Misiones en la geopolítica del cannabis

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Por Lorena Drewes*. La planta de cannabis acompaña a la humanidad desde tiempos prehistóricos. Originaria de Asia Central, fue utilizada no solamente para cuestiones terapéuticas sino también como materia prima para la elaboración de productos derivados de sus fibras y granos. Es probable que sea la especie vegetal con más usos que conozca el ser humano. Debido a su larga y complicada historia de domesticación, hay una amplia gama de variaciones en sus características morfológicas, como el hábito de crecimiento, la altura y el volumen de las plantas, el tamaño, forma y disposición de las hojas, y la ramificación de sus tallos.

La importancia que se le otorga a cada una de sus partes, así como el método de cultivo, la selección de la genética y la densidad de siembra, todo esto varía de acuerdo al uso buscado. Cuando el objetivo del cultivo es el uso medicinal o terapéutico, el componente más importante es el órgano floral que contiene los denominados cannabinoides: los más abundantes y estudiados son el CBD (cannabidiol) y el THC (tetrahidrocannabinol). En el caso de querer obtener fibras, la parte relevante es el tallo; y si el objetivo es el uso alimenticio, lo que importa es la semilla.

La incipiente legalización del cannabis medicinal y terapéutico en varios países, entre ellos Argentina, al igual que la reconsideración del potencial del cáñamo industrial (la diferencia entre cáñamo y cannabis es el nivel de THC), abren nuevas oportunidades para la producción y los negocios. Este proceso comenzó a acelerarse cuando el cannabis, luego de varias recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, fue retirado de la lista de sustancias peligrosas de la Convención de Estupefacientes de Naciones Unidas y pasado a la lista de sustancias a las que se les reconocen propiedades terapéuticas. Al mismo tiempo la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés) aceptó los derivados del cannabis para tratar enfermedades, a lo que le siguieron agencias de control de otros países. Junto a los cambios en las normas internacionales, esto está cambiando rápidamente el estatus legal del cannabis e incorporándolo progresivamente a los circuitos legales.

Actualmente 64 países cuentan con disposiciones o normativa para uso medicinal del cannabis, generando un mercado en expansión a medida que la regulación va siendo más laxa. En la región, Uruguay y Colombia constituyen las referencias más relevantes en materia de adecuación normativa y desarrollo productivo del cannabis legal. Estas dos experiencias cercanas ofrecen lecciones relevantes para el desarrollo del sector en Argentina.

Las potencialidades son múltiples. Además del mercado medicinal y recreativo, hay otras oportunidades productivas derivadas del cannabis, desde productos cosméticos y alimenticios con CBD (línea de productos llamados normalmente edibles) a una industria en torno a las propiedades del cáñamo: textiles; fibras industriales; materiales de construcción; celulosa para papel; y alimentos en base al grano de cáñamo, que cuenta con algunas ventajas: el cáñamo para uso industrial utiliza una fracción del agua necesaria para cultivar el algodón y absorbe más dióxido de carbono por hectárea que otros cultivos (1).

¿Cuál es el tamaño del mercado actual? Los datos son aproximados. De acuerdo a Naciones Unidas, la producción mundial de cannabis de uso legal (con fines medicinales y otros usos no recreativos) pasó de 1,4 toneladas en el año 2000 a 9,3 toneladas en 2010 y, finalmente, a 650 toneladas en 2020. Los principales países productores son el Reino Unido, Canadá, España, Israel, Australia y Colombia. Estas cifras provienen de los pedidos de autorización de cuotas e informes de uso que presentan los países al organismo que controla el comercio internacional de las sustancias controladas y se rige por cuotas para cada país. Y aunque las expectativas de crecimiento acelerado que hubo años atrás no se verificaron, lo que se reflejó en la caída de valor de las acciones de las principales empresas cannábicas, la industria ha venido expandiéndose a ritmo elevado, en particular en Estados Unidos. Según la consultora internacional Euromonitor, en América Latina la industria del cannabis medicinal se expandió 27% en 2021 y se estima que crecerá un 91% anual en los próximos 5 años.

