Nueve de cada diez nuevos empleos son informales
En el 1° trimestre del 2019 la tasa de desempleo urbana en los grandes aglomerados urbanos ascendió a 10,1% de la población económicamente activa. Este número significa 1,3 millones de personas que declaran estar activamente buscando un empleo y no lo encuentran. A estas personas se les suman otros 2,3 millones que, estando ocupadas, demandan trabajar más. Así, se llega a 3,6 millones de personas con problemas de trabajo. En otras palabras, al 28% de la fuerza laboral en los grandes aglomerados urbanos le falta trabajo. Si a eso se suma la inactividad laboral no deseada, se llega a un cuadro de situación laboral muy deteriorado.
Esto motivó que algunos diputados de la oposición presentaran una iniciativa para prohibir los despidos. En concreto, se propone prohibir el despido sin justa causa. Si el despido se produce igual, el empleado podrá optar por la vía judicial para su reincorporación y el pago de los salarios caídos o, en su defecto, recibir una doble indemnización.
Imponer regulaciones de este tipo siempre está latente en el debate de políticas públicas de la Argentina y toman más fuerzas en las crisis. Para evaluar su pertinencia cabe observar cómo se comportó el mercado laboral argentino en los últimos años. Entre el 2016 y el 2019 la fuerza laboral disponible pasó de 12,5 millones a 13,3 millones de personas, es decir, ingresaron al mercado laboral unas 770 mil personas. De éstas, 170 mil no consiguieron empleo, aumentando la tasa de desempleo del 9,3% a 10,1%. Entre las 600 mil que consiguieron empleo se observa que:
- Un 13% consiguió empleo como trabajador asalariado registrado.
- Un 41% consiguió empleo como trabajador asalariado no registrado (“en negro”).
- Un 46% se auto empleó como trabajador cuentapropista.
Estos datos muestran que casi la totalidad de los empleos creados en los últimos 3 años fueron como asalariado informal o en el cuentapropismo. Considerando además que los cuentapropistas registrados con aportes tampoco crecieron, significa que prácticamente todos los nuevos cuentapropistas son también informales. Por lo tanto, 9 de cada 10 empleos generados en los últimos 3 años son informales. Para peor, el poco empleo asalariado formal generado fue en el sector público.
Poner más trabas al despido ayuda poco a proteger los empleos existentes pero potencia los incentivos para no generar nuevos empleos formales. Las empresas más grandes seguirán despidiendo si lo consideran conveniente aun pagando la doble indemnización. Pero cuando necesiten trabajadores extremarán los recaudos para evitar que la contratación sea con el formato de asalariado registrado. Entre las empresas más chicas se acentuará la ya muy alta propensión a contratar “en negro”. Por lo tanto, endurecer las reglas de despido no sólo que no cumplirá con el objetivo buscado sino que además inducirá a los empleadores a tomar menos trabajadores “en blanco” para apelar con mayor intensidad al empleo cuentapropista y al empleo asalariado no registrado.
Para promover la generación de empleo formal es imprescindible replantear la anacrónica legislación laboral y los antiguos convenios colectivos de actividad. Regulaciones que se negociaron centralizadamente en los años ’70s y ‘80s colisionan con las nuevas tecnologías y tienen total desconsideración por las realidades de las PYME y de las economías regionales. Por ejemplo, si bien están dadas las condiciones para que comiencen a operar los camiones Bitren, produciendo un gran impacto positivo sobre la productividad económica en el interior del país, al reducir sustancialmente los costos de transporte, la instrumentación está demorada porque el convenio colectivo sectorial de camioneros no contempla la categoría de conductor de este tipo de vehículos.
En países con alta tradición de protección laboral, como Alemania y España, y pronto se sumarán Francia e Italia, los empleadores tienen la opción de apartarse de los convenios de actividad para firmar con sus trabajadores un convenio de empresa. Cuando la Argentina se sume a esta tendencia, el INDEC dejará de anunciar malas noticas laborales y no harán falta iniciativas legislativas impulsando prohibir los despidos.