El cuidado de las cuentas públicas como política de Estado

Compartí esta noticia !

Pocos días atrás, la Dirección Nacional de Asuntos Provinciales finalmente difundió los datos definitivos de las ejecuciones presupuestarias provinciales del año 2024, lo que permitió evaluar la situación de las cuentas públicas subnacionales y conocer con mayor profundidad el posicionamiento de ellas respecto a un año altamente volátil y con fuertes limitantes para las finanzas provinciales. Aunque parezca algo lejano el fin del 2024, no deja de ser un dato altamente relevante para entender no solo lo que pasó, sino lo que se viene.

En términos generales, el desempeño subnacional fue altamente positivo: en un año donde hubo una fuerte contracción de los ingresos (-12,7% real interanual), el gasto también tomó ese sendero (-15,1% real interanual), y esto provocó que el año cierre con superávits primario y financiero. En el caso del superávit primario, fue del 2,6% de los ingresos totales (mejorando respecto a 2023, que fue de 0,5%), mientras que el financiero fue del 0,9% de los ingresos totales (revirtiendo el resultado de 2023, que fue de -1,6%). En términos del PIB, el superávit primario fue del 0,4% del producto (0,1% en 2023) y el financiero del 0,1% del producto (-0,3% en 2023). Es decir, se mejoró de manera importante el desempeño de las cuentas públicas provinciales.

Vamos a detenernos particularmente en el caso de la provincia de Misiones. La provincia cerró el 2024 con ingresos por $2,63 billones y gastos por $2,62 billones. Ello generó que la provincia tenga un superávit primario por $8.913 millones (0,3% de los ingresos totales) y un superávit financiero por $4.467 millones (0,2% de los ingresos). En este último caso, es mejor que el registrado en 2023 (0,01% en ese año).

¿Cómo llegó Misiones a esos resultados? Para ello, cabe evaluar el desempeño de la ejecución presupuestaria. Veamos primero el caso de los ingresos: los totales, que fueron por $2,63 billones, tuvieron una caída del 12,3% anual en términos reales, lo que equivalió a una pérdida de unos $369.551 millones. El 99,7% del total corresponde a Ingresos Corrientes, cuya caída fue del 9,1% anual, y apenas el 0,3% corresponde a Ingresos de Capital, que registraron un descenso del 92,4%.
En términos relativos, los componentes del ingreso que tuvieron las mayores caídas fueron las transferencias de capital (-98,6%) y las transferencias corrientes (-61,0%), situación que se da como consecuencia del fuerte ajuste que aplicó el gobierno nacional sobre el financiamiento extracoparticipable a las provincias. Las bajas en esos dos conceptos explican, a su vez, el 54% de los fondos que perdió Misiones en el año. Los ingresos tributarios, principalmente por la fuerte recesión de la primera mitad del año, también tuvieron importantes bajas: -8,8% los de origen provincial y -8,1% los de origen nacional. En conjunto, perdieron unos $193 mil millones en el año. También se registraron bajas en las Contribuciones de la Seguridad Social (-1,2%), en los Recursos Propios de Capital (-20,3%) y en la Disminución de la Inversión Financiera (-33,0%).

Por el contrario, hubo dos conceptos al alza: los No Tributarios (principalmente por subas de regalías) crecieron 71,5% en términos reales (aportaron un excedente de $27 mil millones), y las Rentas de la Propiedad (por colocaciones financieras), un 10% (excedente por más de $2.500 millones).

En resumen: los dos componentes de los ingresos que tuvieron subas aportaron unos $29.832 millones, pero el resto tuvo caídas por un total de $399.384 millones, redondeando el saldo final negativo para la provincia de $369.551 millones perdidos en el año 2024.

Vamos al gasto. La provincia registró erogaciones por $2,62 billones. De ese total, el 94,5% correspondió a Gastos Corrientes (que sufrieron una caída del 7,0% anual) y el 5,5% a Gastos de Capital (que se contrajeron 56,5%). Solamente entre el pago de salarios y las transferencias corrientes se destina el 84% del gasto total de la provincia, y en 2024 tuvieron realidades dispares: mientras que el gasto en personal cayó un 18%, las transferencias corrientes crecieron 9,3%, empujadas principalmente por los envíos al sector público y a los municipios. Este fue el único concepto que tuvo subas dentro del gasto misionero del año 2024.

Luego, otros componentes como los Bienes de Consumo y Servicios (-18,7%), Prestaciones de la Seguridad Social (-13,6%) e Inversión Real Directa (-59,2%) mostraron considerables recortes. A su vez, también cayó el gasto destinado al pago de intereses de la deuda (-69,5%). Por ende, el gasto se achicó de manera importante en casi todos los componentes que lo forman, aunque con razones distintas: en la obra pública, naturalmente, tiene su impacto por el desfinanciamiento nacional; en los servicios de la deuda, por desendeudamiento; en lo salarial, por impacto recesivo.

