Mayor compromiso social, clave para alcanzar equidad de género

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La Justicia es hoy un poder del Estado con mayoría femenina. La máxima expresión de esa femineidad se aprecia en el Superior Tribunal de Justicia, donde las juezas mujeres son más que los hombres. Y esa influencia se puede apreciar en una mirada más amplia en los fallos, sobre todo en lo que hace a derechos.
“Son dos miradas que hacen más equilibrado el reparto de justicia”, argumenta Cristina Leiva, ministra del STJ. “El derecho es derecho siempre. Pero hay cuestiones que son observadas desde otro tamiz. Esos son los hechos y las conquistas que las mujeres supimos conseguir en estos años”, completa Rosanna Pía Venchiarutti.
“Somos una provincia señera, con mayoría mujeres en el STJ. El cambio es importante, porque ha aportado las dos miradas que necesita cualquier política y más el servicio de justicia. La población mundial tiene 51 por ciento mujeres y la visión de género que tiene cada uno, es diferente. La representatividad con esas dos percepciones hace a la esencia de la persona y traducido al servicio de justicia, es muy relevante, porque conocemos, independientemente de la formación jurídica, las dos miradas que son necesarias al momento de impartir justicia”, explica Leiva.

¿Cuál es la influencia que puede tener esto en los fallos?
La influencia viene con el aporte de lo que está ocurriendo en la sociedad toda. Con esto fluyen los nuevos temas que vienen a ser sometidos al poder judicial: Acceso, participación. Tenemos temas laborales, de familia, comerciales, todo a la nueva luz con una visión igualitaria. Se fueron adaptando códigos y leyes con una inclusión de la mujer mucho más activa. Hay más juezas en el STJ y más juezas en los fueros inferiores, que hacen a más igualdad y eso se traduce a los expedientes. Nuevas participaciones, roles, derechos y obligaciones de ambos grupos.
 
¿Cómo está la representación misionera en comparación con otras provincias?
Misiones es pionera en esto, hemos tenido vicegobernadora, mayoría en STJ, representación parlamentaria y estamos por encima de la media nacional. La Legislatura ahora amplió la ley de Cupo, con una participación igualitaria. Misiones es una provincia que lidera en la participación de las mujeres en todos los ámbitos. Tenemos ministerios llevados adelante por mujeres, muchas juezas. Se viene equilibrando algo que venía muy atrasado en el tiempo en el último medio siglo, por lo que todavía seguimos relegadas en relación con el hombre. Pero en los últimos años hubo un crecimiento, por lo que podemos anticipar que en mediano plazo habrá una igualdad real. En el STJ, podemos decir que tenemos un mejor estándar incluso que en el ámbito internacional. Hay cortes internacionales y nacionales con escasa y en algunos casos, nula representación femenina.
 
Los espacios ganados no logran mitigar, sin embargo, la epidemia de violencia sobre la mujer. Los ojos de la ministra se humedecen cuando reflexiona sobre Fiorella, la última víctima de femicidio en Misiones: “Es una pena en el alma… Se está trabajando muchísimo para combatir el flagelo de la violencia doméstica, los femicidios. Se trabaja en la capacitación y se tiene que seguir trabajando con la educación. La mujer tiene que dejar de ser cosificada. La pertenencia de esa niña o del género femenino, se debe terminar. Este hecho de femicidio es una muestra clara del sentimiento de pertenencia equívoco”, desgrana.
“…Pero podemos dictar medidas de no acercamiento, tomar las denuncias, los juzgados están trabajando muy bien, pero necesitamos el apoyo de la comunidad, de los padres, los amigos, los hijos. La conducta social es lo que va a cambiar esto, la condena social es la que va a cambiar el paradigma de la violencia. Cuando la violencia no sea aceptada, cuando no quede dentro de las cuatro paredes… Si sabíamos que Fiorella era víctima de violencia de género, todos debíamos contribuir para que el violento no se le acerque. Pero debe partir de la educación. La persona que sufre de violencia, no puede defenderse sola. Por más que vuelva a estar al lado del violento, todo el sistema social, judicial, familiar, debe preservar a la víctima. La amenaza de muerte no es como cualquier otra amenaza, es agravada. La víctima debe ser preservada del violento, de sí misma, muchas veces, porque quiere volver”, agrega .
 
