“Misiones tiene una enorme oportunidad en el turismo sustentable”
El silencio de la siesta misionera es mucho más intenso en la costa del río Paraná, donde la selva se extiende hasta donde abarca la mirada. El mirador amplifica la sensación de enormidad del verde y la pequeñez de quien observa. La Posada Puerto Bemberg es un oasis que invita al relax y la contemplación. Es parte de la historia del norte misionero y una de las escasas porciones de monte conservado en una zona rodeada por plantaciones de pino. Ahí radica uno de los secretos que la distinguen y la convierten en un lugar que se debe conocer: el turista más exigente podrá apreciar la caricia del monte y el andar cansino del río Paraná mientras disfruta de servicios de calidad acordes a un hotel de alta categoría.
Juan Manuel Zorraquin es uno de los herederos de la familia Bemberg, que colonizó la zona a principios del siglo pasado y pretende recuperar esa mirada pionera, pero con un punto de vista distinto: el turismo sustentable como aporte a la economía y especialmente a la generación de empleo.
Su mirada se ilumina cuando habla de la historia del lugar, al que conoció de chico en escapadas familiares y que, ya de grande, tuvo la oportunidad de preservar en medio de una millonaria operación de compra venta.
Los Bemberg trajeron modernidad a la zona donde fundaron Safac, un establecimiento yerbatero que trajo consigo luz eléctrica, agua corriente y teléfono a magneto. Hoy la yerba prácticamente ha desaparecido de la zona y todo está rodeado por pinos.
Desde 1925 la familia Bemberg, fue parte de la historia de Puerto Libertad y los pueblos linderos. En 2000 la firma Safac se vendió a los grupos Pérez Companc -de Argentina-, que se quedó con 1240 hectáreas y Alto Paraná de Chile, hoy Arauco, con 4320. El grupo chileno después absorbió la parte de Pérez Companc y el emporio de los Bemberg quedó reducido a la reserva de 400 hectáreas donde se recuperó la posada, que se convirtió en una opción para el turismo de lodges en la selva a escasos kilómetros de las Cataratas del Iguazú.
Entre las principales actividades que los visitantes pueden realizar durante su estadía se incluyen caminatas por senderos que se adentran en la selva; observación de aves y fauna autóctona; visita a saltos de agua naturales; navegar por el río Paraná y excursiones de mountain bike para visitar minas de amatista y otras piedras preciosas.
Una de sus principales atracciones es el vivero, que cuenta con una amplia variedad de plantas autóctonas y se considera el más grande de Misiones. Forma parte de la base del proyecto de reforestación de especies nativas, en el cual cada huésped es invitado a ser parte con la plantación de un nuevo árbol para la reserva.
Además, la posada propone diferentes rincones y espacios mimetizados con el entorno de selva, para amenizar la estadía, entre los que se destacan el Mirador, la pileta, la Casa Bemberg, la capilla y el museo.
Posada Puerto Bemberg es un hotel de selva, con 14 habitaciones con capacidad para 30 personas, conserva intacta su historia desde 1924 y ofrece estadía con pensión completa y actividades, o bien la alternativa de alojamiento con media pensión.
Uno de los objetivos de Zorraquin es que el lodge se sume al circuito de Puerto Iguazú, para lo que está ultimando detalles de una asociación con Cuenca del Plata, que le aportaría un volumen de visitantes para revitalizar el emprendimiento.
Zorraquin está convencido de que el turismo debe volcarse al concepto de sustentabilidad. Partir de “cuidar la selva” a ofrecer selva, como marca registrada en toda la provincia y no solamente en el área Cataratas.
A los 39 años es uno de los empresarios más comprometidos con el turismo. “Creo que Misiones tiene una oportunidad enorme, muy grande del desarrollo turístico sustentable. Es importante ver la posibilidad de que eso se plasme en normas y acciones concretas para que sean más las empresas que se involucren, porque hoy son pocas. Y las que la hacen, no lo hacen por una cuestión de resultado económico, lo hacen por una filosofía. Hay que salir del altruismo de la persona, de los socios, o de los propietarios, tiene que haber un impulso mayor, más allá de las exigencias del mercado”, argumenta.
Zorraquin advierte que no hay un volumen de oferta sustentable para apuntar a un mercado internacional. En cambio, considera aceptable las opciones que son aprovechadas por el turismo nacional.