A raíz de lo detallado, el recorte del gasto público fue por $373.866 millones en 2024, un poco más fuerte de lo que fue la pérdida de ingresos. Si quisiéramos tomar la lógica de la prudencia fiscal, es correcto indicar que Misiones no solo no gastó (a cuenta) lo que perdió por baja de ingresos, sino que además recortó genuinamente el gasto en unos cuatro mil millones más. Esto no es menor para pensar en lo que puede deparar un 2025 con expansión del gasto, pero sobre eso vamos a volver después.

Previo a seguir con el detalle de los resultados fiscales, comparemos el desempeño de ingresos y gastos respecto a las otras provincias de la región del NEA. En relación con los recursos, la caída misionera fue la segunda más leve: queda adelante de Corrientes con -11,5%, pero detrás de Chaco (-16,1%) y Formosa (-19,4%). En estas dos últimas, impactó más profundamente la merma en las transferencias nacionales extracoparticipación, dado que fueron dos distritos altamente beneficiados en años anteriores. Respecto al gasto, la caída misionera fue la más leve: es decir, fue la provincia del NEA con el menor ajuste del gasto, en un contexto donde todas han tenido recortes importantes. En este punto, se destaca que Misiones fue la provincia donde más cayó el gasto destinado a pagar intereses de deuda (punto positivo), y fue la única donde crecieron las transferencias al sector público y municipios; sin embargo, estuvo entre las que más recortó erogaciones destinadas a inversión.

Sigamos con el detalle misionero, viendo ahora los resultados fiscales. En primer lugar, el resultado económico/operativo (ingresos corrientes menos gastos corrientes) marcó superávit por $140.723 millones, equivalente al 5,4% de los ingresos corrientes, un resultado positivo aunque algo menor que en 2023 (fue 7,5%), lo que era previsible a la luz de la caída de los ingresos. El resultado primario (es decir, ingresos totales menos gasto primario, que excluye intereses) presentó superávit por $8.913 millones (0,3% de los ingresos totales, cuando en 2023 había sido del 0,5%) y el resultado financiero (que incluye los intereses de la deuda) presentó superávit por $4.467 millones, equivalente al 0,2% de los ingresos, mejorando respecto a 2023, cuando fue 0,01%. La diferencia en este último caso, que explica la mejora contra 2023, fue el hecho de que los pagos de intereses no solo cayeron fuerte contra ese año, sino que incluso fueron nominalmente inferiores, un fuerte hito en el sendero de desendeudamiento.

De este modo, Misiones acumula tres años consecutivos con superávits financieros y llega a cinco de los últimos siete con ese resultado, ubicándose como una de las provincias con mayor sostenibilidad de las cuentas, logro no menor si se consideran las fuertes volatilidades que tuvo el país en 2018 y 2024: crisis cambiaria, recesión, disparada inflacionaria, pandemia, recuperación, nueva disparada inflacionaria, devaluación y nueva recesión.

Más atrás decíamos que Misiones no solo no gastó lo que perdió por baja de ingresos, sino que aplicó un recorte genuino del gasto, aspecto clave para delinear políticas en este 2025 que, se supone, será expansivo debido a que las provincias recuperarán gran parte de los recursos perdidos el año pasado (por fin de la recesión, principalmente), y ello permitirá volver a volcar recursos en áreas que quedaron más postergadas (como la inversión pública), pero con un saneamiento de las cuentas más fortalecido por haber cortado gastos superfluos que no solo garantizan sostener presupuestos equilibrados, sino también ser más eficientes en poner el peso donde más se necesita: ahí va a estar la clave de la recuperación económica local.

A la par de haber cerrado el 2024 con superávits en las cuentas públicas, también hubo otro dato, vinculado, que conocimos estos días: Misiones tiene en la actualidad el menor nivel de deuda pública desde, por lo menos, 1996. Con un stock total de $78.038 millones al 31 de diciembre de 2024, no solo bajó fuerte la deuda respecto al 2023 (-41,7% en términos reales), sino que se ubica además muy por debajo de todos los años previos. Para tener una idea más gráfica de esto: entre 1996 y 2000, el stock promedio (medido a precios de 2024) estaba en torno a los $501.604 millones, mientras que el stock actual está 84% debajo de ese nivel. El pico máximo de la deuda misionera se dio en el año 2002, a raíz de la devaluación tras la salida de la convertibilidad, que impulsó fuertemente la deuda provincial tomada a mediados de la década de los 90: a precios de 2024, la deuda de ese año equivale a unos $1.244.773 millones (es decir, 1,2 billones de pesos actuales), por lo que el stock de 2024 se posiciona 94% por debajo.

Es notable observar el proceso: desde 2002 a 2024, la deuda registrada al final de cada año es inferior a la del año previo, con la sola excepción del 2016 (por devaluación tras la salida del cepo y por crédito con ANSES).