Para la ministra es necesario “más educación y más sanción social”. “Cada uno tiene un rol, la maestra, el compañero de trabajo, el policía que atiende a la víctima. Estamos capacitando a la policía al igual que al Poder Judicial para tener la sensibilidad para atender a una víctima. Debemos estar todos comprometidos, no puede mirarse para otro lado. Como hijos, hermanos, como mujeres compañeras, todos debemos contribuir.
Pretender trasladar la responsabilidad solo al Poder Judicial, es un error. Solo cuestionar a la Policía, es un error. Esto es un compromiso social”, sentencia.

En un despacho a unos pocos metros, la ministra Venchiarutti coincide en que es necesaria un compromiso social mucho más fuerte para alcanzar una igualdad real. “Que haya más mujeres, por ejemplo, en la Justicia, no influye en toma de decisiones, sino en nivel de respeto, institucionalizado y un debate más profundo en algunas cuestiones en las que se ven involucrados derechos de la mujer”.
 
“El derecho es derecho siempre. Pero hay cuestiones que han cambiado, con una mirada distinta, observadas desde otro tamiz, color, perspectiva. Esos son los hechos y las conquistas que las mujeres supimos conseguir en estos años”, sostiene.
 
Y cita como ejemplo a Rosa de Luxemburgo: “Logremos estar en pie de igualdad, pero que nos juzguen como lo que somos, mujeres”.
 
“La igualdad es la base. En el Poder Judicial, que creo que goza de un plus distinto, el acceso es igualitario. Hay más mujeres que hombres, no solo en el STJ, ganan lo mismo, todo lo que es conquista, ya está incorporado. En la provincia toda, las mujeres tienen muchas posibilidades de participación. Pero me preocupa la mujer vulnerable, de la profundidad de nuestra provincia. Me preocupa el manejo del derecho de toda la mujer, no solo la que accede al secundario, sino la que no pudo acceder, la ama de casa o la que acompaña, la que decide o por obligación, se dedica a la tarefa, a esa quiero llegar. Hay que afinar el mensaje, empoderarlas, que sepan a quien acudir, qué leyes las amparan, los mecanismos de defensa. Ahí está nuestro trabajo y eso es lo que hemos realizado en los últimos dos años. Hemos recorrido barrios, escuelas, hablado sobre violencia de género, bullying. Los jóvenes receptan, porque es bueno tener al juez cerca, tocar, palpar, ver de quién se trata. Capacitamos a municipios, en Posadas a todos, desde el inspector, hasta el intendente, los ordenanzas, los que limpian la calle. A la policía, sobre perspectiva de género”, enumera.
También se quiebra al hablar de Fiorella. “Son tiempos violentos. En el sentido del ser humano violento. Hay una cultura del flash, todo va demasiado rápido. Nos corre la economía, la necesidad de llegar a una posición social. Pero no se sabe lo que pasa en los grupos más vulnerables”, contrasta.
¿Cuál es la salida? “Más educación constante. Debe ser una política de Estado y con suerte, mi nieto verá otra sociedad, más inclusiva, con respeto hacia la mujer”.

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El IPEC presentará datos estadísticos actuales sobre la situación de la mujer misionera

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En el marco del mes de la mujer, el Instituto Provincial de Estadística y Censos de Misiones llevará a cabo una conferencia sobre la temática de la mujer en el actual contexto social, económico y laboral.
En efecto, bajo el lema del Gobierno Provincial para 2019, Año de la Igualdad de la Mujer y el Hombre en la Sociedad Misionera, el organismo público realizará una presentación detallada de datos estadísticos sobre la cuestión de género.
La conferencia se titula La mujer en la sociedad misionera: ¿qué nos dicen los datos estadísticos?, y la convocan el IPEC y la Universidad Gastón Dachary (UGD), donde se expondrá el informe gubernamental.
Durante la conferencia se presentará información acerca de los siguientes tópicos:

