La deuda pública misionera está en su punto más bajo del último quinquenio

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Ya a finales del 2019, cuando el gobierno nacional del ex presidente Macri comenzaba a despedirse del poder, comenzó a tomar más fuerza el problema de la deuda. De hecho, el punto central de la problemática fue el reperfilamiento de deuda que estableció el ex mandatario durante los últimos meses de su gestión. 

 

Ante ello, el 2020 se inició con la deuda pública como uno de los pilares centrales a resolver, particularmente en la negociación de tenedores de bonos y títulos argentinos en el exterior. Antes de poder llegar a una solución, vino la pandemia: cachetazo para las arcas públicas en sus primeros meses, pero la negociación siguió en pie y, tras largos meses de negociaciones, el ministro Martín Guzmán logró cerrar el acuerdo. 

 

En medio de todo ello, comenzó un segundo problema relativo a la deuda pública: el pasivo de las provincias, donde una buena parte de la explicación del problema que atravesaban correspondía a lo sucedido algunos pocos años antes. 

 

Todos recordaremos que la primera medida fuerte del gobierno de Macri tras asumir, fue el arreglo con los holdouts (famosos en la Argentina por ser llamados fondos buitres), efectivizando el pago de deuda reclamada, lo que posibilitó una fuerte apertura del crédito extranjero para el país. En ese contexto, las provincias se sumaron a este envión, colocando títulos de deuda en el exterior, regidas bajo leyes de Nueva York y, por supuesto, en dólares, durante 2016 y 2017. 

 

Algunas provincias tuvieron condiciones algo más favorables en función de su propio historial crediticio y de factores endógenos (si la deuda está garantizada por regalías, por ejemplo), y otras tuvieron posibilidad de acceder a crédito algo más caro, pero que, en la proyección estimada de crecimiento para esos años, más el supuesto de equilibrio y estabilidad cambiaria, generaba la expectativa de solvencia.

 

¿Qué vino luego de esto? Corrida cambiaria del 2018, que disparó el valor del dólar, inicio de recesión, freno de la actividad, caída en recaudación, y casi dos años después, pandemia, que fue la trompada final a cajas provinciales que, en su gran mayoría, traían un fuerte stress. 

 

Todo esto generó que sean las provincias las que inicien sus propios procesos de negociación con tenedores de sus títulos para reestructurar los mismos: un proceso similar al realizado por la Nación, pero con las provincias ahora como protagonistas. 

 

Doce fueron las provincias que iniciaron este camino, y cuatro lo hicieron en una situación de default. De ese total, diez ya lograron cerrar sus acuerdos (Mendoza, Jujuy, Salta, Entre Ríos, Córdoba, Chubut, Neuquén, Río Negro, Chaco y Buenos Aires – que tuvo la negociación más tensa y larga, cerrada apenas días atrás); una está a días de culminar el proceso formal de cierre de acuerdo (La Rioja); y otra aún continúa negociando, pero lo hace pagando normalmente sus servicios de deuda, evitando así todo tipo de conflicto en el medio de los diálogos (Tierra del Fuego)

 

Naturalmente, iniciar un proceso de reestructuración de títulos de deuda en moneda extranjera pone de manifiesto un problema de caja y de flujo de pago, y detrás de ello se esconden dos cosas: la posibilidad de insolvencia, pero también, y quizás lo más relevante en este contexto, la priorización de recursos de la gestión provincial, que debe destinar una importante masa (dependiendo el caso) de recursos para cumplir sus compromisos.

 

El repaso de esta historia tiene un sentido: en el listado de provincias que reestructuraron (o en están aún en proceso) no se observa a Misiones. Primer punto a favor para la provincia: no solo no debió reestructurar deuda, sino que ni siquiera tiene títulos extranjeros en dólares. Por ende, no sufrió ni la corrida cambiaria ni los altos volúmenes de pago por servicios de deuda que tenían otros distritos

 

Pero la situación es aún más auspiciante para Misiones cuando analizamos el stock de deuda de la provincia: si observamos los datos del período 2017 – 2021, actualmente Misiones está en su nivel más bajo de deuda pública al medirlo en moneda constante. 

 

Veamos de qué se trata esto. En primer lugar, cabe destacar la aclaración del motivo por el cual tomamos este período de análisis, y tiene que ver con un aspecto metodológico fundamental: el IPC. 

Recordemos que la gestión Macri impulsó una nueva serie de medición del alza de precios que tiene como base a diciembre de 2016, e incluye no solo la medición nacional sino también regional. Por ese motivo, y para utilizar una sola serie del índice de precios, particularmente la referida a la de la región del NEA, tomamos en consideración el periodo 1º trimestre 2017 como inicio del análisis, hasta el 2º trimestre 2021, que son los últimos datos disponibles. 

