Leonardo Sbaraglia: “Siento que cada vez me voy lanzando más al vacío”

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(Por Nicolás Biederman) “El gerente”, el nuevo filme de Ariel Winograd que llega mañana a Paramount+ inspirado en la recordada promoción de una empresa de electrodomésticos para vender televisores antes del Mundial Rusia 2018, funciona según su protagonista, Leonardo Sbaraglia, “como una metáfora de las segundas oportunidades”.

“En lo personal, siento que cada vez me voy lanzando más al vacío”, confiesa Sbaraglia en charla con Télam, en referencia a lo que lo conecta con Álvaro, el “gerente” del título, responsable de marketing y comunicación de Noblex que vive una vida sin emociones hasta que propone una arriesgada campaña que revitaliza su profesión y su relación con sus afectos pero que, de salir mal, también supone un tremendo peligro para la supervivencia de la compañía.

“Si Argentina no se clasifica te quedás con la tele y te devolvemos el dinero”, fue la promo de la compañía en 2017 durante las instancias finales de las Eliminatorias Sudamericanas para el Mundial de Rusia. Ateniéndose a la estadística la apuesta parecía segura, pero aquella clasificación se complicó, el equipo de Messi empató varios partidos y llegó al último partido contra Ecuador en serio riesgo de quedar afuera.

La dura realidad de esa Selección que no convencía y el folklore futbolero argentino hicieron de las suyas, y la campaña de marketing se volvió viral. Estaba en boca de todos los medios de comunicación y las redes se copaban de memes que burlaban al “gerente de Noblex” que estaba a punto de perder su trabajo.

El resultado ya es conocido: Argentina sacó pasaje a Moscú, la empresa de electrodomésticos -aliviada- vendió cientos de miles de aparatos y la campaña se estudia hoy en las escuelas de marketing.

La cinta, que también se exhibirá durante la primera semana en los cines de la cadena Atlas, retoma aquella anécdota a partir del libro “El gerente de Noblex” y ficcionaliza en tono de comedia la historia detrás de la promoción y del hombre que la creó.

Aun conociendo cómo terminó la anécdota que da origen a la trama, en las manos de Winograd y el guionista Patricio Vega la película es un dispositivo efectivo que apela a la pasión que por estos días comienza a exaltarse de cara a Qatar 2022. Hasta el “puteador” profesional “el Tano” Pasman aparece para hacer su conocida, y algo exasperante, gracia.

Sbaraglia, en su segunda colaboración consecutiva con el director luego de “Hoy se arregla el mundo”, compone a un perdedor que encuentra, apurado a mejorar sus mediocres campañas por el dueño de la empresa (Luis Luque) y la flamante gerenta general, Federica (la villana encarnada por Carla Peterson), una nueva chispa en su vida.

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Completan el elenco de “El gerente” Cecilia Dopazo, Valentín Wein, Marina Bellati, Mónica Raiola, Agus “Papryka” Suásquita e Ignacio Saralegui, entre más.

Télam: ¿Qué te atrajo de este personaje?

Leonardo Sbaraglia: Creo que es una película de una persona que justamente está un poco dormida. Que está como en un Iado gris, aburguesado, deprimido sin saberlo, y que a lo largo de la historia empieza a tomar ciertos riesgos. Empieza a poder aflojarse, a poder reencontrarse con algo de su deseo más primario que quizás justamente por ciertos miedos estaba dormido. Él se da cuenta de que de pronto tiene la última bala, que la tiene que aprovechar, y yo creo que ese es el gran tema de la película.

T: Y además está la anécdota de aquella promoción de venta de televisores, que toca la pasión por el fútbol de esa manera tan particular que se vive en Argentina.

LS: Es una película muy “argenta” y que se puede entender muy desde acá por la pasión que tenemos por el fútbol, con toda esa contradicción que si Argentina no se clasifica, te devuelven la plata. En ese sentido la película logra meterse en algo que es muy propio y que es muy del mundo del fútbol que quizás no sé si entiende tan bien en otros países como en Argentina.

Pero al margen de toda esta excusa creo que es una historia profundamente humana, porque habla de algo que nos puede pasar a todos, que es tener la alternativa de revitalizarnos. Álvaro se empieza a dar cuenta de que todos sus vínculos estaban un poco anestesiados, aletargados. Y una vez que arranca la historia y empieza a poder dar esos pasos hacia adelante todos sus vínculos se empiezan a dar cuenta. Toda la relación con su hijo, que no lo respetaba, o su exmujer que ya no lo tenía entre sus intereses. Es una anécdota muy simple y al mismo tiempo muy compleja, porque tomar un riesgo y darle una segunda oportunidad a la vida es algo que me parece muy conmovedor.

T: ¿Tuviste oportunidad de conocer al hombre que inspiró esta historia?

LS: Sí, a Marcelo (Romeo) lo conocimos y tuvimos bastante vínculo con él. Él estuvo muy cerca de la película, muy consustanciado. Nos abrió las puertas, e inclusive la propia empresa nos facilitó muchísimas cosas para la película y por eso justamente terminamos rodando allá en Ushuaia, donde hay una fábrica enorme. Si bien no se habla de eso en la película, que no es que se dice “estamos en Ushuaia”, pero gran parte de la empresa, de la fábrica, la hicimos allá.

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Eso sí, la forma de ser de Marcelo no es como la de Álvaro; en la ficción se condensan en él la historia de muchas personas: en la vida real no está solamente Marcelo sino que es el departamento creativo, es el departamento de marketing. Acá está todo muy concentrado sobre la idea de que está toda la responsabilidad puesta en Álvaro. No es que es una biopic, sino que más bien es una reconstrucción dramática y el desafío era contar con pocos elementos a este hombre gris, a este especie de burócrata que a lo largo de la película se va soltando.

T: El actor está siempre tomando riesgos, siempre se está lanzando al vacío en cada proyecto. ¿Pudiste identificarte con este personaje?

LS: Es cierto que en nuestro caso es un poco lo opuesto, pero yo puedo entender perfectamente porque, más allá de que lo artístico es mucho más propicio a los riesgos y a lanzarse, en mi vida, en lo personal, siento que cada vez me voy lanzando más al vacío. A medida que vas creciendo, quizás por la seguridad, por la madurez, andá a saber, te vas dando más permisos.

En este caso yo creo que muchísima gente se va a sentir identificada, que la película funciona realmente como una metáfora de las segundas oportunidades, pero en cualquier aspecto de la vida; en relación al amor, en relación al trabajo, en relación a las pasiones. Hay que animarse porque la vitalidad que las personas encuentran cuando logran darle curso y sentido a un deseo que estaba pospuesto es espectacular. En definitiva, cuando vos te empezás a dar cuenta de que la vida es una y salir de cierto enajenamiento económico, laboral, del piloto automático -y tenemos el privilegio de poder pensarnos a nosotros mismos, porque desgraciadamente la gran mayoría de la humanidad no tiene la posibilidad de salir de la enajenación de lo que es este sistema- entonces se liberan muchas cosas.

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