  • Violencia doméstica y de génerodatos recientemente publicados, a cargo de la Directora Ejecutiva del IPEC, Cra. Silvana Dea Labat;
  • Sistematización de indicadores estadísticos de la situación de la mujer en la sociedad misionera, también llamada Matriz de Género. La disertación estará a cargo de la técnica del IPEC, Lic. Natalia Ojeda;
  • Determinación de la brecha salarial entre la mujer y el hombre bajo la utilización de modelos econométricos avanzados. Ese tema lo abordará el Director de Metodología y Relevamiento Estadístico del IPEC, Darío Ezequiel Díaz.

La convocatoria a la sociedad será abierta y gratuita, para el próximo miércoles 20 de marzoa las 19:00. La cita es en el salón de conferencias de la UGD.
Por otra parte, este acontecimiento se relaciona con el trabajo que ejecuta el IPEC sobre la problemática de la mujer. Sus resultados ya exhiben diversos indicadores en su sitio web.
Asimismo, la iniciativa forma parte del convenio firmado en 2016 entre dicha institución educativa y el organismo provincial, a fin de promover la realización de investigaciones conjuntas.

 
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Mujeres argentinas: entre la organización por la conquista de derechos y la profundización de las inequidades económicas

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  • El 2018 constituyó un año de fuertes avances en la organización del movimiento feminista: mayor visibilización, reivindicaciones y demandas propias del colectivo de mujeres, lesbianas, travestis y trans. Paralelamente, 2018 fue un año en que la economía argentina sufrió una crisis económica que tuvo importantes efectos sobre el mercado de trabajo, las condiciones socioeconómicas y la economía real. Así las cosas, las mujeres argentinas transitaron un 2018 entre la organización por la conquista de derechos y la profundización de las inequidades económicas.
  • Durante 2018 se intensificó la desigualdad de género respecto al desempleo y la informalidad laboral. Las mujeres registraron tasas de desempleo de 10,8% (frente a 8,9% de los varones). Un incremento de 1,3 pp respecto de 2017 y de 3,1 pp respecto de 2015. Entre las mujeres más jóvenes de entre 14 y 29 años la tasa de desempleo trepó a 19,3%. Respecto a la informalidad laboral, el 37,1% de las mujeres en relación de dependencia trabaja sin registración laboral. Un incremento casi 1 p.p con relación a 2017 y 2,1 pp respecto de 2015. En cambio, para los varones el porcentaje se sostiene en 31,8%, no registrándose variaciones con respecto al periodo anterior.
  • Una manera de cuantificar las desigualdades económicas que afectan a las mujeres es la brecha de género en los ingresos. Si se considera la brecha de ingresos de la ocupación principal (vinculada a la actividad laboral), la misma se ubica en el 25% para el segundo trimestre de 2018, según los últimos datos de la EPH – INDEC. Incluso si se considera la brecha de ingresos personales (incluye ocupación principal, secundaria e ingresos como laborales como jubilación o renta) la brecha de género persiste ubicándose en 26%.
  • Cuando se considera la evolución de la brecha de ingresos por la ocupación principal en el largo plazo, se observa que entre 2004 y 2015 hubo una contundente disminución (11 puntos porcentuales) pasando del 33% al 22%. Este proceso está asociado a la mejora de los indicadores macroeconómicos en general y del mercado de trabajo en particular (salario real, nivel de registración, mayor cobertura de los convenios colectivos de trabajo. etc.). Hacia 2018, se presenta una tendencia a la baja  de la brecha, ubicándose en 25%, la cual parece ser contradictoria con las graves dificultades macroeconómicas que viene atravesando la Argentina desde el inicio de 2018. Sin embargo, vale aclarar que la caída de la brecha, aunque exprese una mejora relativa de las mujeres respecto de los varones, es consistente con un empeoramiento absoluto de los salarios reales de mujeres y varones.
  • Uno de los mitos en torno a la brecha de género es que la misma se debe a que las mujeres son peor remuneradas a igual tarea realizada por varones. Sin embargo, aunque esto pueda suceder en la práctica en algunos casos, no explica el fenómeno macro. Entre las principales causas de la desigualdad salarial, se encuentra la inequitativa distribución entre trabajo productivo y reproductivo (las mujeres dedican menos horas al trabajo remunerado porque deben atender al sostenimiento del hogar), lo que se refleja en la tasa de actividad: 69,5% es la tasa masculina y 47,1% la femenina.  