Particularmente en 2024, el stock total cayó 41,7%, con diferente fuerza según el acreedor: con el gobierno nacional, -69%; con el Fondo Fiduciario de Desarrollo Provincial, -100% (se canceló por completo el pasivo); con Bancos, -88,0%; en Títulos Públicos, -19,9%; y con Organismos Internacionales, -78,1%. El único con el que creció la deuda en 2024 fue con el Fondo Fiduciario Federal de Infraestructura Regional (FFFIR), que se alzó en 2,8% anual, pero acá viene lo relevante: ese pasivo (que alcanzaba los $14.292 millones) se canceló totalmente el pasado martes 15 de abril vía firma del Convenio del Régimen de Extinción de Obligaciones Recíprocas con la Nación, mecanismo por el cual Misiones resultó acreedora neta con la Nación.

Con esto en consideración, la deuda misionera en la actualidad está en niveles aún menores que los que nos muestran los datos recientemente publicados, dando un nuevo paso en el fortalecimiento del proceso que permitió que en 2024 Misiones sea la provincia con el sexto menor stock de deuda del país, la quinta con la menor deuda medida per cápita y la quinta con el menor nivel de stock respecto a los ingresos totales de la provincia.

Compartí esta noticia !

Cómo puede impactar el nuevo esquema cambiario en Misiones

Compartí esta noticia !

El viernes estuvo marcado por los anuncios del ministro Luis Caputo: el inicio de la Fase 3 del programa económico, en paralelo a la formalización del nuevo programa con el FMI. Esta nueva fase consta de cuatro puntos fundamentales. 

En primer lugar, el ansiado levantamiento del cepo, una de las principales promesas de campaña de Javier Milei y que tardó en llegar bajo el argumento de no repetir el error que se cometió en 2015 cuando asumió Mauricio Macri, que lo levantó de manera rápida y pagó las consecuencias en el corto plazo. 

¿Qué significa que se levante el cepo? Se elimina el límite de compra de USD 200 mensuales en el Mercado Libre de Cambios (MLC) para las personas humanas, por lo cual se podrá comprar sin límites. En ese punto, cabe destacar que el BCRA cometió un error comunicacional en la noche del viernes: la redacción confusa de la Comunicación A8226 llevó a una mala interpretación de muchos ciudadanos. ¿Qué dice ese texto? Que si comprás con dinero depositado en cuenta no hay límites algunos, pero si una persona va a la ventanilla de un banco a comprar dólares con efectivo, se limita a USD 100. Como fue redactado tan mal, se interpretó que el límite de USD 100 corría para todos, pero no, se trata solo de compras que se hagan en efectivo. Posiblemente, como una forma de evitar transacciones con dinero negro. 

Sigamos con tema cepo: se eliminan también todas las restricciones de acceso al MLC vinculadas con asistencias gubernamentales recibidas durante la pandemia, subsidios, el empleo público y otros. Es decir, aquellos que reciben AUH, o que fueron beneficiados por IFE o ATP en la  pandemia, ya podrán volver a comprar dólares normalmente.  

Respecto al pago de importaciones de bienes, podrán pagarse a través del MLC a partir del registro de ingreso aduanero (antes era a 30 días); para el caso de importaciones de servicios podrán pagarse a través del MLC a partir del momento de prestación del servicio (antes era a 30 días). 

Para las Personas Jurídicas se autoriza el acceso al MLC para pagos de dividendos a accionistas no residentes correspondientes a las utilidades obtenidas en los balances cuyos ejercicios comiencen a partir del 1° de enero de 2025 (es decir, operará desde 2026).

En este marco, se deroga el dólar blend, rompiendo ese desequilibrio que se explicaba por una fuerte brecha y que hoy pierde sentido por el achatamiento entre las bandas. El dólar blend estaba en la mira: por este esquema diferencial, en el que las empresas liquidaban un 80% al mercado oficial y otro 20% al Contado Con Liquidación (CCL), el Banco Central perdió cerca de USD 23.000 millones, que se fueron al mercado financiero y no quedaron en las arcas. 

Con la salida del cepo viene el segundo punto fundamental: el esquema cambiario. Vuelve la flotación cambiaria dentro de bandas

Desde el lunes va a regir en la Argentina un régimen de bandas cambiarias entre $ 1.000 y $ 1.400 en donde tanto el valor inferior como el valor superior evolucionarán en el tiempo de forma gradual y previsible: -1% y +1% por mes, respectivamente. ¿Cómo funcionan las bandas? Cuando el tipo de cambio opere en el valor inferior de la banda, el BCRA procederá a comprar dólares y en el proceso, acumular reservas internacionales; la emisión de pesos resultante de las compras de divisas por parte del BCRA no será esterilizada con el objetivo de monetizar la economía. 

A su vez, cuando el tipo de cambio opere en el valor superior de la banda, el BCRA venderá dólares y así eliminará pasivos monetarios. 

¿Cuál es entonces el tipo de cambio oficial a partir de ahora? El que determine el mercado en ese esquema de bandas, lo cual, daba los extremos de las bandas, supone la posibilidad de una devaluación pero no se sabe en qué nivel. El tipo de cambio oficial cerró este viernes en 1.078,4. Si el lunes el mercado fija un tipo de cambio en la zona media de las bandas, $ 1.200, la devaluación habrá sido entonces del 11%, por ejemplo.

