“Una ciudad en avivamiento”
Que una ciudad sea transformada por Dios, a causa del avivamiento, va a demandar que seamos conscientes de cómo provocamos al cielo para que impacte sobre nuestro territorio. Recordemos que Jesús nos enseñó a buscar la voluntad del Padre, para que en la tierra sea como en el cielo (Mateo 6:9 al 13).
“Reconstruirán las ruinas antiguas, y restaurarán los escombros de antaño; repararán las ciudades en ruinas, y los escombros de muchas generaciones.”
Venimos aprendiendo que hay un manto de pionero que pesa sobre nosotros. Y no es un rol sencillo de desarrollar. Entonces, entender lo que Dios quiere hacer con nosotros demanda que sepamos cómo reconstruir lo que el enemigo destruyó en el pasado, o está destruyendo en el presente. Que una ciudad sea transformada por Dios, a causa del avivamiento, va a demandar que seamos conscientes de cómo provocamos al cielo para que impacte sobre el territorio. Recordemos que Jesús nos enseñó a buscar la voluntad del Padre, para que en la tierra sea como en el cielo (Mateo 6:9 al 13). Nuestro norte para la ciudad donde estamos debe ser el descripto por el profeta Isaías sobre Jerusalén en Isaías 60:1-5 NVI. El deseo de Dios es hacer de las ciudades en las que estamos establecidos, ámbitos que reflejen el cielo, a tal punto que el mundo sea atraído para recibir y aprender de lo que vivimos.
Veamos a Jerusalén como ejemplo, y lo que forjaron David y Salomón durante sus reinados.
1) ADORACIÓN
La adoración es fundamental para que el cielo venga. La realidad de Dios se siente atraída en donde encuentra un altar de adoración encendido de manera permanente. El Rey David entendió esto, y esa comprensión lo llevó a mover el Arca del Pacto, que representaba la presencia de Dios, a Jerusalén.
2) INFLUENCIA
Las semillas que sembramos en silencio dan más frutos que las que exhibimos. Por eso, no importa donde Dios nos permita llegar. Desde donde estamos tenemos que influenciar con el Reino de Dios. Los valores del Reino se tienen que ver en nosotros, y debemos ser un puente entre la gente y el Padre. La influencia debe ser un trabajo de hormiga, y parte normal de nuestra vida. El evangelismo no debería estar restringido a un momento, sino que debería ser un trabajo de cada día.
La influencia es el fundamento del liderazgo. Como David era un hombre que agradaba a Dios, tuvo la capacidad de influenciar con los valores que había tomado de la presencia de Dios hasta ponerlos en lo más alto de Israel. La gente lo seguía, y era aclamado entre el pueblo. Nuestras ciudades necesitan líderes que den el ejemplo, y propongan soluciones que nacieron de la mente de Dios para problemas concretos. Hay demasiados problemas en nuestros territorios: Desde desempleo, adicciones, problemas de infraestructuras, índices negativos. ¿Cómo podemos ser parte de la solución y dejar de ser parte del problema? ¿O solo somos de los que nos quejamos por todo lo que falta y está mal? Los que influencian traen soluciones. La ausencia de creatividad nos tiene en el estancamiento en el que estamos, porque para señalar problemas ya tenemos a todo el mundo.
3) EXCELENCIA
1 Reyes
Todo lo que había en Jerusalén era excelente. La excelencia es una manifestación de la sabiduría. En pocas palabras, es manifestar una calidad superior en lo que se hace. No importa los recursos que tengamos, porque no pasa por ahí. Pasa por nuestra mentalidad.
Cuando hacemos todo lo que hacemos como para el Señor (Colosenses 3:23), siempre vamos a buscar dar lo mejor aunque tengamos poco. El templo de Salomón, que fue planeado por David, terminó siendo famoso en toda la tierra. Estaba hecho con una excelencia abrumadora. ¿Cómo podía llegar hacer sino una casa para el Dios eterno?
No podemos dejarnos influenciar por la cultura local. Nuestra cultura es superior, porque pertenece al cielo. Y eso se debe manifestar en nuestro trabajo, en nuestros proyectos, en nuestra casa, en nuestro servicio, en nuestra empresa. ¡En todo! Si todos hacen todo así nomás, no imitemos las conductas del resto. Ese fue el desafío de David y Salomón. No hicieron un templo como el de sus vecinos paganos, ni como el de las culturas que los antecedieron en el territorio.
El que es excelente se preocupa por hacer lo mejor para el Señor, y por eso va a formarse, a capacitarse, a ver ejemplos de gente con más experiencia, a aprender de los que saben. Salomón para el templo y sus edificios mandó traer a un hombre llamado Hiram, sumamente creativo y excelente. 1 Reyes 7:13 y 14dice que era “hábil, inteligente y experto en toda clase de trabajo de bronce”.
Nuestro objetivo debe ser que la gente de cualquier lugar del mundo quiera venir a ver lo que Dios hizo y está haciendo en la ciudad en la que estamos.
Que Dios te bendiga y tengas una semana en completa en victoria!