Viaje al corazón del hormigón: Hormisa y una certificación internacional que pocos tienen
Lo que llama la atención apenas cruzar el pórtico es el silencio. Inesperado para una empresa de construcción que está a metros de la ruta nacional 12. Cada tanto esa calma se rompe con el ingreso de un camión o el sonido sordo de la mezcladora móvil que está en plena producción para alguna obra en marcha en la capital provincial. Pero por lo demás, silencio y una extraña pulcritud, teniendo en cuenta que se opera con basalto, arena y cemento. Sin embargo, ahí está una de las claves de la certificación internacional que conquistó Hormisa, una de las empresas del grupo Enriquez, que logró garantizar todo el proceso del hormigón armado, desde el uso y tipo de materiales, cantidades exactas, durabilidad, resistencia y transporte.
Gian Franco Capobianco, un joven ingeniero civil venezolano de 37 años es el gerente de Producción, Venta y Calidad y Sandra Domínguez, la encargada de Gestión Documental y auditorías internas. Ambos reciben a Economis para contar los detalles de cómo llegó Hormisa a alcanzar la certificación de la Norma ISO 9001, lo que posiciona a la empresa misionera en una élite de la Argentina, donde menos del 10 por ciento de los competidores tiene esa distinción. Actualmente, cerca del 70% de los proyectos de infraestructura en la región utilizan productos de Hormisa, impactando directamente en obras viales y de construcción que mejoran la calidad de vida de los misioneros. Según el Instituto Argentino de Normalización y Certificación (IRAM), las empresas que implementan normas ISO logran reducir hasta un 25% en costos operativos, lo cual permite una reinversión en el crecimiento y el desarrollo de más proyectos productivos.
“Esta certificación es la garantía de calidad. Y un paso más para nosotros, que teníamos certificados otros eslabones de la cadena de producción desde hace quince años. Ahora nuestro certificado tiene un alcance total en cuanto a diseño, producción, aseguramiento de la calidad y distribución del hormigón elaborado. Eso es muy importante para Misiones y para todo el Litoral, donde tenemos clientes. Todos nuestros procesos están certificados”, explica Domínguez.
¿Qué significa todo el proceso?
“Significa garantizar el proceso desde los requerimientos del cliente, tener todos los los materiales, los insumos y componentes del hormigón elaborado. Todo controlado como para que ese producto vaya de la forma que el cliente lo solicite. El principal objetivo es que ellos se encuentren satisfechos. Sin el cliente no somos nada, explica. La gestión de calidad es un día a día y todo el equipo está comprometido. Los choferes son fundamentales, por el traslado de perecederos. El grupo humano es valiosísimo”.
“Esta renovación del certificado es un desafío, porque renovar calidad implica que todos los procesos los estamos nuevamente renovando, verificando, encontrando alguna falencia para mejorar. Un sistema de gestión de calidad te habla de que siempre tienes que estar en un proceso de mejora. Nunca puedes pararte o sea no puedes decir que aunque cualquier dificultad que tengas no debes detener ese proceso de evaluación. Desde el diseño, hasta el proceso y la entrega, tenemos que velar porque cada material que estamos utilizando tenga un control, un examen, para saber cómo se comporta, cuando estemos mezclando la piedra, la arena y el cemento, como debe tener ciertos parámetros de acuerdo a las normativas internacionales y las normativas argentinas. Tienen que cumplir cada rango. No estamos utilizando cualquier material que podamos sacar del río, o cualquier material que podamos comprar en una ferretería. Cada material debe pasar por unos procesos que también tienen su certificación y un aval que te permite garantizar que ese material está comprobado y que tiene un ensayo y validez. Eso hace que sea una empresa que tiene un compromiso con el producto que vende y hace que no seamos una empresa común sino especializada sobre el producto que vendemos”, agrega Capobianco.
¿Qué cambia a nivel construcción? Entre una empresa X y Hormisa…
“Cambia mucho porque directamente estamos hablando de muchas discusiones tanto públicas como privadas. Como empresas que tenemos esta responsabilidad y dando el aval de una certificación de un proceso, quiere decir que nuestro producto tiene ciertos estándares y cumplen con toda la normativa, primero que esto puede desencadenar algo legal. Cumple con toda la normativa para asegurar que el cliente tenga un producto tal cual lo compró ¿Qué pasa? En la calle estamos encontrando hay empresas que hacen hormigón. No es ilegal, pero te limitan en cuanto a normativas, requerimientos de la construcción. El peso. La resistencia. En Hormisa, toda el agua, toda la arena, toda la piedra tienen que cumplir con los parámetros para que esos hormigones que estás haciendo, tengan una resistencia o una durabilidad garantizada”, afirma Capobianco.
¿Hay diferencia de precios?
Totalmente. Un proceso estandarizado, con controles, tiene otro costo, pero garantiza que la persona va a dormir tranquila. Lo otro no garantiza eso. Cuando no hay controles, cuando no se puede verificar, se paga 125 por ciento más por reparaciones. La obra común te sale más barato, pero después hay que reparar. Lo barato sale caro. Acá comprás soluciones y eso es costo beneficio. También tenemos servicio de posventa. Problemas en obra, podemos dar el aval del producto que ofrecemos. Si no cumple los parámetros, nos hacemos responsables. Tomamos la muestra en nuestro laboratorio y se mide. Cada obra y cada proyectista tiene que ser responsable de lo que compra y de lo que recibe. Esto abre muchos caminos. E incluso podemos capacitar a la gente. Es un material muy noble el hormigón, pero tiene sus condiciones. Nosotros somos responsables y queremos satisfacer las necesidades de los clientes y también tenemos responsabilidad social, remarca el venezolano.
Además de la certificación de toda la cadena productiva, un trabajo que demandó un año, Hormisa, donde trabajan 60 personas, tiene como nuevo objetivo, alcanzar la certificación ambiental. La ISO 14000. Hasta ahora se cumplen los parámetros operativos, pero se está completando la documentación exigida.
¿Esta certificación, cómo los posiciona en el país?
Nos diferencia en el mercado, porque muchas empresas pueden tener una hormigonera, pero no garantizar toda la cadena del producto. Apenas somos el diez por ciento las certificadas de todas las empresas del mercado argentino. Eso nos destaca y entramos a la excelencia. A ese rango en el que todas las empresas quieren trabajar.
La calidad del hormigón va desde la piedra elegida. El basalto misionero es más resistente que piedras de otras geografías. También la arena es especialmente seleccionada de las costas del río Paraná. La mezcla se pone a prueba en un laboratorio que a su vez es certificado por el INTI. Las muestras de hormigón se someten a una exigente prueba en prensas para medir resistencia y condiciones del material.
Después de un comienzo de año complejo, el mercado se está reactivando desde junio, tras una primera mitad del año compleja y difícil proyección. Ahora se está recuperando la obra privada en Posadas, destacan los ejecutivos. Sin embargo, Hormisa también puede trabajar en otros destinos. Tienen mezcladoras y laboratorios móviles para atender eventuales demandas de otras latitudes.
La empresa que fue adquirida por Carlos Enriquez en 2009 también ofrece otras soluciones integrales, como premoldeados, tuberías y nuevos proyectos que permitirían ahorrar tiempo en la construcción.