¿Misiones ya tocó piso?

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En mayo, según los datos del INDEC, la actividad económica creció 1,3% mensual, la primera suba desde agosto pasado. Lejos de celebrar el dato, se podría más bien respirar algo de calma en un contexto recesivo muy profundo, pero sabiendo que la volatilidad propia nacional y las dudas sembradas sobre el programa económico de gobierno de las últimas semanas pueden volver a impactar sobre la actividad. En la agenda pública también se vieron volatilidades en términos de expectativas: primero se instaló la pregunta de hasta cuando la economía iba a caer, luego se comenzó a indagar sobre cómo sería la recuperación y bajo la forma de qué letra; después, la inquietud reinante era sobre si se tocó o no un piso. 

Es difícil hoy afirmar si el piso ya se tocó o no, principalmente cuando se analizan indicadores provinciales más que nacionales, ya que estos suelen tener mucha influencia de la zona núcleo del país sin que necesariamente repercutan hacia dentro del país. Federalismo fallido, podría decirse. 

Si bien todas las provincias sufren una coyuntura altamente complicada, hay impactos diferentes según variable analizada que surge de las particularidades propias de cada distrito. Esto se observa incluso en Misiones cuando mes a mes evaluamos el desempeño de diferentes indicadores de actividad, consumo, demanda agregada y demás.

Estos días se conoció que Misiones logró crecer, en términos mensuales, por segundo mes consecutivo en lo que respecto al empleo en la construcción. Ya en abril había crecido 3,9% y luego se incrementó 0,7% en mayo, sumando así 250 empleos recuperados en dos meses. Esta incipiente recuperación podría llevar a pensar que el piso de caída se terminó, pero si se lo analiza mes a mes y no año contra año. 

Veamos el proceso misionero en términos de empleo en la construcción. Tras sufrir fuertes embates por recesión y pandemia entre 2018 y 2020, el sector comenzó a recuperarse fuertemente en la provincia hasta alcanzar un pico de empleo en julio del 2022, superando los diez mil empleos. Luego, entre agosto de 2022 y septiembre de 2023, osciló entre los nueve mil y nueve mil quinientos en promedio, sosteniendo una relativa estabilidad. Es decir: recuperación en 2021, crecimiento en 2022, y estabilización en parte del 2023. Decimos en parte porque, en ese mismo año, comenzaron los problemas a partir del desgaste del programa económico de la gestión Fernández-Massa y la llegada de Milei. Esta combinación generó que Misiones pase de 9.900 empleos en mayo de 2023 a 6.500 en diciembre de ese mismo año. Más del 30% de los empleos se perdieron en apenas seis meses y el derrotero continuó hasta abril del 2024. 

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Recuperar esos empleos perdidos llevará tiempo, sobre todo si se piensa en el contexto de recesión y más aún bajo el dogma libertario de no invertir en obra pública. Por ello, las ansiedades de la recuperación deben administrarse de modo tal de entender que la clave es seguir mejorando mes a mes, aunque sea leve. 

Por esto es que cobra relevancia el dato mencionado respecto al empleo en la construcción en Misiones: hay que comenzar (ya se hizo) y luego fortalecer (lo que debería seguir ahora) para que paulatinamente se pueda ir recuperando lo perdido. 

Tomando los volúmenes actuales de empleo en la construcción misionera, se necesita un crecimiento de casi el 60% para poder volver a los niveles promedio de la primera mitad del 2023, por lo que es casi seguro que seguiremos viendo fuertes caídas en las comparaciones interanuales pero la clave, insistimos, es ver la evolución mensual. Allí radicará la posible salida del pozo.

Igual situación se observa en el empleo registrado privado total de la provincia. Este indicador sufrió mermas mensuales entre octubre 2023 y febrero 2024, en línea con el total país, que llevaron el resultado interanual también a la baja. Pero se abrió un camino de optimismo entre marzo y abril con crecimientos, en un proceso similar al que se vio en la construcción: un mes de suba fuerte (en este caso, fue marzo con +2,7%) y otro de crecimiento leve (+0,1%) que colabora en el intento de sostener un proceso alcista, aunque el alza sea moderada. El desafío, en este punto, también es tratar de volver a los niveles del primer semestre del 2023: en aquel momento, había un promedio de 109 mil trabajadores registrados en la provincia; en los primeros cuatro meses del 2024, el promedio fue de 106 mil. 

¿Podría afirmarse que, en materia de empleo, Misiones ya tocó piso y comenzó a recuperar? Seguramente sea muy pronto para aseverar eso, pero el hecho de mostrar recuperación en dos meses consecutivos podría ilusionar a que sí se tocó piso, principalmente por el hecho de que son una minoría las provincias con esa característica. De hecho, la gran mayoría de distritos aún no logró crecer en materia de empleo desde diciembre a la fecha. 

Hasta acá lo relativo al empleo. ¿Qué pasa con el consumo? También esta semana vimos dos indicadores claves. En primer lugar, las ventas en supermercados (cabe aclarar, en los grandes) siguen su proceso de caída aunque se destaca que en mayo el descenso se moderó significativamente. De un -28% interanual promedio entre enero y abril pasó a -16% interanual en mayo y en junio podría moderarse un poco más la caída sobre todo por los impactos de aguinaldo y una estabilización en los precios de parte de la canasta básica. Ahora bien, más significativo aún, es que en términos mensuales las ventas en Misiones crecieron 20% real en mayo contra abril. Aquí naturalmente falta un dato clave sobre los que no se tienen números concretos: las ventas en pequeños comercios. Posiblemente una parte de la caída en grandes supermercados esté explicada por la migración del consumidor: no hacer grandes compras (mensuales o semanales) en esos establecimientos para pasar a comprar “para el día” en algún comercio de cercanía. 

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El otro indicador vinculado al consumo tiene que ver con los combustibles, aunque aquí nos encontramos con un factor externo muy importante: la frontera. Las caídas interanuales son fuertes ya desde enero, justamente tras la devaluación que realizó el gobierno de Milei, que quitó atractivo en términos de precios (sumado a los aumentos) a los compradores del otro lado de la frontera. Si a eso le sumamos un problema estructural, vinculado al hecho de que el combustible del país es uno (sino el más) caro del país, la presión sobre la comercialización es fuerte. Aun con eso, se destaca un hecho: en la comparación mensual, este indicador creció tanto en mayo como en junio. Fueron subas leves, pero importantes para frenar el goteo. Volvemos a la misma situación: no se trata de querer ya mismo que volvamos a los niveles de, por lo menos, el 2023, ya que eso en este contexto es casi imposible de lograr de un mes al otro; lo verdaderamente relevante para pensar en un proceso de recuperación paulatina es mejorar estos indicadores mes a mes. 

Es difícil pensar que ya se tocó un piso, pero Misiones está mostrando leves intentos de recuperaciones que no se ven en la mayor parte del resto de las provincias. Profundizar y consolidar ese proceso será la clave para el mediano plazo.

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