Cómo puede impactar el nuevo esquema cambiario en Misiones

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El viernes estuvo marcado por los anuncios del ministro Luis Caputo: el inicio de la Fase 3 del programa económico, en paralelo a la formalización del nuevo programa con el FMI. Esta nueva fase consta de cuatro puntos fundamentales. 

En primer lugar, el ansiado levantamiento del cepo, una de las principales promesas de campaña de Javier Milei y que tardó en llegar bajo el argumento de no repetir el error que se cometió en 2015 cuando asumió Mauricio Macri, que lo levantó de manera rápida y pagó las consecuencias en el corto plazo. 

¿Qué significa que se levante el cepo? Se elimina el límite de compra de USD 200 mensuales en el Mercado Libre de Cambios (MLC) para las personas humanas, por lo cual se podrá comprar sin límites. En ese punto, cabe destacar que el BCRA cometió un error comunicacional en la noche del viernes: la redacción confusa de la Comunicación A8226 llevó a una mala interpretación de muchos ciudadanos. ¿Qué dice ese texto? Que si comprás con dinero depositado en cuenta no hay límites algunos, pero si una persona va a la ventanilla de un banco a comprar dólares con efectivo, se limita a USD 100. Como fue redactado tan mal, se interpretó que el límite de USD 100 corría para todos, pero no, se trata solo de compras que se hagan en efectivo. Posiblemente, como una forma de evitar transacciones con dinero negro. 

Sigamos con tema cepo: se eliminan también todas las restricciones de acceso al MLC vinculadas con asistencias gubernamentales recibidas durante la pandemia, subsidios, el empleo público y otros. Es decir, aquellos que reciben AUH, o que fueron beneficiados por IFE o ATP en la  pandemia, ya podrán volver a comprar dólares normalmente.  

Respecto al pago de importaciones de bienes, podrán pagarse a través del MLC a partir del registro de ingreso aduanero (antes era a 30 días); para el caso de importaciones de servicios podrán pagarse a través del MLC a partir del momento de prestación del servicio (antes era a 30 días). 

Para las Personas Jurídicas se autoriza el acceso al MLC para pagos de dividendos a accionistas no residentes correspondientes a las utilidades obtenidas en los balances cuyos ejercicios comiencen a partir del 1° de enero de 2025 (es decir, operará desde 2026).

En este marco, se deroga el dólar blend, rompiendo ese desequilibrio que se explicaba por una fuerte brecha y que hoy pierde sentido por el achatamiento entre las bandas. El dólar blend estaba en la mira: por este esquema diferencial, en el que las empresas liquidaban un 80% al mercado oficial y otro 20% al Contado Con Liquidación (CCL), el Banco Central perdió cerca de USD 23.000 millones, que se fueron al mercado financiero y no quedaron en las arcas. 

Con la salida del cepo viene el segundo punto fundamental: el esquema cambiario. Vuelve la flotación cambiaria dentro de bandas

Desde el lunes va a regir en la Argentina un régimen de bandas cambiarias entre $ 1.000 y $ 1.400 en donde tanto el valor inferior como el valor superior evolucionarán en el tiempo de forma gradual y previsible: -1% y +1% por mes, respectivamente. ¿Cómo funcionan las bandas? Cuando el tipo de cambio opere en el valor inferior de la banda, el BCRA procederá a comprar dólares y en el proceso, acumular reservas internacionales; la emisión de pesos resultante de las compras de divisas por parte del BCRA no será esterilizada con el objetivo de monetizar la economía. 

A su vez, cuando el tipo de cambio opere en el valor superior de la banda, el BCRA venderá dólares y así eliminará pasivos monetarios. 

¿Cuál es entonces el tipo de cambio oficial a partir de ahora? El que determine el mercado en ese esquema de bandas, lo cual, daba los extremos de las bandas, supone la posibilidad de una devaluación pero no se sabe en qué nivel. El tipo de cambio oficial cerró este viernes en 1.078,4. Si el lunes el mercado fija un tipo de cambio en la zona media de las bandas, $ 1.200, la devaluación habrá sido entonces del 11%, por ejemplo.

La Argentina ya conoce el esquema de flotación entre bandas: en la tormenta financiera de 2018, el gobierno de Mauricio Macri intentó frenar la sangría cambiaria con un nuevo esquema de política monetaria consiste en la flotación con bandas de intervención, medida acordada con el FMI en el marco del acuerdo stand-by firmado ese año. El objetivo en ese momento era contener la volatilidad cambiaria sin tener que fijar un tipo de cambio rígido por un lado; y por el otro, seguir con una política monetaria contractiva, basada en metas de base monetaria, para frenar la inflación. 

Nada de eso resultó: la inflación siguió creciendo, la economía se siguió enfriando, y el tipo de cambio volvió a generar presión, al punto que tras unos meses el esquema fue perdiendo efectividad, el mercado perdió confianza y el BCRA empezó a intervenir fuera de las bandas, lo que terminó desdibujando el marco original. 

Finalmente, en abril de 2019, se terminó el esquema, volviendo al esquema tradicional de un tipo de cambio fijado por la autoridad monetaria, la reaparición del cepo y de los dólares paralelos. 

El tercer punto central del anuncio tiene que ver con la llegada de fondos frescos para fortalecer reservas. El próximo martes ingresarán USD 12.000 millones del FMI y ese organismo realizará otros dos desembolsos en el año: USD 2.000 antes de junio y USD 1.000 entre julio y diciembre. Un total de USD 15.000 millones de los USD 20.000 millones aprobados por el organismo en este nuevo Acuerdo de Facilidades Extendidas (EFF) que apuntan a “afianzar la estabilidad macroeconómica, fortalecer la sostenibilidad externa y sentar las bases para un crecimiento más sólido y resiliente”, según reza el comunicado del Fondo. 