“Es un mercado que tiene cierta formación, sensibilidad con las cuestiones ambientales y sociales, es decir tiene un carácter propio. Eso se ve mucho en el extranjero que visita a Argentina y, eso puede definir en qué tipo de establecimiento me alojo o qué empresa contrato para realizar mi viaje. Eso en Argentina no sucede todavía, la gente acá elige por el precio. Es una cuestión de ponderación de precio seguida por los servicios estándares que ofrece el establecimiento. Hoy se maneja así el mercado argentino”, explica.
¿Y se puede cambiar desde el empresario esa mirada?
Sí, yo creo que sí. Es la forma, el empresario es el que impone. El turismo tiene algo que es que la gente compra lo que se ofrece, compra lo que está en venta. Uno pone productos y servicios, el que en definitiva termina eligiendo es el huésped, o el turista, obviamente tenés tendencias que van llegando, que pueden ser las grandes agencias de viajes, los mayoristas, las operadoras. Hoy en día otra gran democratizadora de turismo es internet, son como las dos variables que hoy se utilizan y son muy válidas y muy fuertes.
¿Pero Misiones, el mercado, más allá de Iguazú, debería enfocarse en el nuevo paradigma?
Y yo creo que hay una oportunidad ahí, o sea si vos me decís ¿qué oportunidad tenés? Acabo de llegar de El Soberbio y, nos rompemos la cabeza por ver cómo podemos hacer para mejorar el destino, porque ese es el problema, cómo haces para mejorar el destino, para competir con otro destino, con Iguazú, o lo haces complementario. Hay que mirar destinos internacionales, Costa Rica, África, o el sudeste asiático. Es ahí donde podés marcar la diferencia.
¿Y qué falta?
Primero, un mayor compromiso con relación al empresariado, en el sentido de la falta educación para entender qué significa sostenibilidad, porque la sostenibilidad se piensa solo desde lo ambiental, eficiencia energética, en el uso del agua y en residuos. Pero en realidad es otra cosa, es eso, pero también es tener a los empleados en blanco, generar un involucramiento con la sociedad, que las ganancias lleguen a la comunidad. Entonces falta mucha educación. Falta el incentivo por parte del Estado, te tienen que estimular a que vos hagas esto, ¿por qué lo vas a hacer? ¿Qué beneficio económico te va a traer? Hoy ninguno, como está la situación no. Para mí a medio término es el camino, en algún momento esto va a ser ley, vas a estar obligado a cumplir con ciertas normas. Todavía estamos a medio término, pero de acá a diez años es lo que creo que va a suceder. Pero para llegar a eso y, no estar detrás, que Argentina esté retrasada y en Misiones todavía estemos empezando, aunque ya dimos el puntapié inicial, me parece que sería bueno un incentivo por parte del Estado.
Pero uno siempre ve al Estado promocionando el turismo…
No, tiene que ser más profundo, para mí hay como una desvinculación entre el Estado y el privado, o sea nunca consultan al privado, de cómo querés que yo promocione tu producto, si no, “yo hago esto, te subís o te bajás”. Y ahí creo que es parte del error. Si bien hay mucha sinergia, porque mucho de la sostenibilidad surgió del Estado que fue el que trajo el sello definitivamente, con la secretaría de ecoturismo. Eso fue el puntapié inicial. Pero esto debe ser masivo, en muchos lugares y en diferentes destinos, no puede ser sólo Iguazú, que se hagan las prácticas ambientales ahí y que en el resto de la provincia no pase nada, aunque hay dos hoteles certificados en El Soberbio y uno en Salto Encantado. Amén de eso, falta la educación al empresariado y la promoción. Que se capacite más, porque todo el mundo piensa que el turismo es fácil, hago habitaciones, o tengo un taxi y manejo, un concepto errado porque no es fácil, es una ciencia, tiene un montón de aristas, es complejo, hay que conocer el mercado, que es muy dinámico. Para llegar a los mercados internacionales hay que ser muy eficientes, ser concisos, ser constantes, no es fácil. Las Cataratas es un imán impresionante, pero…
Hablaba con otro empresario y me había dicho que Puerto Iguazú en el fin de semana de Carnaval estuvo pleno, pero que el turismo no está del todo bien, ¿cómo es el contraste?