 

Los datos de este último período mencionado nos dicen que el stock de deuda pública de la provincia de Misiones es por un total de $12.075,2 millones: tiene un incremento del 25,4% a pesos corrientes, respecto a igual período del 2020; y en ese marco, el 64,1% del total del stock de deuda es con el Gobierno Nacional y un 34,3% en Títulos Públicos, entre otros.

 

Sin embargo, si medimos el stock de deuda pública misionera en moneda constante, como se indicó anteriormente, observamos que en este 2º trimestre 2021 Misiones tiene el stock más bajo de toda la serie analizada. Dicho de otro modo, la provincia sostuvo un proceso de desendeudamiento progresivo que permitió que hoy esté en su nivel más bajo.

 

 

 

Como frecuentemente lo indicamos, tener un bajo stock de deuda pública es una ventaja comparativa en relación a otras jurisdicciones, no solo porque no sobrecarga al gasto, sino porque, además, incluso, permite tener latente la posibilidad de salir al mercado en búsqueda de financiamiento más barato para la ejecución, por ejemplo, de alguna obra de gran magnitud. 

 

Ahora bien, la fortaleza misionera en este caso no se trata solamente de un bajo stock de deuda pública, sino de su vinculo con los ingresos y con el gasto.

 

Como primer punto, veamos el stock en relación a los ingresos de la provincia. Como el último dato disponible corresponde al segundo trimestre 2021, podemos comparar entonces cuanto pesa el stock de deuda provincial sobre el total de los ingresos de ese mismo período, respecto a años anteriores. 

 

Aquí volvemos a ver un piso: tomando los segundos trimestres del período 2017-2021, en la actualidad el stock de deuda es el de menor peso sobre los ingresos: equivale a solo el 12,1%, cuando en el 2017 era del 29,4% de los ingresos totales del período. Aquí juegan en conjunto dos factores: la baja del stock real y el fuerte incremento real de los recursos que tuvo la provincia en este período. 

 

 

En la actualidad (2º trimestre 2021) sobre un total de doce provincias que tienen datos actualizados de sus stocks de deuda, Misiones tiene la segunda proporción stock/ingresos de todo el país, solo por encima de Formosa. Esto pone una vez más de manifiesto la situación beneficiosa en este punto particular que tiene Misiones respecto a otras jurisdicciones, que parte de la propia administración y gestión de los pasivos. 

 

 

El segundo punto fundamental de la relación del stock con otras variables, es al observar los servicios de deuda (es decir, los pagos) en relación al gasto de la provincia. Considerando nuevamente los segundos trimestres para el período 2017-2021, en la actualidad el peso del pago de servicios de deuda se encuentra en su piso, cuando se lo relaciona con el gasto total: representan apenas el 0,4% del gasto total misionero. 

 

En este punto, cabe destacar que en todo el período analizado el peso de los servicios de deuda ha sido históricamente bajos, sin llegar en ningún caso al punto porcentual. Esto se trata de un dato fundamental importancia: a menor carga de pago de deuda, se direcciona el gasto hacia otras prioridades de la gestión de gobierno que hacen al desarrollo provincial. Menos peso de la deuda, más recursos para infraestructura, innovación, demandas sociales, fomento al consumo, salarios, etc. 

 

 

En definitiva, una de las grandes fortalezas misioneras desde el punto de vista fiscal es el hecho de contar prácticamente con la totalidad de su presupuesto para volcarlo a inversión y al funcionamiento del Estado, sin tener que preocuparse demasiado por el cumplimiento de pago de deuda, algo que no ocurre en todas las provincias.

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Repaso del año: La economía mundial en cinco gráficos

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Ha sido un año tumultuoso marcado por desastre naturales, tensiones geopolíticas y profundas divisiones políticas en muchos países.

Pero en lo económico, 2017 está concluyendo en una nota positiva, con un PIB que continúa acelerándose en medio de la fase de expansión cíclica más amplia desde el comienzo de la década.

He aquí cinco gráficos que ayudan a repasar la historia económica del año que concluye.

Un aspecto destacado de la expansión del último año ha sido su amplio alcance. El crecimiento se aceleró en aproximadamente tres cuartos de los países, la mayor proporción desde 2010. Y algo aún más importante es que ciertos países que padecieron fuerte desempleo por algún tiempo —por ejemplo, varios de la zona del euro— están participando en el repunte del crecimiento y experimentando un sólido crecimiento del empleo. Algunas de las mayores economías de mercados emergentes, como Argentina, Brasil y Rusia, han dejado atrás sus recesiones. De todos modos, en cifras per cápita, el crecimiento en casi la mitad de las economías de mercados emergentes y en desarrollo —en especial las más pequeñas— estuvo a la zaga del de las economías avanzadas, y en casi un cuarto de las economías el crecimiento registró disminuciones. Entre los países afectados están los exportadores de combustibles y las economías de bajo ingreso que sufrieron conflictos civiles o desastres naturales.