La Argentina ya conoce el esquema de flotación entre bandas: en la tormenta financiera de 2018, el gobierno de Mauricio Macri intentó frenar la sangría cambiaria con un nuevo esquema de política monetaria consiste en la flotación con bandas de intervención, medida acordada con el FMI en el marco del acuerdo stand-by firmado ese año. El objetivo en ese momento era contener la volatilidad cambiaria sin tener que fijar un tipo de cambio rígido por un lado; y por el otro, seguir con una política monetaria contractiva, basada en metas de base monetaria, para frenar la inflación. 

Nada de eso resultó: la inflación siguió creciendo, la economía se siguió enfriando, y el tipo de cambio volvió a generar presión, al punto que tras unos meses el esquema fue perdiendo efectividad, el mercado perdió confianza y el BCRA empezó a intervenir fuera de las bandas, lo que terminó desdibujando el marco original. 

Finalmente, en abril de 2019, se terminó el esquema, volviendo al esquema tradicional de un tipo de cambio fijado por la autoridad monetaria, la reaparición del cepo y de los dólares paralelos. 

El tercer punto central del anuncio tiene que ver con la llegada de fondos frescos para fortalecer reservas. El próximo martes ingresarán USD 12.000 millones del FMI y ese organismo realizará otros dos desembolsos en el año: USD 2.000 antes de junio y USD 1.000 entre julio y diciembre. Un total de USD 15.000 millones de los USD 20.000 millones aprobados por el organismo en este nuevo Acuerdo de Facilidades Extendidas (EFF) que apuntan a “afianzar la estabilidad macroeconómica, fortalecer la sostenibilidad externa y sentar las bases para un crecimiento más sólido y resiliente”, según reza el comunicado del Fondo. 

Además, el cierre del programa con el FMI permitió al país capturar otros fondos adicionales con organismos internacionales: el Banco Mundial aprobó un paquete por USD 12.000 millones y el BID por otros USD 10.000 millones. Llegarían USD 3.600 millones antes de junio y otros USD 2.500 millones antes de fin de año. Un total de USD 6.100 millones de estos organismos durante el año. 

En paralelo, el BCRA hará otro REPO con bancos por USD 2.000 millones. 

En resumen: este año la Argentina contará con USD 23.100 millones que irán a fortalecer las reservas internacionales y para mayo, se espera que las lleguen a los USD 50.000 millones, con el ingreso de fondos de la cosecha. Este viernes, un rato antes de los anuncios de Caputo, las reservas cerraron apenas por debajo de los USD 25.000 millones por lo cual la recuperación podría ser importante. Cabe señalar que, a su vez, las Reservas Netas se situaron en USD 11.000 millones el viernes, por lo que el desembolso de fondos puede llevar a las netas también a valores positivos. 

El cuarto punto clave del anuncio tiene que ver con el fortalecimiento del ancla nominal. Se pretende un monitoreo estricto de la cantidad de dinero, con base fundamental en la restricción de financiamientos de la política fiscal por parte de BCRA y cero emisión por remuneración de los pasivos remunerados del BCRA. Este nuevo esquema pretende ser más riguroso que el anterior, y tendrá como eje el control del M2 transaccional privado (los billetes y monedas fuera del sistema bancario, cuentas corrientes en pesos del sector privado y cajas de ahorro en pesos del sector privado). Para operarlo, el BCRA publicará su programación monetaria basada en modelos de demanda de dinero con el objetivo de tener un control más fino sobre la liquidez de la economía y consolidar el proceso de desinflación, ajustando la política si el M2 se desvía de las metas.

El sistema financiero en general reaccionó muy bien a estas medidas; la ciudadanía tiene opiniones encontradas principalmente derivadas de la posibilidad de una devaluación que impacte en salarios y en el proceso de desinflación pretendida, que ayer viernes sufrió un golpe con un dato muy alto. Además, la experiencia reciente del 2018-2019 brinda más dudas que certezas sobre la eficiencia del programa, aunque debe señalarse que más allá de la similitud de las herramientas, lo que cambia son los fundamentals, es decir, los cimientos del programa. En este caso, se apoya en el superávit fiscal. 

Dicho todo esto, ¿podemos ver impactos en la economía misionera? Para ello hay que segmentar un poco el análisis. 

Para la ciudadanía en general, la mirada va a estar puesta en cómo pega el esquema de flotación cambiaria sobre salarios (por devaluación) y sobre precios (por riesgos inflacionarios). En este punto cabe señalar que los salarios privados de Misiones venían mostrando una buena evolución en los últimos meses. De hecho, según datos provisorios de la SRT, los trabajadores asegurados del sector privado formal vieron un incremento real interanual del 30% en enero, un número que suma al +20% que habían mostrado en diciembre, aunque en ambos casos influenciado por una mala base comparativa. Pero la recuperación, aún con ello, estaba presente. Este va ser un punto crucial para evaluar los impactos y la efectividad, o no, del nuevo esquema anunciado. 