El contraste es el siguiente: Vos tenés una afluencia del público espectacular, pero no tenés repeticiones y tenés una estadía muy corta, entonces tu volumen de ganancia podría ser mucho mayor y mucho más fuerte con un efecto real en la provincia y eso no sucede. Entonces hay un error en el sistema, de cómo está desarrollándose la actividad en el destino, porque esta problemática la hablamos hace treinta años y todavía no se resolvió. Si vos tenés un Iguazú que hace un turismo inclusivo y que le ofrezca al turista diferentes experiencias y que dentro de esas experiencias esté por ejemplo el concepto de la selva, por ejemplo que no está nombrada en ninguna parte en Iguazú, ese enganche permitiría que tuvieras mayor desarrollo del Moconá, en Salto Encantado, que las Ruinas de San Ignacio tengan otro conecte con los guaraníes y qué relación hay con los guaraníes y los Jesuitas, ahí entra la vinculación con la Yerba Mate y la Ruta de la Yerba, también es un sello hoy y turísticamente no existe. Se podría generar desde Iguazú como el gancho principal del destino internacional y desarrollar una ruta interna que sea destino Misiones en su conjunto, sin contar con el producto de los Esteros del Iberá. Nosotros tenemos un producto de naturaleza único que no está explotado, ni siquiera hoy tenés una vinculación terrestre, una vinculación terrestre es imposible porque cuesta 800 dólares. Entonces esos son las cuestiones que no surgen del destino Iguazú, lo único que se vende es el casino, que tiene su propia publicidad, que tiene el Duty Free Shop, o por las grandes empresas que son potentes lo hacen, lo pueden hacer porque tienen poder de fuego para solventarlo.
¿En infraestructura como estamos?
Y hoy en los Esteros del Iberá están poniendo ripio en las rutas 40 y 41, que es un reclamo de hace 15 años mínimo y creo que eso va a ayudar un poco, porque era intransitable el camino, cómo vas a vender un producto que no tiene camino. Para Posadas sería una oportunidad enorme. Pero hay que poner el eje en este foco, qué tipo de cliente atrae a estos lugares, qué perfiles hay y qué es lo que vos ofreces, porque vos vas a Posadas y en la hotelería recién hoy hay un poco de esfuerzo, el Maiteí hizo un esfuerzo, pero sin mucho resultado, tenés el Julio César que se podría aggiornar.
Es decir, hoy no estamos en condiciones de recibir más turistas tampoco.
¿Cómo podés ampliar la torta? Es lo que nunca pensó el empresario en Iguazú, qué eso te genera un efecto en toda la provincia. Si hablas de turismo, hablás de Iguazú, no podés hablar de Posadas. Es la realidad, el que marca el destino de Misiones es Iguazú. Fue siempre esa cuestión de que si no estás en Iguazú no hay turistas, es como un techo. Si bien va creciendo año a año el ingreso al parque, es parte del crecimiento demográfico de la Argentina, no me parece que haya crecimientos exponenciales y esté dando resultado realmente. Si hubo un cambio trascendental en el 2002, 2003, con el tipo de cambio y eso, ahí sí. Ayudó un poco lo de las Siete Maravillas de la Naturaleza, pero no partió del empresariado. No veo nada nuevo, productos nuevos y hace nueve años que estoy acá. Ninguna actividad de Selva, no hay nada.
¿Cómo les cae a ustedes, que compiten en el rubro, la llegada de los chilenos de Awasi, y Alí Alwardy en el Meliá?
Son dos productos diferentes, y yo celebro que haya eso porque Puerto Bemberg es un emprendimiento chico, tiene un concepto de Lodge que es diferente al de un hotel y me parece muy bueno porque nos va a ayudar a competir un poco con la llegada del Meliá, a competir un poco con las Cataratas, hay dos ideas y la Argentina se va a mirar de otra manera, porque ellos hacen promociones en todo el mundo. Y por default el sistema mira al Meliá que está en Argentina y tengo otro perfil de turista que buscará eso y los productos relacionados. Habrá un derrame, yo eso lo veo, pero como más indirecto al impacto. Ahora la llegada de Awasi es espectacular, yo celebro, porque va a todas las ferias que tiene que ir, va a poner el destino en cartelera, lo va a salir a vender fuerte. El 95, 99% de las agencias no venden a Awasi porque su perfil de cliente no da, pero el que mira a Awasi mirará también ofertas vinculadas. Ahí donde yo veo el beneficio para otros establecimientos y otros productos, algunos de los hoteles dentro de las 600 hectáreas, alguno del interior que pueden ser del Moconá.