  • En el universo de los trabajadorxs no registrados, la brecha en las remuneraciones no solo es más pronunciada, sino que a contramano de la tendencia general la misma se amplió entre el 2017 y el 2018: mientras que para el trabajo informal pasó de 35% a 34%, en el trabajo registrado pasó de 18% a 21%. En definitiva, las mejoras relativas de género que operaron en el mercado laboral en término de brecha durante el 2018 correspondieron solamente al mercado de trabajo formal sin percibirse un derrame sobre las mujeres informales. Por el contrario, en el mercado informal se amplió la brecha paralelamente a un aumento en el porcentaje de trabajadoras informales.  
  • Un elemento central en la desigualdad salarial, que se suma a la desigual distribución de tareas al interior de los hogares y la mayor vulnerabilidad en la inserción laboral femenina, es la penalidad de las profesiones asociadas a tareas de cuidado. Según el relevamiento realizado en portales web de búsqueda laboral, las profesiones de la sanidad, docencia y servicio doméstico, fuertemente feminizadas y asociadas al cuidado, tienen peores remuneraciones horarias que otras profesiones con similares características en términos de formación profesional y experiencia laboral. Incluso, aquellas actividades que requieren menor formación, menor experiencia y en las que el salario promedio horario se ubica entre los más bajos, la diferencia salarial entre las que involucran carga de cuidado con las que no, es mayor que la que se presenta entre las actividades relevadas que implican un mayor nivel educativo.  
  • El fenómeno de feminización de la pobreza se acrecienta en los hogares con menores y monoparentales con jefatura femenina. El. Esta representación se profundiza en los deciles de menores ingresos: los 27% de los hogares argentinos con menores son monoparentales y de estos el 60% tiene jefatura femenina hogares monoparentales representan el 66% de los hogares pobres y los que tienen jefatura femenina son el 60%. En estos hogares la  AUH es central ya que el 47% la percibe como ingreso principal.  
  • En cuanto al consumo, las mujeres contamos con costos diferenciales asociados al ciclo reproductivo de la mujer. Una mujer cuya menstruación se produce desde los 15, tiene dos hijos durante su vida fértil y a los 50 años tiene la menopausia deberá dedicar a lo largo de su vida y a valores actuales aproximadamente $1.600.000. En este sentido, si comparamos lo datos relevados con los del 2018, se puede observar que ha habido una variación significativa en los gastos mencionados, a nivel general de alrededor de un 177%. En el caso de los gastos correspondientes al periodo reproductivo, hay un aumento del 36% sobre el total anual y uno del 49,21%  sobre el total general. Asimismo, la canasta de consumo de aquellas mujeres                que se encuentran en etapa de la menopausia, en comparación con 2018, aumentó 287% sobre el total anual y un 265,86% sobre el total general.  
  • Por último, este informe continúa siendo realizado en base a un sistema binario de varones-mujeres implementado para la recolección de datos, que no nos permite hacer análisis desde la diversidad de géneros, sino desde una mera clasificación por sexo. Entre las políticas a implementar, corresponde sugerir la incorporación de estadísticas que nos permitan avanzar con el análisis de las desigualdades de género para seguir pensando qué otras políticas públicas pueden tender a un horizonte de equidad.
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Las marcas y el género: qué puede aportar la publicidad en el camino a la igualdad

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En los últimos meses, el debate sobre las inequidades de género, los estereotipos y el rol social de las mujeres se expandió a todos los sectores de la sociedad, y la publicidad no ha estado ajena a ello.
En algunos casos, con campañas como la de Nike “Juntas imparables”, la de Siempre Libre “No es el período los que nos molesta” o la de Avon “Cambiá el trato”, entre otras, las marcas han mostrado que es posible sumarse a los cambios de una manera proactiva, aunque queda un largo camino por recorrer todavía en cuanto a cómo la publicidad aborda las cuestiones de género.