Gracias a la recuperación de la inversión, el crecimiento del comercio mundial repuntó tras haberse desacelerado al ritmo más lento desde 2001, descontando lo ocurrido durante la recesión de 2009. El flojo gasto de capital en el sector energético había contribuido considerablemente a la debilidad de la inversión mundial en 2016.

Los precios de los metales y los combustibles se vieron respaldados por un mayor ímpetu de la demanda mundial y trastornos de la oferta en el sector de la energía, como paralizaciones de la producción por huracanes en Estados Unidos, perturbaciones financieras en Venezuela y problemas de seguridad en algunas regiones de Iraq. Dado que los precios de futuros apuntan a una estabilidad general o cierta moderación de los precios de aquí en adelante, los exportadores de materias primas deben seguir adaptándose a un nivel más bajo de ingresos y, al mismo tiempo, diversificar la composición de la producción y las exportaciones de sus economías para desarrollar capacidad de resistencia y apoyar el crecimiento en el futuro.

El crecimiento de los salarios siguió siendo desconcertantemente tenue en las economías avanzadas a pesar de la disminución de las tasas de desempleo. Gran parte de esta atonía es atribuible a una persistente capacidad ociosa en los mercados laborales —desempleo aún alto en algunos países o niveles altos de desempleo parcial involuntario— y al débil aumento de la productividad.

Las valoraciones de las acciones han continuado su trayectoria ascendente y rondan máximos históricos, ya que los bancos centrales han mantenido la orientación acomodaticia de la política monetaria en medio de una inflación débil. Esto forma parte de una tendencia más amplia en los diferentes mercados financieros mundiales, en donde las bajas tasas de interés, las mejores perspectivas económicas y un mayor apetito de riesgo han estimulado los precios de las acciones y han contenido la volatilidad (medida por el índice de volatilidad VIX). Las condiciones financieras más favorables potenciaron el ímpetu del crecimiento, pero también plantean riesgos si empiezan a buscarse rendimientos con demasiada avidez.

Panorama para 2018

Lo fundamental: No desaprovechar una buena recuperación.

Esta buena coyuntura económica no debe inducir a las autoridades ni a los mercados a dormirse en los laureles. Lo más probable es que este buen momento sea pasajero. Para garantizar una recuperación más duradera, las autoridades tienen que aprovechar la oportunidad para introducir reformas.

 
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Autorizan emisión de bonos por hasta u$s 20.000 millones con renuncia a inmunidad soberana

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El Gobierno nacional autorizó hoy a las secretarías de Hacienda y de Finanzas a colocar bonos públicos por hasta u$s 20.000 millones y estableció jurisdicciones a favor de los tribunales estaduales y federales de Nueva York y Londres, renunciando a “oponer la defensa de inmunidad soberana”.

Así fue comunicado con la publicación en el Boletín Oficial del Decreto 334/2017, que lleva la firma de la vicepresidenta Gabriela Michetti, del jefe de Gabinete Marcos Peña y del ministro de Finanzas Luis Caputo.

Según los argumentos, la decisión responde a “una estrategia financiera integral y del programa financiero para el Ejercicio 2017” que “estima conveniente aprovechar ciertas circunstancias de los mercados financieros internacionales, a efectos de concertar operaciones de venta de títulos públicos y su recompra en una fecha posterior”.

La norma habilita a las mencionadas secretarías a incluir “cláusulas que establezcan la prórroga de jurisdicción a favor de los tribunales estaduales y federales ubicados en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos de América y/o de los tribunales ubicados en la ciudad de Londres, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, y que dispongan la renuncia a oponer la defensa de inmunidad soberana, exclusivamente, respecto a reclamos que se pudieran producir en la jurisdicción que se prorrogue y con relación a dichos acuerdo”.

 

De todas formas, el decreto aclara que “la renuncia a la inmunidad soberana” no implica “renuncia alguna respecto de la inmunidad con relación a la ejecución” de cualquier reserva del Banco Central, de cualquier bien público localizado en territorio argentino o que esté localizado en el país y que brinde un servicio público esencial, o los alcanzados por privilegios e inmunidad diplomática.

También quedan excluidos de la renuncia a la inmunidad soberana “efectivo, depósitos bancarios, valores, obligaciones de terceros o cualquier otro medio de pago de la Argentina, sus agencias gubernamentales y otras entidades gubernamentales relacionadas con la ejecución del presupuesto”.

 

Además, se excluyen de la posibilidad de embargo por falta de pago de las obligaciones contraídas los bienes utilizados por misiones diplomáticas, consulares y gubernamentales, los de carácter militar o de agencias de Defensa, los que representen la herencia cultural de la Argentina y otros bienes protegidos por cualquier ley de inmunidad soberana que resulte aplicable.

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