Silvina Oliva y el inédito boom de la madera: “Contrataríamos más personal pero los costos laborales nos frenan”

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Tenía apenas dos años cuando su padre decidió venir a Misiones a expandir el negocio forestal que había empezado el suyo propio, en la lejana Mendoza. Se crió entre madera y forestaciones pero jamás imaginó que iba a terminar siendo la que tome las decisiones para mantener el legado y sostener el empleo de medio centenar de trabajadores. Hoy, a casi una década de dirigir Valerio Oliva Forestal, Silvina Oliva conoce todos los secretos del negocio que atraviesa un inesperado boom en medio de la pandemia. 

Silvina conoce de crisis. Fue la de 2001 la que la trajo nuevamente a Misiones. En Buenos Aires, donde estudiaba comunicación y publicidad, había conocido a un abogado misionero y volver a la tierra que fue amor a primera vista para su padre, no fue un problema. Eran tiempos en que los teléfonos no sonaban en la empresa, lo mismo que en otras tantas del país, que se hundía en una crisis terminal. Después vino el estallido de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos y la recesión que comenzó en 2018. La pandemia provocó una parálisis que en los primeros días asustó, pero que después se transformó en un momento inédito para la industria de la madera. “Nunca lo vi”, señala Silvina en una entrevista con Economis

Y conoce la industria desde sus raíces. Su padre vino a expandir el negocio familiar que había germinado en Mendoza, con madera nativa importada de Bolivia. Misiones recién asomaba como actor relevante en forestaciones y fue en San Pedro, cerca de la Biósfera de Yabotí donde hubo un primer contacto. Valerio Oliva compró un aserradero en desuso y una forestación. Ahí comenzó la industria con el consumo de pino implantado. El padre cambió la tierra del vino por el verde de la selva y trajo a toda la familia a vivir a Posadas, aunque los viajes de ocho horas o más eran permanentes hacia las picadas de San Pedro. “Era terrible, pero el paisaje era hermoso. Ahí él empezó a forestar, empezó a meterse con plantaciones de pino y enviábamos la madera de acá a Mendoza. Después empezamos a abrirnos de a poquito, empezamos a vender a otra gente. Cuando yo me puse al frente de la empresa, ahí hicimos una división formal. Sigo trabajando con mis tíos y mis primos, pero yo soy proveedor y ellos son clientes”, explica Silvina.

¿Cómo fue el proceso de hacerte cargo, más allá de que te criaste en la empresa?

En realidad no estaba en mis planes, fue una cosa totalmente aleatoria, yo estaba viviendo en Buenos Aires, soy licenciada en publicidad.. En la crisis del 2001 justo conocí un misionero, terrible problema, me enamoré y vine para acá. También vine porque la empresa estaba mal, los teléfonos no sonaban tampoco… Mi papá siempre quiso que trabajáramos con él, somos 3 hermanos, bueno, por fuerza mayor me quedé trabajando yo. Ahí me enganché a trabajar con él, él me enseñó todo, más o menos en el 2012 él se enfermó, así que ahí no me quedó otra que ponerme al frente. Al principio fue difícil porque yo tenía la imagen de él, como una persona muy fuerte, para mí y para todos. Una persona con muchísimo carácter y llego yo, a una empresa donde eran todos hombres.

“Al principio no fue fácil, pero a medida que una se va empapando de las cuestiones, te empiezan a respetar más, cuando se dan cuenta que sabés del tema. Pero de a poco, no fue fácil arrancar con todo”, cuenta. El detalle no es menor. Silvina introdujo miradas y presencias femeninas. Ahora son varias las mujeres que trabajan en la gran familia del aserradero. La suya propia, con el misionero, se agrandó: una nena de 13 años, que tiene un síndrome genético raro, que es una duplicación invertida del cromosoma 15, con trastornos del espectro autista. “Fue todo un desafío, pero la vamos llevando. Y el varón de 16 es un monstruo de dos metros”, cuenta orgullosa la jefa de uno de los aserraderos más importantes del sur de la provincia y al mando de 53 trabajadores. “Tuvimos que tomar un poco de gente, te digo que tomaría más, porque ahora tenemos una demanda que se sale realmente de lo previsto”.

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¿A qué se debe eso?

Estudiando comportamientos, creo que tiene que ver un poco con la pandemia, por el mercado interno, porque por ahí con esa platita que se destinaba a viajar, están haciendo reformas en la casa, o están haciendo arreglos, eso es lo que suponemos por lo que hablamos con la gente que viene a comprar al local. Estamos teniendo una demanda inusitada, que en todos los años que llevo en la empresa jamás vi, no sólo a nivel interno, sino externo, inclusive se están abriendo nuevos mercados. Si bien ahora es la temporada alta en Estados Unidos, pero Canadá también está teniendo una temporada alta, Centroamérica, Puerto Rico, Costa Rica, Guatemala, son destinos que están demandando mucha madera. Es un momento de demanda de madera, como nunca vi.

¿Tienen rentabilidad?

Esto nos ayudó un poco a levantar el precio porque estaba muy bajo el precio de la madera. Nunca pudimos acompañar la inflación de los últimos dos años, porque no es que ponés el precio que querés. Tenés que poder vender, entonces tenés que estar a la altura de las circunstancias y yo, por la cantidad de gente que tenemos, no puedo decir no trabajo más cierro y listo. Somos muy responsables en ese sentido, tenemos 50 y pico de familias que dependen de nosotros directamente, después tenemos todo el otro grupo que se mueve indirectamente.

