El cuidado de las cuentas públicas como política de Estado
Pocos días atrás, la Dirección Nacional de Asuntos Provinciales finalmente difundió los datos definitivos de las ejecuciones presupuestarias provinciales del año 2024, lo que permitió evaluar la situación de las cuentas públicas subnacionales y conocer con mayor profundidad el posicionamiento de ellas respecto a un año altamente volátil y con fuertes limitantes para las finanzas provinciales. Aunque parezca algo lejano el fin del 2024, no deja de ser un dato altamente relevante para entender no solo lo que pasó, sino lo que se viene.
En términos generales, el desempeño subnacional fue altamente positivo: en un año donde hubo una fuerte contracción de los ingresos (-12,7% real interanual), el gasto también tomó ese sendero (-15,1% real interanual), y esto provocó que el año cierre con superávits primario y financiero. En el caso del superávit primario, fue del 2,6% de los ingresos totales (mejorando respecto a 2023, que fue de 0,5%), mientras que el financiero fue del 0,9% de los ingresos totales (revirtiendo el resultado de 2023, que fue de -1,6%). En términos del PIB, el superávit primario fue del 0,4% del producto (0,1% en 2023) y el financiero del 0,1% del producto (-0,3% en 2023). Es decir, se mejoró de manera importante el desempeño de las cuentas públicas provinciales.
Vamos a detenernos particularmente en el caso de la provincia de Misiones. La provincia cerró el 2024 con ingresos por $2,63 billones y gastos por $2,62 billones. Ello generó que la provincia tenga un superávit primario por $8.913 millones (0,3% de los ingresos totales) y un superávit financiero por $4.467 millones (0,2% de los ingresos). En este último caso, es mejor que el registrado en 2023 (0,01% en ese año).

¿Cómo llegó Misiones a esos resultados? Para ello, cabe evaluar el desempeño de la ejecución presupuestaria. Veamos primero el caso de los ingresos: los totales, que fueron por $2,63 billones, tuvieron una caída del 12,3% anual en términos reales, lo que equivalió a una pérdida de unos $369.551 millones. El 99,7% del total corresponde a Ingresos Corrientes, cuya caída fue del 9,1% anual, y apenas el 0,3% corresponde a Ingresos de Capital, que registraron un descenso del 92,4%.
En términos relativos, los componentes del ingreso que tuvieron las mayores caídas fueron las transferencias de capital (-98,6%) y las transferencias corrientes (-61,0%), situación que se da como consecuencia del fuerte ajuste que aplicó el gobierno nacional sobre el financiamiento extracoparticipable a las provincias. Las bajas en esos dos conceptos explican, a su vez, el 54% de los fondos que perdió Misiones en el año. Los ingresos tributarios, principalmente por la fuerte recesión de la primera mitad del año, también tuvieron importantes bajas: -8,8% los de origen provincial y -8,1% los de origen nacional. En conjunto, perdieron unos $193 mil millones en el año. También se registraron bajas en las Contribuciones de la Seguridad Social (-1,2%), en los Recursos Propios de Capital (-20,3%) y en la Disminución de la Inversión Financiera (-33,0%).
Por el contrario, hubo dos conceptos al alza: los No Tributarios (principalmente por subas de regalías) crecieron 71,5% en términos reales (aportaron un excedente de $27 mil millones), y las Rentas de la Propiedad (por colocaciones financieras), un 10% (excedente por más de $2.500 millones).
En resumen: los dos componentes de los ingresos que tuvieron subas aportaron unos $29.832 millones, pero el resto tuvo caídas por un total de $399.384 millones, redondeando el saldo final negativo para la provincia de $369.551 millones perdidos en el año 2024.
Vamos al gasto. La provincia registró erogaciones por $2,62 billones. De ese total, el 94,5% correspondió a Gastos Corrientes (que sufrieron una caída del 7,0% anual) y el 5,5% a Gastos de Capital (que se contrajeron 56,5%). Solamente entre el pago de salarios y las transferencias corrientes se destina el 84% del gasto total de la provincia, y en 2024 tuvieron realidades dispares: mientras que el gasto en personal cayó un 18%, las transferencias corrientes crecieron 9,3%, empujadas principalmente por los envíos al sector público y a los municipios. Este fue el único concepto que tuvo subas dentro del gasto misionero del año 2024.
Luego, otros componentes como los Bienes de Consumo y Servicios (-18,7%), Prestaciones de la Seguridad Social (-13,6%) e Inversión Real Directa (-59,2%) mostraron considerables recortes. A su vez, también cayó el gasto destinado al pago de intereses de la deuda (-69,5%). Por ende, el gasto se achicó de manera importante en casi todos los componentes que lo forman, aunque con razones distintas: en la obra pública, naturalmente, tiene su impacto por el desfinanciamiento nacional; en los servicios de la deuda, por desendeudamiento; en lo salarial, por impacto recesivo.
A raíz de lo detallado, el recorte del gasto público fue por $373.866 millones en 2024, un poco más fuerte de lo que fue la pérdida de ingresos. Si quisiéramos tomar la lógica de la prudencia fiscal, es correcto indicar que Misiones no solo no gastó (a cuenta) lo que perdió por baja de ingresos, sino que además recortó genuinamente el gasto en unos cuatro mil millones más. Esto no es menor para pensar en lo que puede deparar un 2025 con expansión del gasto, pero sobre eso vamos a volver después.