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El cannabis en Argentina

En Argentina, Manuel Belgrano fue el primer líder en intentar promover el cultivo de cáñamo, cuyos usos industriales había conocido en el exterior. Y aunque en los años 70 empresas textiles como Linera Bonaerense y Algodonera Flandria utilizaban cáñamo para fabricar suelas de alpargatas y algunos productos para la construcción, la dictadura militar prohibió su cultivo y destruyó el incipiente desarrollo de esta industria.

Hasta hace pocos años, la producción tanto de cannabis como de cáñamo estaba prohibida en en el país. En 2017 se habilitó por ley la investigación del cannabis y sus derivados para uso medicinal y terapéutico, pero recién con la modificación del decreto reglamentario (el primero era muy restrictivo) en 2020 se abrió un horizonte de posibilidades y desafíos. Además de la nueva reglamentación, en 2021 se creó el registro de germoplasma nacional a cargo del Instituto Nacional de Semillas (INASE) y el registro de productos cosméticos con cannabidiol a cargo de ANMAT; en 2022 se creó la categoría de “productos vegetales a base de cannabis” del ANMAT, y actualmente la Comisión Nacional de Alimentos (CONAL) está estudiando la posibilidad de incorporar el CBD y el grano de cáñamo al Código Alimentario Argentino.

En paralelo, en mayo de 2022 se sancionó una ley que crea un nuevo marco para el desarrollo productivo de toda la cadena del cannabis y del cáñamo industrial en el país, con el objetivo de ordenar el sector creando reglas de juego para la inversión privada y la producción de calidad. La nueva ley establece la creación de la Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (ARICCAME) para que actúe como órgano rector y articulador de toda la cadena productiva y agilice las múltiples instancias de regulación involucradas. Según la ley, la Agencia establecerá un esquema de autorizaciones para cada etapa de la cadena productiva y preverá un sistema de seguimiento, control y régimen sancionatorio para los tenedores de autorizaciones.

Primeros proyectos

Pero las normas son sólo una parte del asunto. Argentina cuenta con buenas condiciones productivas para impulsar el desarrollo del cannabis. La planta de cannabis, en sus diversas variedades, exhibe un alto grado de adaptabilidad a distintos suelos y climas, por lo que el factor “natural” del proceso no representa un limitante para su localización potencial en distintos espacios geográficos del país (el cultivo de cannabis con fines medicinales, por otra parte, suele ser desarrollado en invernadero, o incluso indoor para poder tener el cultivo totalmente controlado). Además, Argentina dispone de altas capacidades tecnológicas en materia agrícola (incluyendo el desarrollo genético de semillas, un eslabón clave en la cadena del sector cannábico). La trama farmacéutica es relevante e incluye una extensa red de laboratorios nacionales (públicos y privados) y transnacionales, con un sistema científico y tecnológico muy calificado y de buena capilaridad territorial. Todo esto permite ser optimistas respecto del crecimiento del sector en el país.

Aunque el cálculo del mercado potencial es difícil de estimar, una aproximación a partir de la comparación con otros países en los cuales la producción y el consumo de cannabis medicinal son legales permite estimar un mercado potencial de cannabis medicinal de 450 millones de dólares (2). Por otro lado, más allá de que algunos problemas de salud que pueden ser tratados con cannabis son todavía materia de investigación, la Cámara Argentina de Cannabis (ARGENCANN) elaboró una estadística en base a las personas que padecen patologías que pueden ser tratadas con cannabis en el país: estima en 5.274.654 el total de usuarios potenciales. Por último, en la medida en que la industria desarrolle derivados competitivos en los diversos segmentos finales de la cadena, también podrá aprovechar oportunidades existentes en terceros mercados, en particular en los países de la región.

