Análisis Economis: No parece mala como el Megacanje, pero tampoco es el canje del 2005 que marcó el boom del crecimiento a “tasas chinas”
La oferta de canje de bonos de deuda del Estado Nacional emitidos bajo legislación extranjera que presentó hoy el presidente Alberto Fernández junto a los gobernadores dista mucho de ser un capítulo de la historia argentina parecido al exitoso del 2005. A pesar de que el Gobierno quiera dotarlo de esa “mística”.
Ese canje que llegó en su primera etapa al 76,07% de aceptación. Allí participó el hoy primer mandatario como Jefe de Gabinete y tuvo como principales protagonistas a la dupla Kirchner-Lavagna. Coincidió también con un boom de la economía argentina que ya había comenzado a atravesar los cuatro años de mayor crecimiento de su historia, con los famosos superávits gemelos (fiscal y de balanza comercial) y las “tasas chinas” de incremento de la actividad (2003-2008).
Esta operación es más acotada y hasta tiene algunas similitudes con un capítulo negro de las reestructuraciones de deuda argentina, como lo fue el Megacanje que en octubre de 2000 tuvo al trío De la Rúa – Domingo Cavallo y David Mulford como caras visibles.
Sin embargo, tiene una gran diferencia con el Megacanje. Aquella operación parecía diseñada para salvar el “pellejo” a los acreedores, evitarles el default y sostener la Convertibilidad. Para muchos bancos y fondos fue comprar tiempo para “salir de la Argentina” y dejar al país al borde del caos. A costa de cualquier posibilidad de crecimiento, ya que el país se sometió a una nueva ronda de ajustes en medio de una recesión feroz que ya llevaba tres años.
Veamos la oferta y qué similitudes y siferencias tiene con esas dos operaciones.
La Argentina busca canjear bonos por u$s68.842,5 millones, que se emitieron bajo legislación extranjera.
¿Qué ofrece? Bonos nuevos con una gran reducción de los intereses, respecto a los bonos actuales (en la jerga se llama “el cupón”). En cambio, la quita de capital es muy marginal, apenas u$s3.600 millones o el 5,4 por ciento del total.
¿Qué objetivo persigue la Argentina? No pagar la deuda privada en dólares durante los próximos 3 años, ya que está pidiendo ese período de gracia. Es decir, Alberto Fernández recién empezará a pagar a pocos meses de terminar su mandato.
Si la operación se cierra con éxito en junio del 2020, la Argentina comenzará a pagar los intereses en junio del 2023, según lo que se entendió de la escaza información que se ofreció en la presentación a gobernadores.
Después, la Argentina comenzará a pagar intereses de la deuda del orden del 0,5% en el primer año para ir subiendo de forma muy gradual. (La Argentina está acostumbrada a pagar intereses sobre su deuda alrededor del 8%).
¿En qué se parece y en que se diferencia del Megacanje?
Diferencias: Es una operación pensada desde la sustentabilidad de los primeros 3 años de gracia y los primeros años de pago de intereses bajos. El Megacanje compraba tiempo en favor de los inversores a costa de terminar de perjudicar la castigada economía argentina.
Similitudes: Es un canje de deuda sin entrar en default y que se realiza para pagar y evitar el default, ahí se parece al Megacanje.
Pero la similitud más importante y la que más importa, es que no parece una operación que le restituya a la Argentina el crédito en dólares o el acceso a los mercados financieros internacionales. Eso dependerá de la capacidad de la Argentina para crecer, aún cuando el canje se cierre exitosamente.
Lo dijo ayer el titular del BCRA, Miguel Pescen en el programa “A Dos Voces”. El funcionario dijo que la Argentina se iba a arreglar, después del canje, con los dólares que generara de exportaciones únicamente. Tal cual lo está haciendo ahora. Tras el canje, el cepo al dolar seguirá y las restricciones seguirán y sólo se podrían levantar cuando la Argentina sea otra vez una economía con un crecimiento vigoroso, condición que no se da desde el 2010-2011.
¿En qué se parece y en qué se diferencia con el canje exitoso del 2005?
En el 2005 el Gobierno llevaba casi cuatro años en cesación de pagos. Es decir, casi cuatro años sin pagar, que es lo que busca ahora Alberto Fernández, aunque sin llegar a entrar formalmente en default.
Por otra parte, la principal diferencia es que la Argentina ya venía creciendo en 2005. La actividad había comenzado a mejorar desde fines del 2003. Cuando Eduardo Duhalde le pasó la posta a Néstor Kirchner, el país ya estaba creciendo con condiciones inmejorables: no pagaba deuda, tenía un tipo de cambio súper competitivo, no tenía inflación a pesar de la suba del dólar y la soja y otros commodities estaban con los precios por las “nubes”.
Fueron estas condiciones y no el canje en sí mismo del 2005 lo que permitió a la Argentina su mayor período de crecimiento.
La última diferencia. Aquella vez el FMI era el “villano” a tal punto que tras el canje, se le pagó cash al organismo para que dejara a la Argentina en paz.
En cambio ahora, la Argentina y el FMI parecen transitar la misma vereda. Aún cuando este canje sea exitoso y logre una alta aceptación (sí o si, habrá quienes no acepten y opten por el juicio porque ya en los últimos tiempos compraron deuda Argentina a precio de remate con esa intención) todavía quedará la deuda de u$s44.000 millones que el país tiene con el organismo financiero internacional.