Por otro lado, podría haber beneficio por exportaciones más competitivas. Con la eliminación del “dólar blend” y la unificación del tipo de cambio, los exportadores misioneros, como los productores de yerba mate, té y madera, podrán liquidar sus divisas a un tipo de cambio más favorable. Esto podría mejorar sus ingresos en pesos y fomentar la producción local.​ A su vez, otorga mayor previsibilidad para importadores dado que la flexibilización de los plazos para pagos de importaciones permitirá a las empresas misioneras planificar mejor sus compras de insumos y bienes de capital, facilitando la continuidad de sus operaciones y la inversión en tecnología.​

La cuestión de frontera es un gran signo de interrogante: bajo la presunción de que se termina el dólar barato para el argentino (o caro para el extranjero), o por lo menos la posibilidad de que ello ocurra, podría mermar la salida de ventas o bien equilibrar la situación, aunque para ello hay que esperar a ver como evoluciona la banda de flotación y como se acomodan los precios respecto a ello. 

Misiones podría verse beneficiada por atracción de inversiones: el levantamiento del cepo y la posibilidad de repatriar utilidades podrían hacer más atractiva a la provincia para inversores extranjeros, especialmente en sectores como el turismo y la industria forestal. 

Por otro parte, Misiones tiene una ventaja respecto a otras provincias del país: este nuevo esquema cambiario no le pega en las cuentas públicas, por el hecho de no tener deuda en dólares significativa. 

Si se compara con el Chaco, por ejemplo, la suba del tipo de oficial (suponiendo que el dólar baja hacia la banda superior) pone presión en la deuda pública de esa provincia que está altamente dolarizada (aprox. 65% del total con pagos directos en dólares por USD 40 millones al año) ya que necesita hacerse de más pesos para cubrir esos pagos. 

Misiones tiene menos del 10% de deuda en dólares (cerca de $ 7.000 millones sobre un stock de $ 80.000 millones) por lo cual el impacto es muy bajo, además del hecho de que esa deuda, si bien se calcula en dólares, se paga en pesos.

Compartí esta noticia !

Rebotó la inflación en el NEA: fue la más alta de los últimos seis meses

Compartí esta noticia !

En marzo de 2025, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) en la región del Nordeste Argentino (NEA) registró un incremento del 3,1%, lo que representa la mayor suba mensual en los últimos seis meses. Si bien esta cifra ubica al NEA como la región con menor inflación del país en el mes, marca una clara aceleración respecto a febrero (+1,2 puntos porcentuales). Así lo revela un informe de la consultora Politikon Chaco, elaborado en base a datos del INDEC.

El alza de precios acumulada en el primer trimestre del año alcanzó el 7,7% en la región, también el registro más bajo a nivel nacional. En términos interanuales, el incremento fue del 50,1%, el menor entre todas las regiones.

Comparación regional

A nivel nacional, la inflación de marzo fue del 3,7%, con una aceleración de 1,3 puntos respecto al mes anterior y por encima de las proyecciones del mercado. Las regiones del NOA (4,3%) y el Gran Buenos Aires (3,9%) lideraron las subas, mientras que el NEA (3,1%) cerró el ranking regional por debajo del promedio nacional. El acumulado trimestral a nivel país fue del 8,6%, destacándose nuevamente el NEA con el incremento más moderado.

En la comparación interanual, la Patagonia exhibió el mayor aumento con un 60,9%, seguida por el NOA (57,9%) y el Gran Buenos Aires (57%). En el otro extremo, el NEA volvió a mostrar el menor incremento, con un 50,1%.

Qué productos impulsaron la inflación en el NEA

En marzo, tres divisiones de consumo en el NEA registraron aumentos por encima del promedio regional:

  • Educación, con un 24,5%, impulsado por el inicio del ciclo lectivo;
  • Alimentos y bebidas no alcohólicas, con un 5,7%, traccionado principalmente por las verduras (19,7%);
  • Restaurantes y hoteles, con una suba del 3,4%.

El resto de las divisiones se ubicó por debajo del nivel general: Bienes y servicios varios (2,9%), Salud (2,9%), Comunicación (1,9%), Vivienda y servicios públicos (1,9%), Recreación y cultura (1,1%), Prendas de vestir y calzado (0,9%), Transporte (0,5%) y Equipamiento del hogar (0,5%). Por su parte, Bebidas alcohólicas y tabaco registró una baja del -0,3%.

Análisis interanual por rubros

En la comparación año a año, Educación fue la división que más aumentó en el NEA, con un alza del 142,3%. Le siguieron Vivienda, agua, electricidad y gas (136,9%) y Comunicación (67,8%). En el otro extremo, las divisiones con menores aumentos interanuales fueron Bienes y servicios varios (36,9%) y Equipamiento del hogar (34,4%).