¿Hay que dejar de pensar en pequeño, en el propio negocio?
Tenemos que pensar en conjunto, en destino, ese es el error de cómo está dado el negocio hoy. Vos tenés que posicionar tu marca, en esta cuestión de la sostenibilidad en estos cambios que están habiendo. Si salimos a vender de la forma tradicional nos matamos entre todos; la sostenibilidad es mucho más estable, podes tener algo de managment si te funciona, pero es mucho menor, tu perfil de cliente tiene un poder adquisitivo mayor, no solo decide por el tema económico sino por qué prácticas haces, que relación con la comunidad tenés, qué experiencias me vas a dar, uno cuando viene a este tipo de hoteles lo que quiere es una experiencia, la hotelería tiene que ser de primera, la gastronomía también, porque es la base indiscutible, pero aparte de eso empezamos a pensar en otras cosas: qué relación voy a tener con el lugar donde estoy, tenés una experiencia de selva, tenés una experiencia cultural, tenés experiencia gastronómica local y eso es lo que importa. Tenés que poner todo tu producto como algo sostenible.
Y el producto tiene que ser Misiones…
Tiene que ser Misiones, hoy está Puerto Iguazú como destino, y vos te das cuenta qué estamos acá en Puerto Libertad, a 40 kilómetros y hay turismo cero. Es ridículo. Ningún empresariado local que haya desarrollado turismo, no hubo ninguna intendencia que entienda el concepto de turismo. Ni hubo nadie que viera más allá del triángulo del aeropuerto de Puerto Iguazú, o el aeropuerto de Foz. La provincia tiene miles de lugares hermosos que impactarían a nivel global como destino Misiones. Tiene las Ruinas Jesuíticas, los Saltos del Moconá, tiene chacras, la Ruta de la Yerba Mate, tiene saltos escondidos por todos lados y tenés las Cataratas, entonces te vas por cinco días y lo vinculás con los Esteros del Iberá, y son diez días entonces salís de la tradicional Buenos Aires, Salta, Mendoza o Iguazú, por ahí es Buenos Aires, Corrientes, Misiones. Hablás de naturaleza, de cultura, en Misiones hay una cultura riquísima, todo eso está conectado a la sostenibilidad. Es muy difícil que vos hables de las cuestiones culturales, sociales y quieras ofrecer experiencia a través del método tradicional. Yo veo que hay empresas serias que están haciendo cosas, hoteles que también. Y hay otros que no lo ven, que no les interesa, no le ven rédito económico hoy, porque hoy no genera dinero, pero te trae otras cosas que te mejoran económicamente, creo que para la provincia es la fórmula.
Mencionaste el tema de la educación ¿cómo estamos hoy?
Mira, yo tengo relación directa. Con el ITEC de Iguazú, en la que seguí muy de cerca la carrera de Guías, por ejemplo y la verdad que la formación en sostenibilidad es cero, no hay una materia que hable del tema. En este concepto tan global, tan necesario, cómo manejar la basura por ejemplo en algún momento nos va a afectar, acá porque tenemos lugar no lo vemos. Pero no sólo desde lo ambiental, sino desde lo social, porque el turismo también se agota y se puede agotar en Iguazú. Hubo una buena temporada sin turismo, después una oleada y ahora venimos desde hace 15 años viento en popa, pero esto se agota, o te reconvertís y haces algo diferente o empezás a tener el problema de que desaparezca el turismo. Por ejemplo, Iguazú es linda la avenida, pero te metés para adentro y te da miedo lo que pasa en el pueblo. No está bien organizado y es lo que hay que hacer. Y hay que evitar que eso suceda, creo que tenés la posibilidad de generar como producto Misiones con la naturaleza y desarrollar productos relacionados a la naturaleza y a los productos culturales y Iguazú tiene que ser la frutilla del postre, el imán.
Es preocupante eso que decís de que el turismo se puede acabar…
No abriste nuevos mercados, dejaron de vender, empieza a haber inseguridad… Cuando hay una crisis, el turismo se plancha, acá estamos hablando de esparcimiento, de algo que es lo primero que la gente deja de gastar cuando le tocan el bolsillo. Cuando hay una crisis ajustan en viajes y turismo. Y después el tema de la seguridad, que empiece a haber problemas de inseguridad por malos manejos, problemas con los residuos, aflora la basura en las calles y la gente se cansa, el argentino viene menos, tenés picos. A algunos siempre le va a ir bien, pero eso va a generar que otros se vayan, los que se van dejan gente y empieza toda una problemática social.
