo aquellas que limitan con Brasil, que ella fue una de las primeras en la feria franca.

“Yo soy una pionera de la feria porque nosotros la empezamos entre siete personas. Antes de esto vendía en un bolso dulce casero en el municipio, hasta que un día me invitaron a hacer una feria, me acuerdo un día sábado. Vine en el colectivo y de ahí hace 25 años que no paré más. Con esa plata crié a mis hijos, los puse a estudiar, mantuve a mi familia: todos vivíamos de la feria”, remarcó emocionada Lucía.

La mujer recordó bien aquella crisis que impulsó la creación de esos espacios de compra y venta: “Era una época que no había plata en la chacra, el productor chico como nosotros, que no teníamos yerba, se vio en la necesidad de laburar y laburar y cada vez más, porque en la chacra no había venta, porque no había plata era muy difícil vivir de la producción en aquel entonces”.

Aunque el sacrificio fue mucho, Lucía contó con afecto: “Trabajar en la feria es una belleza, la gente te conoce, porque vendes buena calidad, todos vienen a buscar los productos frescos y les gusta venir a comprar”.

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Otro de los pioneros es Eugenio Kasalaba, quien fue dirigente del Movimiento Agrario Misionero (MAM) y uno de los impulsores de la Feria Franca en la provincia.

En diálogo con Télam, precisó que la “feria franca aparece en plena crisis del sector productivo de aquella época” y que él junto a otros productores en su afán de ver cómo podían ayudar a los colonos, tomaron una una idea que ya tenían quienes viajaron a Santa Rosa, Brasil, a conocer la experiencia de los “horticultores” de ese país.

Recordó que entonces al hombre le daba “vergüenza” salir a vender lo que producía: “Era como perder categoría de ser productor yerbatero, a ser productor de lechuga, más de uno nos criticaba por este tema en ese entonces, pero igual salimos después de pelearla”, señaló.

“Entonces entendimos que el modelo era que el productor pueda salir a mostrar lo que producía y a venderlo y no depender del mercado para que nos fije el precio”, agregó.

Kasalaba también valorizó el rol de la mujer en la feria y señaló que las “ferias tienen una cuestión social mucho más fuerte que la cuestión económica. Es muy interesante porque le dio a la mujer independencia y libertad económica”.

Por otra parte recordó que se empezó con 12 productos “y hoy en las ferias se pueden encontrar más de 200. Creo que la gente se empezó a alimentar mejor con alimentos naturales y se creó un vinculo con el productor”.

Eugenio también construyó una escuela donde estudian 150 alumnos que se reciben de bachiller con orientación Agrícola, para que los hijos de los productores puedan entender la importancia de vivir de la chacra.

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