Previo a seguir con el detalle de los resultados fiscales, comparemos el desempeño de ingresos y gastos respecto a las otras provincias de la región del NEA. En relación con los recursos, la caída misionera fue la segunda más leve: queda adelante de Corrientes con -11,5%, pero detrás de Chaco (-16,1%) y Formosa (-19,4%). En estas dos últimas, impactó más profundamente la merma en las transferencias nacionales extracoparticipación, dado que fueron dos distritos altamente beneficiados en años anteriores. Respecto al gasto, la caída misionera fue la más leve: es decir, fue la provincia del NEA con el menor ajuste del gasto, en un contexto donde todas han tenido recortes importantes. En este punto, se destaca que Misiones fue la provincia donde más cayó el gasto destinado a pagar intereses de deuda (punto positivo), y fue la única donde crecieron las transferencias al sector público y municipios; sin embargo, estuvo entre las que más recortó erogaciones destinadas a inversión.
Sigamos con el detalle misionero, viendo ahora los resultados fiscales. En primer lugar, el resultado económico/operativo (ingresos corrientes menos gastos corrientes) marcó superávit por $140.723 millones, equivalente al 5,4% de los ingresos corrientes, un resultado positivo aunque algo menor que en 2023 (fue 7,5%), lo que era previsible a la luz de la caída de los ingresos. El resultado primario (es decir, ingresos totales menos gasto primario, que excluye intereses) presentó superávit por $8.913 millones (0,3% de los ingresos totales, cuando en 2023 había sido del 0,5%) y el resultado financiero (que incluye los intereses de la deuda) presentó superávit por $4.467 millones, equivalente al 0,2% de los ingresos, mejorando respecto a 2023, cuando fue 0,01%. La diferencia en este último caso, que explica la mejora contra 2023, fue el hecho de que los pagos de intereses no solo cayeron fuerte contra ese año, sino que incluso fueron nominalmente inferiores, un fuerte hito en el sendero de desendeudamiento.
De este modo, Misiones acumula tres años consecutivos con superávits financieros y llega a cinco de los últimos siete con ese resultado, ubicándose como una de las provincias con mayor sostenibilidad de las cuentas, logro no menor si se consideran las fuertes volatilidades que tuvo el país en 2018 y 2024: crisis cambiaria, recesión, disparada inflacionaria, pandemia, recuperación, nueva disparada inflacionaria, devaluación y nueva recesión.
Más atrás decíamos que Misiones no solo no gastó lo que perdió por baja de ingresos, sino que aplicó un recorte genuino del gasto, aspecto clave para delinear políticas en este 2025 que, se supone, será expansivo debido a que las provincias recuperarán gran parte de los recursos perdidos el año pasado (por fin de la recesión, principalmente), y ello permitirá volver a volcar recursos en áreas que quedaron más postergadas (como la inversión pública), pero con un saneamiento de las cuentas más fortalecido por haber cortado gastos superfluos que no solo garantizan sostener presupuestos equilibrados, sino también ser más eficientes en poner el peso donde más se necesita: ahí va a estar la clave de la recuperación económica local.
A la par de haber cerrado el 2024 con superávits en las cuentas públicas, también hubo otro dato, vinculado, que conocimos estos días: Misiones tiene en la actualidad el menor nivel de deuda pública desde, por lo menos, 1996. Con un stock total de $78.038 millones al 31 de diciembre de 2024, no solo bajó fuerte la deuda respecto al 2023 (-41,7% en términos reales), sino que se ubica además muy por debajo de todos los años previos. Para tener una idea más gráfica de esto: entre 1996 y 2000, el stock promedio (medido a precios de 2024) estaba en torno a los $501.604 millones, mientras que el stock actual está 84% debajo de ese nivel. El pico máximo de la deuda misionera se dio en el año 2002, a raíz de la devaluación tras la salida de la convertibilidad, que impulsó fuertemente la deuda provincial tomada a mediados de la década de los 90: a precios de 2024, la deuda de ese año equivale a unos $1.244.773 millones (es decir, 1,2 billones de pesos actuales), por lo que el stock de 2024 se posiciona 94% por debajo.
Es notable observar el proceso: desde 2002 a 2024, la deuda registrada al final de cada año es inferior a la del año previo, con la sola excepción del 2016 (por devaluación tras la salida del cepo y por crédito con ANSES).
Particularmente en 2024, el stock total cayó 41,7%, con diferente fuerza según el acreedor: con el gobierno nacional, -69%; con el Fondo Fiduciario de Desarrollo Provincial, -100% (se canceló por completo el pasivo); con Bancos, -88,0%; en Títulos Públicos, -19,9%; y con Organismos Internacionales, -78,1%. El único con el que creció la deuda en 2024 fue con el Fondo Fiduciario Federal de Infraestructura Regional (FFFIR), que se alzó en 2,8% anual, pero acá viene lo relevante: ese pasivo (que alcanzaba los $14.292 millones) se canceló totalmente el pasado martes 15 de abril vía firma del Convenio del Régimen de Extinción de Obligaciones Recíprocas con la Nación, mecanismo por el cual Misiones resultó acreedora neta con la Nación.
Con esto en consideración, la deuda misionera en la actualidad está en niveles aún menores que los que nos muestran los datos recientemente publicados, dando un nuevo paso en el fortalecimiento del proceso que permitió que en 2024 Misiones sea la provincia con el sexto menor stock de deuda del país, la quinta con la menor deuda medida per cápita y la quinta con el menor nivel de stock respecto a los ingresos totales de la provincia.