El precio de los alimentos, en fuerte alza

El rubro de Alimentos y Bebidas no alcohólicas tuvo en marzo su mayor incremento mensual en un año, con una suba del 5,7%, tres puntos por encima del registro de febrero. El mayor aumento dentro de esta categoría lo encabezaron las verduras, tubérculos y legumbres con un 19,7%, afectadas por factores climáticos. Le siguieron carnes y derivados (6,8%) y lácteos y huevos (4,3%). También subieron frutas (3,6%), aceites y grasas (3,0%), panificados (1,6%) y bebidas (1,2%).

Compartí esta noticia !

Del rebote al camino: Posadas y la oportunidad de consolidar mejoras

Compartí esta noticia !

La publicación que realizó el INDEC esta semana respecto a la incidencia de la pobreza e indigencia, correspondiente al segundo semestre 2024, dejó mucha tela por cortar. Del informe se destaca la muy importante baja que tuvo este indicador no solo respecto al semestre anterior, sino también por ubicarse, en el caso del dato nacional, por debajo incluso de los niveles de finales del 2022. De un lado, se escucharon elogios al programa de gobierno del presidente Milei por haber hecho posible este descenso; del otro, las críticas a la poca representatividad (o incluso, credibilidad) del dato en un marco donde la situación social todavía muestra ciertas debilidades o recuperaciones todavía no alcanzadas. 

Aunque parezca muy difícil, porque de hecho lo es, es absolutamente imprescindible separar el dato técnico de pobreza (que surge de una metodología con consenso internacional) de las percepciones personales e incluso colectivas de las condiciones de vida de las personas. ¿Es posible una baja de la pobreza cuando todavía se verifica en el escenario social altísimas dificultades de las familias de hacer frente a sus gastos elementales? La respuesta es que sí, pero ello nos lleva necesariamente a analizar con mayor profundidad, entender el fenómeno y plantear, incluso, algunos interrogantes más. 

El hecho concreto es que la incidencia de la pobreza pasó del 52,9% al 38,1% en la totalidad de aglomerados urbanos de la Argentina y una buena parte de esa explicación se encuentra en la evolución de los ingresos respecto a las canastas básicas: el promedio nacional muestra que mientras la Canasta Básica Alimentaria creció 22,2% semestral y 163,1% interanual y la Canasta Básica Total lo hizo en 26,7% semestral y 177,9%, el Ingreso Per Cápita Familiar lo hizo en 63,6% semestral y 206,0% interanual y el Ingreso Total de los Hogares se incrementó en 64,5% semestral y 208,9% interanual, con subas mayores en los ingresos de origen laboral que los de origen no laboral. 

Por ende, vemos que hay un alza de ingresos muy superior a la evolución de las canastas. Aquí encontramos dos fenómenos: por un lado, una paulatina recuperación de los ingresos que se dio durante el segundo semestre del año tras haber tocado un piso en los primeros seis meses. Pero además, una mejora en el mercado de trabajo que permitió incorporar (o recuperar) ingresos en un hogar. Aún suponiendo que una persona no tuvo un alza de ingresos suficiente, el hecho de que otro adulto de ese mismo hogar haya podido obtener (o recuperar) un empleo, suma un ingreso más al hogar y ello eleva los niveles de ingresos en el mismo. 

Pero también no hay que dejar de ver la cuestión de la distribución: no es lo mismo un alza de los ingresos totales de los hogares si está concentrado solo en el sector más acomodado que si se distribuye de manera algo más equilibrada entre los diferentes segmentos poblaciones. En ese marco, la brecha promedio del ingreso per cápita familiar entre el decil 10 (los de mayores ingresos) respecto al decil 1 (los de menores ingresos) se achicó de 18 en el cuarto trimestre 2023 al 17 del cuarto trimestre 2024, una baja que parece menor pero que parecía ser significativamente en el contexto. En consecuencia, en ese mismo periodo el Coeficiente de Gini pasó de 0,435 a 0,430, ratificando un proceso de mejora de la distribución en un escenario de crecimiento de los ingresos, lo cual no es para nada irrelevante.

Más allá de que hay una discusión muy válida respecto a ciertas falencias de la medición, principalmente en lo relativo al cálculo de los valores de la Canasta Básica por tener subponderados a gastos hoy muy relevante en un hogar como tarifa de servicios públicos y alquileres, entre otros, hay una situación generalizada de mejora de los indicadores sociales que permiten mostrar este resultado. Pero a su vez, debe tenerse en cuenta algo no menor: en procesos tan volátiles como los que tuvimos durante el 2024, a una suba muy exagerada por fuerte empeoramiento del escenario económico (primer semestre 2024) podría acompañarle una baja muy exagerada ante la mejora y/o estabilización de ese mismo escenario (segundo semestre 2024). Podría decir que ni estábamos tan mal en los primeros seis meses ni tampoco estuvimos tan bien durante el segundo. 

Además, no debe dejarse de lado una cuestión trascendental para entender con mayor precisión este fenómeno: en muchas zonas del país (la mayoría), la población que está muy pegada a la línea de pobreza (ya sea por arriba o por abajo) es muy voluminosa. Por ende, fluctúan sistemáticamente:  con crisis caen rápido por debajo de la línea, con recuperación suben rápidamente. 