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Hoy existen 45 proyectos en ejecución de cannabis medicinal aprobados por el Ministerio de Salud. En Jujuy, la empresa provincial CANNAVA S.E. lleva invertidos 22 millones de dólares en un complejo de biotecnología con capacidad para producir anualmente 60 toneladas de inflorescencias de grado pharma con certificación GACP internacional. Adicionalmente, la empresa posee una planta dedicada a la producción de ingredientes farmacéuticos activos con una capacidad productiva anual de 4.000 kilos. Un hito muy importante fue la habilitación de la planta por parte de ANMAT en octubre de 2022, siendo el primer establecimiento farmacéutico productor de ingredientes activos y especialidades medicinales derivadas de la planta de cannabis que cuenta con dicha aprobación en el país.

En La Rioja, la empresa de biotecnología Agrogenética Riojana (una sociedad anónima con participación mayoritaria del Estado) invirtió 4 millones de dólares destinados a la instalación de invernaderos en Chilecito para la producción de plantines y esquejes, en base a la tecnología de micro propagación, además de un área de cultivo para terceros con sistema indoor y outdoor, y áreas de secado y un establecimiento para la elaboración de aceites. Adicionalmente, se está avanzando con el cultivo de cáñamo industrial en el Valle del Bermejo y en un programa turístico denominado Turismo Cannábico Medicinal de La Rioja.

En Misiones, dos empresas provinciales, Biofábrica Misiones S.A. –para la etapa de producción primaria– y Misiopharma S.E. –para la etapa de producción de aceites–, se complementan para integrar todo el proceso productivo. En diciembre pasado produjeron el primer lote de aceite de CBD. San Juan creó una empresa provincial que cuenta con un predio de 920 hectáreas. A través de dos convocatorias, se seleccionaron cinco proyectos que cuentan actualmente con sistemas de cultivo en invernadero. Además del acondicionamiento del predio, la provincia desarrolló un laboratorio de control de calidad para determinar la concentración y el tipo de cannabinoides de los extractos derivados del cannabis, prestando servicios a los proyectos instalados.

Desafíos

La implementación de la nueva ley y el funcionamiento de la Agencia en un sector emergente y disruptivo como el cannabis y el cáñamo son un gran desafío por parte del Estado. La clave es la coordinación. El desarrollo cannábico requiere la articulación entre diferentes organismos públicos, que van desde la Aduana, la AFIP y el INASE para los eslabones iniciales de la cadena, hasta el ANMAT, el SENASA y el INTI en el extremo opuesto. La Agencia tendrá representación de las diferentes áreas del Estado para regular toda la cadena productiva y facilitar la coordinación entre los diferentes organismos.

Al mismo tiempo, es clave trabajar en la normativa de productos finales. Actualmente, el mercado local es mayoritariamente informal, entre otras cosas por la falta de normativa de productos que se puedan registrar. Para lograrlo es necesario trabajar en la generación de tipologías específicas que garanticen productos de buena calidad para quienes los consuman. Sin ello, será muy difícil generar las nuevas cadenas de valor traccionadas desde la demanda, problema que enfrentaron Uruguay y Colombia, pioneros en la regulación del sector en la región. Unos pasos más atrás, Argentina puede beneficiarse de la experiencia de otros países y avanzar en el crecimiento del sector para convertirlo en una palanca de desarrollo.

1. UNCTAD (2022), “Commodities at a glance: Special issue on industrial hemp”.
2. Andrés López, “La cadena de valor del cannabis: situación y tendencias internacionales y oportunidades para la Argentina”, Documentos de Trabajo del CCE N°1, marzo de 2021, Consejo para el Cambio Estructural – Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación.

Economista, consultora del Consejo Federal de Inversiones. Miembro del equipo que elaboró el proyecto de ley que establece el marco regulatorio para la industria del cannabis medicinal y el cáñamo industrial en Argentina.

Articulo publicado en Le Monde Diplomatique.

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