Subrepresentadas

De acuerdo con un estudio realizado por el Geena Davis Institute, con el apoyo de Google, entre 2006 y 2016, el porcentaje de representación de las mujeres en comerciales creció apenas en 3%, y llega hoy solo al 36,9%1. Según el mismo informe, por otra parte, un 85% de las entrevistadas afirmó que la publicidad necesita ponerse al día con lo que sucede en la vida diaria para poder representarlas, y un 66% dijo haber cerrado sus videos o apagado sus televisores cuando sintieron que estaban siendo estereotipadas por la publicidad2.
“Muchas marcas están haciendo valiosos esfuerzos por incorporar la perspectiva de género en sus comunicaciones” dice Eugenia Denari, Country Marketing Manager from Google Argentina, Chile and Perú. “Es un gran desafío y sin dudas queda aún mucho por hacer, pero estamos viendo en pocos meses progresos que no habíamos visto, como sociedad, en años”.

Un día, todo el año

Más allá de que el debate sobre los nuevos roles y representaciones de las mujeres en todos los ámbitos de la vida sin dudas continuará, el Día Internacional de la Mujer representa una gran oportunidad para reflexionar sobre la necesidad de actualizar los mensajes publicitarios en función de los cambios que están protagonizando los consumidores.
“Las marcas siempre tuvieron un rol clave en la construcción de las representaciones de todos los grupos sociales, entre ellos el de las mujeres. Creemos que tienen mucho para aportar en la construcción de una imagen femenina más acorde con lo que nuestras sociedades hoy están demandando” menciona Karla Berman, Sector Lead CPG, Google Mexico.
Aquí compartimos 5 ideas para seguir aportando a la reflexión.

  • Analizar los datos. Las audiencias muestran constantemente sus intenciones y preocupaciones en sus comportamientos digitales, y a la hora de construir los mensajes, es importante analizar la evolución de estas tendencias. ¿Qué palabras están buscando los clientes con relación a tu marca? ¿Con qué conceptos y términos vinculados al género se asocia a tus productos o servicios? Es clave crear mensajes más cercanos a las percepciones de la audiencia.
  • Más mujeres delante y detrás de los mensajes. Es probable que el desafío no consista solo en representar más y mejor a las mujeres en los mensajes publicitarios, sino también en equilibrar sus presencias al interior de los grupos que elaboran esos mensajes. En 2016, por ejemplo, tan solo un 7% de las principales películas de Hollywood fueron dirigidas por realizadoras mujeres3 y en las agencias de publicidad de la región son muy pocas todavía las que ocupan cargos de dirección en las áreas creativas. La aparición de organizaciones como Publicitarias.org, en este sentido, representa una valiosa oportunidad para repensar las acciones y las estrategias desde nuevos puntos de vista.
  • El cambio, de adentro hacia afuera. Según un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el 57% de las empresas latinoamericanas, las mujeres ocupan altos cargos solo en el 30% de los casos, mientras que el 74% de empresas en el mundo sobrepasan este porcentaje4. ¿Qué pasaría si pudiéramos atravesar el techo de cristal y favorecer la inclusión de más mujeres en cargos directivos?. ¿Podrá un mayor pluralismo y diversidad de voces en los altos cargos de las empresas verse reflejado también en mensajes publicitarios más y mejor vinculados con la realidad de las mujeres?.
  • Cuidado con los estereotipos. “Los estereotipos son verdades cansadas” decía el filósofo y escritor George Steiner. Y es posible que muchos consumidores se hayan cansado de ciertos estereotipos publicitarios. Eso encierra un riesgo para las compañías que no adviertan y reflejen a tiempo los cambios que sus audiencias demandan. De acuerdo con un estudio de la consultora Trendsity, 9 de cada 10 consumidores de Argentina, Chile, Perú, Brasil y México, prefieren anuncios que rompan con los roles tradicionales de hombres y mujeres.
  • Un debate inclusivo. Naturalmente, los retos planteados por la cuestión de género en la publicidad no involucran solamente a las mujeres. La construcción de nuevos modelos femeninos incluye también, la formación de nuevos modelos masculinos, por lo que la oportunidad de revisar y actualizar los mensajes incluye a todas las marcas, no importa cuáles sean sus públicos.

