Las nochecitas de Iguazú tienen ese no se qué…
El visitante que llega directamente desde Europa vía Madrid y los turistas ávidos por conocer los principales atractivos, ya no tendrán que viajar a Buenos Aires para disfrutar de otra marca registrada de la Argentina. Ahora, después de conocer las majestuosas Cataratas del Iguazú, podrán ir a saborear un buen asado, probar un Malbec y disfrutar de una noche de tango como en cualquier bodegón porteño.
Iguazú incorporó un show de primer nivel, lo que faltaba para un atractivo natural donde escasea la oferta nocturna. La sociedad entre el Casino Iguazú y Madero Tango, es una simbiosis que cubre esa falencia con 25 bailarines en escena y un grupo de músicos en el que se lucen todos y se destaca una joven acordeonista.
Cataratas, un menú exquisito, vino y tango al alcance de la mano. Y se pueden disfrutar cada noche en la flamante sede de Madero Tango en los salones del hotel Casino Iguazú, que abre sus puertas al turista más exigente con una oferta sumamente atractiva. Vivir la experiencia está al alcance de todos los bolsillos: al show de tango por apenas 1.100 pesos, degustar una cena VIP en el restaurante del hotel por 2.100, con menú a la carta y probar un asado en el quincho al lado de la piscina, con una copa de champagne incluida, por tres mil pesos.
Es un atractivo para el turista que busca nuevas experiencias, pero también se puede convertir en una salida familiar de una noche cualquiera: el hotel hasta ofrece una guardería para los más pequeños mientras que los padres están en el show. Mientras esperan el show, los padres pueden jugar unas fichas de gentileza en el Casino como parte de la misma oferta. “Es una apuesta a dar más servicios al destino Iguazú, pero no está pensado únicamente para el turista, sino para el local, que puede venir a disfrutar de un espectáculo de primer nivel en su ciudad”, sostiene Francisco Langer, gerente de marketing de HCI.
La propuesta musical y gastronómica ya lleva varias semanas y resulta un éxito. Una babel de idiomas entre inglés, francés y portugués, arremolinados a la espera de que las luces se apaguen y empiece el show que tiene la calidad de la experiencia de Madero Tango, una empresa del espectáculo con muchos años de experiencia. Y la noche no tiene nada que envidiar a la casa matriz, en los muelles de Puerto Madero.
Pantalla led gigante sobre la que se adivinan pasajes de la historia de inmigrantes, el drama y la comedia de los conventillos y los tiempos modernos con un tango electrónico, que preserva la nostalgia a tono con las nuevas generaciones. También hay malambo, bombo y boleadoras. Y un emocionante “No llores por mi Argentina”, con una Evita sufriente frente a la fachada de la Casa Rosada.
En diálogo con Economis, Carlos Diaz, vicepresidente de Madero Tango celebra poder aportar un condimento al destino maravilla natural. Cuenta que Madero Tango nació en 2004 en Puerto Madero, Buenos Aires en medio del boom del turismo internacional. “Decidimos armar una empresa con el show del tango. Fuimos creando de a poquito, creciendo, aprendiendo, felizmente, aunque no sin traspiés, hasta un incendio hace cuatro años que consumió todo y que gracias al esfuerzo de personal que nos apoyó y dio una mano terrible, pudimos superar”.
Y la empresa creció. Solo en Iguazú hay 40 personas trabajando, lo que generó un problema insólito: no hay suficientes lugares de alquiler para alojarlos. En Buenos Aires, trabajan otras 120 personas entre bailarines, músicos, cocineros y mozos.
La idea de venir a Iguazú fue para cubrir una demanda latente. “Nos empiezan a hablar del turismo de Iguazú y del crecimiento y que no había nada de shows de recreación nocturna. El turismo de todo el mundo llega a las Cataratas y por eso confiamos en que podía ser un lugar interesante. Nos fuimos relacionando con el Casino Iguazú, que nos dio un apoyo enorme. Hay que tener paciencia, instalarlo, hacerlo conocer”, asegura Díaz.
El empresario tiene su propia mirada sobre el destino misionero. “El turismo misionero tiene un espacio muy importante en el país. Hay que apoyarlo y desarrollar a Iguazú un poco más para recibir más turismo internacional”, sentencia.
La noche va cayendo y el repertorio se despide con todos los clásicos del tango como “El día que me quieras”, “La Cumparsita” y el lunfardo de los bulines de antaño. El acordeón, acariciado en forma sublime por una joven veinteañera, se adueña de la noche que se cierra con una clase de tango para quienes se animen a la experiencia del dos por cuatro.