En este marco, bien podríamos intentar analizar qué pasó en Posadas, que dejó algunos datos que requieren ciertas reflexiones. La incidencia de la pobreza en el aglomerado misionero fue del 43,4%, por debajo de la media NEA (47,0%) y por encima de la media nacional (38,1%). A su vez, la indigencia se ubicó en 7,7%, también por debajo del NEA (11,6%) pero en este caso también por debajo de la media nacional (8,2%).

¿Cómo varió la pobreza en Posadas? Respecto al semestre anterior, la tasa de pobreza cayó en 12,5 puntos. Esto generó que las personas en condición de pobreza pasen de 217.204 a 169.626: un descenso de 47.578 personas. A su vez, la indigencia cayó en 10,6 puntos y las personas indigentes pasaron de 71.339 a 29.948: una merma de 41.391 en seis meses. En este contexto, cabe señalar una aclaración no siempre difundida y conocida: pobres e indigentes no son dos grupos de personas por separado, sino que parte de un solo grupo. Por ello, hay que distinguir que aquellos que están por debajo de la línea de indigencia se les llama “pobres indigentes” y aquellos que están por encima de la línea de indigencia pero por debajo de la línea de pobreza son “pobres no indigentes”. Esto se menciona en la colocación del detalle anterior respecto a la cantidad de personas que dejaron de ser pobres. Si somos técnicamente rigurosos: los pobres indigentes disminuyeron en 41.391 personas y los pobres no indigentes lo hicieron en -6.187 personas: esto no da un total de 47.578 personas que dejaron de ser pobres, como se informó anteriormente. 

¿A qué se debe esta explicación? Como se observa, la cantidad de personas que dejaron de ser indigentes fue muy superior respecto a los que dejaron de pobres no indigentes, y esto encuentra explicación en la situación de los ingresos: en Posadas, en el segundo semestre respecto al primero, el Ingreso Per Cápita Familiar creció 62,1% y el Ingreso Total Familiar lo hizo en 61,3%, incrementos muy por encima de la variación que tuvieron las canastas básicas correspondientes a la región del NEA: la alimentaria lo hizo en 21,9% y la Total 26,3%. Entonces, como puede observarse, el hecho de que los ingresos hayan crecido más respecto a la canasta de alimentos (que determina niveles de indigencia) y crecido también, aunque en menor nivel, respecto a la canasta de alimentos (que determina niveles de pobreza en sentido amplio), lo que sugiere que los hogares en situación de vulnerabilidad crítica fueron los que más sintieron el impacto positivo de la recuperación de ingresos. En conclusión, el solo movimiento de ingresos vs. canastas explica la mejor contundente que tuvo la pobreza e indigencia en Posadas respecto al semestre anterior. 

Sin embargo, si vemos la comparación interanual, es decir, contra el segundo semestre de 2023, el escenario es distinto. La tasa de pobreza creció 5 puntos interanual: del 38,4% al 43,4%, provocando que haya 21.222 personas que pasaron a estar por debajo de la línea de pobreza. En cambio, la indigencia cayó de 9,6% al 7,7%, una merma de 1,9 puntos que provocó que haya 7.022 que dejaron de ser indigentes. ¿Qué pasa cuando descomponemos la población pobre? Tal como hicimos en el ejercicio semestral, vemos la variación según tipo de pobreza. Como ya lo dijimos, las personas consideradas pobres indigentes cayeron en 7.022, mejorando así esa tasa, pero los pobres no indigentes se incrementaron en 28.244 personas: el saldo de ambos segmentos da como resultado los 21.222 nuevos pobres mencionados antes. 

En esta comparación interanual, ¿qué pasó con los ingresos en Posadas? Se incrementaron en un 166,8%, por encima de la suba de la canasta básica alimentaria regional (160,7%) pero se ubicaron por debajo del incremento de la canasta básica total (175,3%). A simple vista, ya se observa entonces que los hogares más vulnerables pudieron haber tenido una mejora de ingresos tal que les permitió salir de esa condición pero no lograron dar el siguiente salto y por ende siguieron siendo pobres (aunque en este caso ya no indigente). A su vez, las personas que superan el umbral de la indigencia no logran dar el salto sobre la línea de pobreza e incluso algunas personas que estaban muy cerca de esa línea, por encima, pasaron a ubicarse por debajo. 

Entonces, si tomamos a la población más vulnerable de Posadas y la desagregamos en vulnerabilidad crítica (para los pobres indigentes) y vulnerabilidad moderada (para los pobres no indigentes), los críticos tuvieron una mejora mucho más marcada, aunque insuficiente aún en el contexto. 

En síntesis, la mejora en los ingresos y la baja de la indigencia son señales alentadoras, pero también ponen sobre la mesa un desafío estructural: cómo transformar estas recuperaciones de corto plazo en procesos sostenidos que permitan a más personas salir (y mantenerse fuera) de la pobreza. Al mismo tiempo, nos obliga a repensar el rol de la distribución del ingreso: no alcanza con crecer, si ese crecimiento no llega a todos. La verdadera prueba está en construir un piso social que no vuelva a ceder ante la próxima crisis.