El debate está planteado y también el desafío. Las marcas tienen frente a sí la gran oportunidad de escuchar a sus consumidores, repensar sus mensajes y acompañar el cambio. ¿Cómo reconfigurar los roles tradicionales? ¿Cómo reflejar los nuevos paradigmas y vincularlos a productos y servicios en nuevas propuestas de valor? ¿Cómo aportar a un mundo más equitativo en cuestiones de género cuidando a la vez el crecimiento del negocio? Vivimos sin dudas un momento histórico, en el que el diálogo amplio y fructífero entre marcas y audiencias puede hacer la diferencia.

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Un imperativo mundial

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El 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer, una fecha que nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre la lucha por lograr una mayor igualdad de género. Las raíces de este evento anual se remontan a más de un siglo, pero la especial atención que presta al respeto y las oportunidades para las mujeres sigue siendo sorprendentemente pertinente hoy: desde el acoso sexual y la violencia hasta las leyes desiguales y la injusticia en el lugar de trabajo, ámbito en el cual las mujeres con demasiada frecuencia están subempleadas, mal remuneradas e insuficientemente promovidas.
El trato desigual o discriminatorio puede marginar a las mujeres y obstaculizar su participación como personas productivas que contribuyen a la sociedad y a la economía de una manera inestimable. Aun así, cuando considero el rico entramado de organismos y personas que pueden marcar una diferencia a la hora de garantizar la igualdad de oportunidades para las mujeres, también veo que las autoridades económicas desempeñan un papel crucial. Desde sus cargos pueden diseñar políticas que ayuden a las mujeres y a las niñas a tener acceso a lo que necesitan para llevar una vida satisfactoria: educación, servicios de salud, transporte seguro, protección legal contra el acoso, servicios financieros y modalidades de trabajo flexibles.
El FMI recomienda este tipo de medidas a los países miembros, y trabaja con muchos gobiernos para examinar la forma en que las políticas afectan a las mujeres. En los últimos años, nos hemos centrado más en el empoderamiento de la mujer precisamente porque, más allá de las importantes consideraciones éticas, también representa una oportunidad perdida en la búsqueda de la estabilidad macroeconómica y el crecimiento inclusivo, ámbitos centrales de especialización del FMI.
Según nuestros estudios, si el empleo de las mujeres se equiparara al de los hombres, las economías serían más resilientes y el crecimiento económico sería mayor. Nuestras nuevas estimaciones confirman que, para los países en la mitad inferior de nuestra muestra en términos de desigualdad de género, cerrar la brecha de género en el empleo podría incrementar el PIB un 35% en promedio, del cual entre 7 y 8 puntos porcentuales corresponden a aumentos de productividad gracias a la diversidad de género. Tener una mujer más en la alta gerencia o en el consejo directivo de una empresa —sin cambiar el tamaño de dicho órgano— eleva entre 8 y 13 puntos básicos el rendimiento de los activos. Si los bancos y supervisores financieros aumentaran la proporción de mujeres en altos cargos, el sector bancario también sería más estable.
Los 189 países miembros del FMI se enfrentan a muchos desafíos diferentes, pero empoderar a las mujeres sigue siendo un denominador común y un imperativo mundial para todos aquellos que se preocupan por la equidad y la diversidad, pero también por la productividad y el crecimiento de sociedades y economías que sean más inclusivas. Si podemos lograrlo, todos ganamos.

 
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