Además de esos 53, me imagino que tenés gente de hace varios años.

Sí, hay gente con 30 años de antigüedad. Es gente que sabe muchísimo, además.

¿Qué es necesario para contratar más?

Tener un poco más de seguridad jurídica, los altos costos laborales son un problema. Nos hace pensar mucho antes de tomar gente, para nosotros es un compromiso muy grande tener gente a cargo, entonces tratamos de que si vamos a iniciar una relación laboral, tratamos que las dos partes estén de acuerdo, trabajar cómodamente. La prohibición y la doble indemnización por despido, nos complica un poco en ese sentido. Porque si fuera por nosotros, necesitaríamos tomar más gente.

¿Y cómo está el mercado de la madera más allá de la pandemia?

Lo que pasa es que yo creo que está muy relacionado a la pandemia, el tema de la oferta y demanda. Paramos solo dos semanas en marzo. Agradezco muchísimo, porque gracias a las gestiones que hicieron en el Gobierno provincial nos permitieron seguir trabajando, porque la verdad es que no sé que nos hubiera pasado si no hubiéramos seguido trabajando. Yo pensé que esto iba a ser una crisis terminal para nosotros, porque no se movía nada. Y fue como un estallido, porque empezaron, no solo el mercado interno, sino que el mercado externo también, una cosa rarísima, yo se lo atribuyo al tema de la pandemia. Ahora estamos rechazando pedidos porque no podemos cubrir la demanda. Si tuviéramos la posibilidad de hacer un doble turno, lo haríamos. Solo que ahí entramos en el tema de los costos laborales y el riesgo de tener una plantilla por ahí demasiado grande y que después empiece a ser más austero el mercado, porque todavía no sabemos qué va a pasar. Estamos en la incertidumbre total, porque nunca pensamos que iba a ser una cosa así, ahora por decirte hasta diciembre tenemos turnos casi completos.

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Deben ser una de las pocas actividades que están bien…

Yo creo que estamos en alza. Porque en el rubro de construcción, fabricantes de ladrillos también están a full. Por eso suponemos que tiene que ver con el tema de reformas, ampliaciones, que por ahí están aprovechando para hacer en su casa.

¿Y cómo ves la economía de Misiones en general?

Sobre la economía de Misiones estoy super esperanzada, no solamente por la gran demanda de madera, sino porque veo que el Gobierno provincial está teniendo algunas actitudes, gratamente sorprendentes, como por ejemplo el hablar con Nación para que nos modifiquen el IVA, o nos tengan como zona franca. Misiones se va para arriba si realmente se puede crear una cosa así. El cierre de fronteras significó potenciar el mercado interno. Los comerciantes están felices como nunca yo me imaginé en mi vida, después de un peregrinar eterno para ver cómo emparejaban las asimetrías con Paraguay. Es que es una señal que algo hay que hacer, además otra cosa que veo, es que el resto de las provincias no está en la misma situación, así que esta es una señal que hay que hacer algo.

Estuviste reunida con el gobernador en una mesa productiva, ¿que están haciendo?

Fue una iniciativa que me llenó de esperanza, porque el Gobernador quiso conocer de primera mano los problemas que tenemos los productores. Me parece que van a salir cosas buenas de esas reuniones, porque hay una movilidad real del gobernador para tratar de resolver estos problemas. A mí me pareció muy positiva y espero que se puedan dar soluciones que nos ayuden a todos, porque esto en beneficio de toda la sociedad, porque si los productores trabajan para poder crecer, estoy segura que eso va a redundar para toda la sociedad. Necesitamos un alivio de la carga impositiva (el pedido del Gobernador a Nación va en ese sentido) y revisar los costos laborales, articular programas de pasantías para que las personas que cobran planes puedan capacitarse y tener un trabajo digno. Fomentar la creación de puestos de trabajo. Al Gobernador le pedimos una reestructuración de las boletas de luz, para que no se paguen ítems que nada tienen que ver con la energía neta y con eso poder generar más empleo. 

Hay un planteo hecho por la provincia a la Nación para que Misiones sea considerada una zona libre de impuestos, se bajen también unos tributos nacionales ¿qué te parece?

Esto puede marcar un antes y un después para Misiones. Creo que, si se llega a dar, realmente va a ser un beneficio, vamos a crecer muchísimo como provincia. Ojalá se dé, tengo mucha esperanza. Lo que me gusta es que todos los sectores están de acuerdo y están empujando para que la provincia vaya hacia adelante.

Silvina recorre los enormes galpones de la industria mientras va detallando el uso de la madera y los detalles de cada máquina. Dice que se necesitan más créditos blandos para poder modernizar la maquinaria y aprovechar al máximo la materia prima. También espera que suba el precio del raleo en Misiones, ya que es proveedora de otras industrias, como las celulosas o yerbateras, que utilizan la madera para producir energía. 

Pero Silvina también quiere cambiar la imagen de la madera en las viviendas. “Debemos fomentar el uso de la madera en la construcción, desde el Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional, con viviendas que modifiquen el diseño de la “casa social”. “Es uno de los paradigmas que queremos romper, porque vos vas a Canadá o a Estados Unidos, ves unas casas de madera divinas y acá venís y te dicen una casa de madera y te imaginas un ranchito. Son cosas que están ideadas culturalmente”.

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