Paolo Rocca advirtió por el impacto del acero chino y pidió “nivelar la cancha” para la industria argentina
El presidente del Grupo Techint expresó la preocupación de los industriales frente a la apertura importadora impulsada por el gobierno de Javier Milei. Advirtió que el aumento de las compras externas, en particular desde China, desalienta inversiones y podría afectar proyectos estratégicos como Vaca Muerta.
En un contexto de amesetamiento de la actividad manufacturera y caída del empleo, el presidente del Grupo Techint, Paolo Rocca, advirtió que la apertura importadora sin mecanismos de protección “afecta la cadena de valor y pone en duda decisiones de inversión”.
El empresario, con fuerte influencia en la Unión Industrial Argentina (UIA), sostuvo que el país debe “nivelar la cancha” para evitar que el incremento de las importaciones, especialmente desde China, genere un desplazamiento de la producción local.
Los números respaldan su advertencia: entre enero y julio de 2025 las importaciones desde China sumaron USD 9.752 millones, un salto del 73,9% interanual, con un saldo comercial negativo de USD 5.714 millones para Argentina. El gigante asiático ya representa el 22,3% de las compras externas del país, consolidándose como el segundo proveedor después de Brasil.
En paralelo, la producción industrial cayó 10% promedio interanual, con sectores como la construcción desplomados en un 24% respecto de 2023. Según la UIA, la actividad fabril pierde entre 1.000 y 1.500 empleos mensuales desde marzo, mientras solo molienda de soja, refinación de petróleo y producción de motos muestran crecimiento.
Rocca, la UIA y el reclamo por un “proteccionismo inteligente”
Rocca eligió el Centro de Convenciones de Techint como escenario para expresar su preocupación, en un evento sobre “Industrialización, comercio y aranceles”, que tuvo como invitado central a Robert Lighthizer, ex representante comercial de Estados Unidos durante la administración de Donald Trump.
En su intervención, Lighthizer defendió el “desacoplamiento estratégico” frente a China, recordando que las tarifas aplicadas por Trump fueron necesarias para frenar su avance global. “Necesitamos a la Argentina de nuestro lado”, subrayó.
Rocca coincidió en el diagnóstico, aunque calificó esas medidas como “rudimentarias”, y puso el acento en la necesidad de pensar una estrategia nacional que preserve la industria local: “Hay que nivelar la cancha y fortalecer el sector industrial. Es un planteo que hace la UIA, porque la manufactura es un componente fundamental del desarrollo del país”.
El mensaje fue recibido como una señal hacia la interna empresaria. Rocca no suele dar declaraciones públicas, pero en esta oportunidad buscó reflejar lo que circula en la mesa de la UIA y el Grupo de los 6 (G6), donde las tensiones entre la ortodoxia fiscal del gobierno y las necesidades del sector productivo son crecientes.
El ingreso de acero chino a Vaca Muerta
Más allá de la coyuntura, el planteo de Rocca apunta a un interrogante mayor: la posibilidad de que acero chino ingrese a proyectos estratégicos de minería y energía en Argentina, en particular a los ductos de Vaca Muerta.
Por ahora no se materializó, pero China produce más de la mitad del acero mundial y ya desplaza a competidores en múltiples mercados. En ese escenario, los industriales advierten que ni la estabilidad macro ni una baja en los costos internos (tasas municipales, litigios laborales) alcanzan para competir con la escala y condiciones laborales del gigante asiático.
Un referente textil sintetizó el malestar del sector: “Casi ningún sector puede competir con los productos chinos, aunque acá bajemos impuestos o flexibilicemos normas. El problema es estructural y requiere política industrial”.
Hasta las elecciones, la expectativa de la UIA es que la actividad permanezca frenada. “Después veremos qué pasa. Pero si hay recuperación de los ingresos y la actividad, por más tenue que sea, no sirve que sea para que la gente compre productos chinos”, advirtió un directivo industrial.
El consenso empresario es que, sin medidas que protejan al entramado productivo, la combinación de importaciones crecientes, tasas altas y consumo debilitado puede dejar a la industria en una situación aún más crítica.
En este marco, las declaraciones de Rocca no son solo una advertencia empresarial, sino también un llamado a que el gobierno defina si la apertura importadora será compatible con un modelo de desarrollo industrial de largo plazo.