Además, el cierre del programa con el FMI permitió al país capturar otros fondos adicionales con organismos internacionales: el Banco Mundial aprobó un paquete por USD 12.000 millones y el BID por otros USD 10.000 millones. Llegarían USD 3.600 millones antes de junio y otros USD 2.500 millones antes de fin de año. Un total de USD 6.100 millones de estos organismos durante el año. 

En paralelo, el BCRA hará otro REPO con bancos por USD 2.000 millones. 

En resumen: este año la Argentina contará con USD 23.100 millones que irán a fortalecer las reservas internacionales y para mayo, se espera que las lleguen a los USD 50.000 millones, con el ingreso de fondos de la cosecha. Este viernes, un rato antes de los anuncios de Caputo, las reservas cerraron apenas por debajo de los USD 25.000 millones por lo cual la recuperación podría ser importante. Cabe señalar que, a su vez, las Reservas Netas se situaron en USD 11.000 millones el viernes, por lo que el desembolso de fondos puede llevar a las netas también a valores positivos. 

El cuarto punto clave del anuncio tiene que ver con el fortalecimiento del ancla nominal. Se pretende un monitoreo estricto de la cantidad de dinero, con base fundamental en la restricción de financiamientos de la política fiscal por parte de BCRA y cero emisión por remuneración de los pasivos remunerados del BCRA. Este nuevo esquema pretende ser más riguroso que el anterior, y tendrá como eje el control del M2 transaccional privado (los billetes y monedas fuera del sistema bancario, cuentas corrientes en pesos del sector privado y cajas de ahorro en pesos del sector privado). Para operarlo, el BCRA publicará su programación monetaria basada en modelos de demanda de dinero con el objetivo de tener un control más fino sobre la liquidez de la economía y consolidar el proceso de desinflación, ajustando la política si el M2 se desvía de las metas.

El sistema financiero en general reaccionó muy bien a estas medidas; la ciudadanía tiene opiniones encontradas principalmente derivadas de la posibilidad de una devaluación que impacte en salarios y en el proceso de desinflación pretendida, que ayer viernes sufrió un golpe con un dato muy alto. Además, la experiencia reciente del 2018-2019 brinda más dudas que certezas sobre la eficiencia del programa, aunque debe señalarse que más allá de la similitud de las herramientas, lo que cambia son los fundamentals, es decir, los cimientos del programa. En este caso, se apoya en el superávit fiscal. 

Dicho todo esto, ¿podemos ver impactos en la economía misionera? Para ello hay que segmentar un poco el análisis. 

Para la ciudadanía en general, la mirada va a estar puesta en cómo pega el esquema de flotación cambiaria sobre salarios (por devaluación) y sobre precios (por riesgos inflacionarios). En este punto cabe señalar que los salarios privados de Misiones venían mostrando una buena evolución en los últimos meses. De hecho, según datos provisorios de la SRT, los trabajadores asegurados del sector privado formal vieron un incremento real interanual del 30% en enero, un número que suma al +20% que habían mostrado en diciembre, aunque en ambos casos influenciado por una mala base comparativa. Pero la recuperación, aún con ello, estaba presente. Este va ser un punto crucial para evaluar los impactos y la efectividad, o no, del nuevo esquema anunciado. 

Por otro lado, podría haber beneficio por exportaciones más competitivas. Con la eliminación del “dólar blend” y la unificación del tipo de cambio, los exportadores misioneros, como los productores de yerba mate, té y madera, podrán liquidar sus divisas a un tipo de cambio más favorable. Esto podría mejorar sus ingresos en pesos y fomentar la producción local.​ A su vez, otorga mayor previsibilidad para importadores dado que la flexibilización de los plazos para pagos de importaciones permitirá a las empresas misioneras planificar mejor sus compras de insumos y bienes de capital, facilitando la continuidad de sus operaciones y la inversión en tecnología.​

La cuestión de frontera es un gran signo de interrogante: bajo la presunción de que se termina el dólar barato para el argentino (o caro para el extranjero), o por lo menos la posibilidad de que ello ocurra, podría mermar la salida de ventas o bien equilibrar la situación, aunque para ello hay que esperar a ver como evoluciona la banda de flotación y como se acomodan los precios respecto a ello. 

Misiones podría verse beneficiada por atracción de inversiones: el levantamiento del cepo y la posibilidad de repatriar utilidades podrían hacer más atractiva a la provincia para inversores extranjeros, especialmente en sectores como el turismo y la industria forestal. 

Por otro parte, Misiones tiene una ventaja respecto a otras provincias del país: este nuevo esquema cambiario no le pega en las cuentas públicas, por el hecho de no tener deuda en dólares significativa. 

Si se compara con el Chaco, por ejemplo, la suba del tipo de oficial (suponiendo que el dólar baja hacia la banda superior) pone presión en la deuda pública de esa provincia que está altamente dolarizada (aprox. 65% del total con pagos directos en dólares por USD 40 millones al año) ya que necesita hacerse de más pesos para cubrir esos pagos. 

Misiones tiene menos del 10% de deuda en dólares (cerca de $ 7.000 millones sobre un stock de $ 80.000 millones) por lo cual el impacto es muy bajo, además del hecho de que esa deuda, si bien se calcula en dólares, se paga en pesos.

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