Transformar el gas metano en combustible verde es la gran apuesta para el desarrollo económico y ambiental sostenible
Al tratarse de una fuente de energía ecológicamente correcta, el uso extensivo del biogás ha cobrado relevancia ante un doble desafío que enfrenta una parte del mundo: la crisis climática y la crisis de suministro energético. Tal condición hace impensable admitir que una enorme cantidad de residuos, con el potencial de ser digeridos anaeróbicamente y convertidos en energía, no se aprovechan, más aún en un escenario donde más del 90% de la capacidad mundial de biogás permanece sin utilizar, según la Asociación Mundial de Biogás (WBA).
Para cumplir con esta bioeconomía comercialmente rentable, un punto destacable es la infraestructura energética actual diseñada para combustibles gaseosos, como la del gas natural, capaz de transportar biometano. Otra es la tecnología ya disponible, que incluye dispositivos de medición de biogás para uso industrial. En la vanguardia de este desarrollo están los instrumentos utilizados en las plantas de biogás para monitorear el proceso, con miras a la seguridad y la obtención de metano. Cabe mencionar que cuando los residuos se transforman en biogás, el proceso genera simultáneamente metano, dióxido de carbono y humedad. El metano es el foco de los esfuerzos de extracción porque es un gas inflamable que puede usarse para producir energía, reemplazando al gas natural.
No hacer un uso productivo del metano es un desperdicio en términos de naturaleza y recursos económicos. En lugar de permitir que se descargue en el aire, es importante aprovechar su potencial como combustible excelente. Con un proceso de medición preciso para optimizar las fases de producción, minimizando los costos operativos, el metano, que es 20 veces más potente que el CO2 como gas de efecto invernadero, da paso a una energía amigable con el medio ambiente.
La Unión Europea produce actualmente menos del 15% de su propia demanda de gas. Para 2050, la industria del biometano deberá cubrir del 30% al 40% de la demanda total de gas para disminuir su dependencia de la energía.
Al mismo tiempo, investigaciones recientes de la WBA indican que la actividad humana genera anualmente más de 105 mil millones de toneladas de desechos orgánicos, que emiten metano. Al reciclar estos desechos orgánicos, la industria del biogás permitiría una reducción del 10% en las emisiones globales de gases de efecto invernadero para 2030, según las propias estimaciones de la WBA.
Parte de la solución también podría provenir de la producción de biometano a partir de residuos orgánicos agrícolas, municipales e industriales. Según la Asociación Europea de Biogás (EBA), el biometano ya es al menos un 30% más barato que el gas natural.
La transformación del biogás en combustible verde tiene un enorme potencial para revolucionar el futuro del mundo entero, promoviendo un desarrollo ambiental y económico sostenible. Las necesidades de bienestar de la población mundial son exactamente las mismas y siempre habrá residuos, que pueden jugar un papel importante como sustituto de los combustibles fósiles.
La ventana de oportunidad está dada, pero para aprovecharla se necesitan inversiones, especialmente en relación a incentivos económicos que puedan orientar a las sociedades hacia una genuina bioeconomía. renovable y sostenible. Madjid Ouali es Director para América Latina y el Caribe de Vaisala, empresa finlandesa líder en soluciones de medición industrial, ambiental y meteorológica.