Trump recargado

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Es un hecho que el republicano retorna a la Casa Blanca. Electo por el voto popular y ganando en los estados pendulares, Trump regresa con una serie de políticas bajo el brazo.

Casi que poniendo un pie para evitar que la puerta se cierre tras su ingreso, un grupo de personas van con él en su gabinete. Nombres y hombres que dicen y son mucho más que un solo cargo, sino que una declaración de principios de la era que vivirá Estados Unidos.

Los hombres de Trump

Una danza de nombres empieza a tener sentido cuando se habla del armado gubernamental. Allí, entre gente que apoyó a Trump desde el primer momento hasta mediáticos que se sumaron a la suerte de batalla cultural que decidió brindar el republicano, son parte de sus filas.

Uno de los nombres que asombra en demasía por la diferencia de su profesión y el cargo que va a ocupar es Pete Hegseth. Este hombre es un presentador de noticias de la reconocida cadena televisiva Fox. Allí, es destacable por su posición derechista sin ningún tipo de negociación de por medio. Este hombre estará al frente del Departamento de Defensa estadounidense. Cierto es que Hegseth sirvió al ejército pero con una carga mediática digna de un “chimentero”.

El futuro funcionario de Trump dejó frases por demás polémicas que nos pueden dar un panorama de lo que será su postura al frente de semejante Departamento.

“Lo que digo es que no deberíamos tener mujeres en puestos de combate: no nos ha hecho más eficaces, no nos ha hecho más letales, ha hecho que la lucha sea más complicada”. Esto lo dijo refiriéndose a hombres y mujeres en el servicio militar.

Otra de las personas resonantes en el gabinete trumpista es Marco Rubio. Este sería el Secretario de Estado como tal. Su caso es interesante porque es hijo de inmigrantes, y sería el primer funcionario de la alta diplomacia estadounidense de origen o ascendencia latina. Su posición política es clara: condena a Rusia, Irán, Venezuela y Cuba. Además de eso, en varias ocasiones hizo pública su postura a favor de Milei y totalmente yuxtapuesta a la de Cristina Fernández de Kirchner, a quien definió como “una cleptócrata convicta que robó miles de millones de las arcas del Estado”.

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Paralelamente a Marco Rubio, llega alguien determinante en el manejo fronterizo. Tom Homan será el encargado de la política migratoria de EEUU y es conocido como el “Zar de la frontera”. Es un ex policía que tiene un fin máximo en el gobierno de Trump: llevar adelante la deportación más grande de la historia. Duro, recio y republicano de ley, Homan en varias ocasiones arremetió con severidad contra los migrantes, dejando definiciones como “Es la mayor vulnerabilidad para la seguridad nacional que ha visto esta nación desde el 11-S y tenemos que solucionarlo”.

En salud parece que no asombra ni la designación ni la postura del funcionario en cuestión. Se trata de Robert F. Kennedy Jr. Este hombre es un antivacuna confeso y un gran representante de las teorías conspiranoicas. Su postura contra la industria farmacéutica ha sido muy crítica, acusándolos de sólo centrarse en las ganancias, dejando el bienestar de la gente de lado. Como dato de color aunque de relevancia política, Robert F. Kennedy Jr. es el sobrino del ex presidente John F. Kennedy.

Sin embargo, el nombre más resonante y que es digno de un análisis profundo es el de Elon Musk. El magnate multimillonario será el encargado del Departamento de Eficiencia Gubernamental.

Elon Musk, el Sturzenegger de Trump

Casi como imitando una de las políticas cruciales del gobierno de Milei, el trumpismo tendrá su propia versión de la motosierra. El gobierno nacional se encargó desde su plataforma preelectoral como desde la praxis política de dejar en claro que recortar el Estado para hacerlo más efectivo es una de sus misiones más importantes, y esa idea parece ser que caló hondo en la mesa chica de Trump.

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Elon Musk estará al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental, casi parafraseando al de Sturzenegger, denominado como Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado.

La idea es la misma, achicar, acortar y bajar la cantidad de trabajadores en el Estado. Esto tiene a Elon Musk con una postura casi inusitada en la historia gubernamental reciente de Estados Unidos.

Lo llamativo del asunto es que Trump eligió a un magnate empresarial para una tarea que pareciera ser empresarial, pura y exclusivamente, lo que a priori suena lógico, aunque el fantasma de la voracidad por destruir las oficinas del Estado siempre está presente.

El otro punto que llama la atención es que Elon Musk adquiere un puesto clave en el Estado a partir de su apoyo incondicional a Trump, siendo uno de los financistas más importantes de su campaña y transformándose en un crítico severo de la última administración demócrata del saliente presidente Biden.

En síntesis, Estados Unidos parece entrar a un juego de social media para definir el gabinete de Trump. Un conductor de tv en Defensa, un antivacuna en Salud, un latino anti izquierda en secretaría de Estado, un policía en el cuidado de las fronteras y un magnate excéntrico en Eficiencia del Estado. Todo esto no es más que el simple síntoma de época que el mismo Trump creó. El electo presidente abrió el camino a la época de los outsiders, teniendo sus réplicas o influencias en varias partes del mundo, pero con este gobierno recargado, los outsiders se apoderan de los cargos de decisión. Sin embargo, parece ser un golpe de efecto mediático, difícil es pensar que el establishment global sortee el poderío estadounidense en manos de outsiders o de posturas más extremas. La alta política está haciendo lo suyo, y los hombres de Trump buscarán marcar época en su país.

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