Compartí esta noticia !

Posadas: la pobreza cayó 12,5 puntos en el último semestre y hay 47 mil pobres menos

Compartí esta noticia !

Al segundo semestre del 2024, de acuerdo con la Encuesta Permanente de Hogares del  INDEC, la pobreza en el aglomerado urbano de Posadas alcanzó al 43,4% de las personas, con una reducción de 12,5 puntos porcentuales (p.p) respecto al semestre anterior, aunque hubo un aumento de cinco puntos por encima de igual semestre del año anterior.  

En los últimos seis meses, 47.578 personas dejaron de ser pobres en este aglomerado,  destaca un informe de la consultora Politikon Chaco basado en datos del INDEC. 

Incidencia de la pobreza e indigencia del 2° semestre 2024. En el aglomerado misionero se contabilizaron, al segundo semestre de 2024, unas 169.626 personas en situación de  pobreza que viven en 48.158 hogares. Así, la incidencia de la pobreza llega al 43,4% de las personas y al 33,5% de los hogares. Además, se registraron 29.948 personas en situación de indigencia que viven en 9.181 hogares, por lo que la incidencia de la indigencia alcanzó al 7,7% de las personas y al 6,4% de los hogares. 

Desempeño de las tasas en comparación interanual y semestral. Si se mira la comparación  interanual, la tasa de pobreza en personas del segundo semestre de 2024 se situó 5 puntos por encima de igual período del 2023 cuando fue del 38,4%. Sin embargo, si se realiza una comparación semestral, la tasa de pobreza se redujo en 12,5 puntos contra el primer  semestre de 2024. Por su parte, la tasa de indigencia se redujo en ambos niveles: -1,9 puntos interanual y -10,6 puntos en la comparación semestral.  

Impacto de la evolución de las tasas en la población (valores absolutos). En términos de  población, la evolución observada en Posadas implica que, en los últimos seis meses, unas  47.578 personas dejaron de ser pobres en el aglomerado misionero; aunque aún hay 21.222 más respecto a finales del 2023. 

Por su parte, hubo mejoras respecto a la  indigencia: hay 41.391 menos indigentes respecto al semestre anterior y -7.022 contra el  año anterior.

Evolución de los ingresos posadeños vs. canastas de la región. El informe de INDEC  también mostró como fue la evolución de los ingresos en los aglomerados: en Posadas, el  ingreso medio per cápita familiar creció 62,1% semestral, mientras que, en ese mismo  período, el valor de la canasta básica alimentaria creció en 21,9% y la canasta básica total en 26,3%

Esta mejora en los ingresos produjo la fuerte caída a nivel semestral tanto en la pobreza aunque en mayor medida en la indigencia. A nivel interanual, el ingreso medio per cápita familiar creció en Posadas 166,8% contra 160,7% de la canasta básica alimentaria, lo que explica la caída en la tasa de pobreza; sin embargo, la canasta básica total creció en ese período 175,3%, por encima de la suba de los ingresos del aglomerado, provocando que la tasa de pobreza siga siendo superior a los registros de finales del 2023. 

Posadas y su posicionamiento en el NEA. Comparando el desempeño misionero con el  resto de los aglomerados de las provincias del NEA, Posadas tiene la segunda tasa de  pobreza más baja de la región ubicándose por debajo de Gran Resistencia (60,8%) y de  Formosa (46,2%) pero por encima de Corrientes (36,0%); respecto a la indigencia, aún con la fuerte baja observada, Posadas sostiene la segunda más alta de la región solo por debajo de Gran Resistencia (22,4%). 

En términos de desempeños, la pobreza en Posadas fue la única que se ubicó por encima  de los niveles de finales del 2023 (+5 puntos) mientras que el resto de los aglomerados  mostró bajas en esa comparación: Corrientes -5,0 puntos; Formosa -0,7; y Gran Resistencia  -4,4%. En la comparación semestral, si bien tuvo una reducción fuerte, Posadas tuvo la  menor reducción porcentual en la región: fue de -12,5 puntos cuando en Corrientes fue – 16,3 puntos, en Formosa -21,4 y en Gran Resistencia -15,4.  

En el NEA, las personas en situación de pobreza representaron el 47,0%, y vuelve a ser la región con la mayor pobreza en todo el país. Lo mismo ocurre con la tasa de indigencia: con 11,6%, el NEA es la de mayor tasa en el país.  Posadas y su posicionamiento en el país. En el plano nacional, Posadas exhibe la 8° tasa  de pobreza más alta del país. Dicho ranking, que agrupa a los aglomerados urbanos medidos por el INDEC, está encabezado por el Gran Resistencia (60,8%) y lo cierra CABA  (16,7%). Respecto a la tasa de indigencia, Posadas se ubica 13° en el país.

Compartí esta noticia !

Categorías

Solverwp- WordPress Theme and Plugin