O sea, le puede ir muy bien a los que están bien en 600 hectáreas…
Hoteles, tenés 20 y pico, después tenés hostales, cabañas, los que son formales, pero el 70% de los negocios son informales en Iguazú. Ese es el problema, ahí también viene la sostenibilidad. La sostenibilidad está aparejada a la cuestión económica de cumplir con la normativa local, tener a tu empleado en blanco, cumplir con los aportes, cumplir con las reglas, no solamente la cuestión ambiental, está ligado a miles de otras cosas. No podés ser sostenible si no tenes a tus empleados en blanco, si no cumplís las normas, si no tenés habilitación.
¿Es caro el costo argentino en materia salarial?
Carísimo. Mismo empleado, misma capacitación, misma antigüedad, en Argentina te cuesta 1500 dólares y en Brasil 970. O sea 500 dólares más por todos los costos laborales que hay. Fíjate por cada peso que recibe un empleado, un colaborador, el Estado se está llevando, entre sindicato y la mar en coche 0,54 centavos. Por cada peso, 54 centavos, que tenés que pagarlos a otro.
O sea que ni siquiera es alto el salario, sino que el problema es el costo oculto…
No, el salario está bien. Pero obliga a ajustar el margen de ganancia que es cada vez más chico. Hoy como tenemos la tarifa pegada al dólar, cuando el dólar hace saltos, te viene bien, pero con la inflación, los aumentos salariales, te lo come todo, son panaceas que duran un mes. No es real. Y siempre hubo retraso cambiario, desde hace muchos años entonces el costo laboral es altísimo. A mí me gustaría pagarle la plata a la gente. Son todos costos derivados de una Argentina progresista que está bien como “protección”, pero que a nivel negocio te limita mucho. Así lo tenés a Brasil con hoteles de 1600 habitaciones y Argentina no. Ganan un poco menos en Brasil, pero les alcanza más porque es más barato, las cargas sociales son un 12% y acá un 70 más o menos.
¿De dónde te surge la pasión de lo que estás haciendo?
De profesión soy abogado, pero en la carrera la especialización la hice en ambiente. Siempre me llamó la naturaleza. Pero donde empezó no sé dónde, en el campo en Corrientes, qué se yo, siempre tuve una conexión especial con la naturaleza.
Tenés un compromiso político también…
Fui candidato a intendente y creo que voy a serlo en la próxima porque creo que Libertad merece y necesita un desarrollo real, necesita una generación de empleo. Y tengo mucha actividad social de asistencia, ayudando colaborando, participamos en fundaciones, estamos trabajando, somos un equipo, tenemos un compromiso y queremos llevarlo adelante. En Libertad la comunidad es bastante humilde, hay pocos ingresos. Para mí es raro, para mí tiene que ver con la forma que tuvo de conformarse el pueblo. Antes fue Safac, Pérez Companc, Alto Paraná, siempre fueron los dadores, siempre había una empresa que generaba los puestos de empleo, la que proveía todo. Eso cambió cuando vino Arauco, que fue mermando un poco, porque tiene otro concepto de empresa. Entonces la municipalidad fue supliendo esa necesidad, la verdad que Libertad no tiene empleo privado. Alto Paraná desagregó socialmente, porque generó en Puerto Esperanza, ingenieros, plantas, en Wanda, gerencias forestales, pero en Libertad, operarios y motosierristas. Entonces vas a Esperanza o Wanda, algunos que trabajaban para Alto Paraná, se hicieron contratistas y generaron su propio trabajo. Y Libertad no. El pueblo necesita un cambio. A mí me gustaría que se desarrolle como una Villa Turística, como Bariloche y Villa La Angostura o Pinamar y Cariló. Algo chico, con su idiosincrasia, aprovecharlo, valorarlo, darle una impronta, que Iguazú no lo tiene. Movilizas al turismo y movilizas a todo, a la plusvalía de la tierra, que se descomprima un poco Iguazú, eso trae desarrollo generalizado. Y creo que desde la intendencia es el lugar indicado.