Diego Hartfield

Diego Hartfield es agente productor de Bolsa, con matrícula 666.

La Bolsa, el respaldo financiero para las Pymes

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Semana a semana insisto en la idea de que toda PYME debería trabajar con una sociedad de bolsa como respaldo financiero. En Misiones está prácticamente desierta la zona de agentes bursátiles. Empresas que buscan financiamiento son avaladas por Sociedades de Garantía Recíprocas para poder hacerse de capital para invertir en la economía real, pero se sienten atascadas por lo burocráticos que son a veces algunos trámites y siempre terminan en sus bancos ya que no conocen que existen otras maneras de operar que a veces son mucho más eficientes.

En primer lugar, abrir una cuenta en Bolsa (al menos en mi caso) es totalmente gratuita y sin costos de mantenimiento. Las transferencias entre cuenta bancaria y cuenta comitente de bolsa también lo son y es importantísimo saberlo para no dejar dinero ocioso en las cuentas bancarias, ya que la inflación carcome día a día el valor de ese capital. Un buen agente debería tener contacto permanente con dicha empresa para saber dónde colocar dinero extra, aunque sea por algunos días y estar continuamente peleándole a la inflación. Muchas veces me comentan algunos dueños de empresas con mucho flujo que no pueden colocar el dinero en plazo fijo ya que los plazos mínimos son muy largos y pierden disponibilidad del dinero.

Además, es en el mercado de capitales donde se consiguen buenas maneras de financiarse, ya sea a través de Cheques de Pago Diferido que se venden con liquidación en 24 horas o instrumentos más grandes como pagarés bursátiles y obligaciones negociables.

A modo de resumen, la manera más simple de financiarse a través de la bolsa es con Cheques de Pago Diferido y existen tres alternativas que pueden ser muy útiles para las Pymes

  • Segmento Avalado: a través de las SGRs se realiza la gestión para la apertura de línea de crédito. Esto puede ser tanto para cheques propios como de 3ros. Dependerá de las necesidades de la empresa y el análisis crediticio que realizará la SGR. El proceso puede tardar varias semanas. Una vez instrumentada su uso es muy ágil. El límite es el valor de línea aprobada. 
  • Segmento Directo Garantizado: ideal para el caso en el cual la empresa, o alguno de sus socios, tenga títulos públicos (bonos o acciones). Los mismos se pueden integrar en concepto de garantía. Se pueden emitir cheques tanto propios como de 3ros. Su instrumentación es muy ágil dado no es necesario hacer un análisis crediticio (tampoco se involucra una SGR). No hay límite para su uso. El cupo queda determinado por la cantidad de garantías integradas. 
  • Segmento Directo NO Garantizado o Cadena de Valor: al igual que la alternativa anterior no hay SGR, se pueden negociar cheques de manera directa en el mercado. Como el nombre lo indica no se integran garantías, siendo 100% riesgo librador. Por tal motivo este segmento ideal para cheques de 3ros de empresas de primera línea

En todos los casos el plazo de acreditación es de 24 horas hábiles una vez negociado el cheque.

Éstos son algunos productos financieros de la infinidad que existe en el Mercado y que muchas veces encuentro a los empresarios perdidos y avocados a sus negocios sin tener demasiadas herramientas para saber cómo actuar financieramente en distintas situaciones que se van presentando y todo eso sumado a la volatilidad insoportable con la que tenemos que convivir constantemente en nuestro país.

 

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El que apuesta al dólar también pierde

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Sepan disculpar, pero vengo a derrumbar un mito que hace muchos años se sostiene en este país que es que el que compra dólares nunca pierde. Quizá éste no sea el mejor momento para decirlo, porque claramente el que estuvo dolarizado en el último año fue el que más ganó, pero no siempre es así.
Todas las inversiones financieras parten de la premisa que para ganar dinero hay que vender más caro de lo que se compró, o en el caso de los que no venden, intentar comprar barato un activo que vaya valorizándose en el tiempo para ir aumentando la capacidad de compra. La idea de todo ahorro sería poder guardar el dinero para que en un futuro pueda servir para comprar más o mejores bienes o servicios.
O sea, tengo $20.000 y en vez de comprar un lavarropas de ese valor, lo invierto para tener $25.000 y que en algún momento ese lavarropas valga $23.000. Mi ejemplo es muy lineal, pero apunto a que se entienda la idea.
En nuestro querido país se ha formado una cultura durante años de que el dólar siempre gana ya que nominalmente va aumentando su valor con respecto al peso, entonces psicológicamente todos nos sentimos protegidos ahorrando en esa moneda sin tener idea real si estamos comprando barato o caro, porque no solo tenemos que mirar el valor “nominal” del dólar sino el valor “real” de dicha moneda.
Siguiendo con nuestra cultura, si miramos un poco hacia atrás qué hicieron con nuestra moneda nacional, suena lógico que todos intentemos protegernos ahorrando en la divisa estadounidense sin darnos cuenta el daño que nos autogeneramos con semejante decisión: somos el país del mundo con más tenencia de dólares per cápita exceptuando a Estados Unidos financiando de alguna manera su déficit fiscal a costo cero.
Como ya escribí en alguna nota anterior, el nivel de irresponsabilidad fiscal con la que nos han gobernado durante años se terminó pagando muchas veces con emisión de pesos, inundando la plaza de una moneda que siempre termina careciendo de interés para la gente, por ende pierde constantemente su valor produciendo inflación y explosiones devaluatorias a cada tanto.
Ahora, existen dos maneras de hablar del tipo de cambio, uno es el nominal y otro es el real. Me dirijo al sitio Economipedia y encuentro la siguiente definición que copio y pego aquí abajo en cursiva:
El tipo de cambio real es una medida que indica el poder adquisitivo de una moneda frente a otra. Al contrario que el tipo de cambio nominal, tiene en cuenta los precios en el país al que pertenece la moneda. Para entender esto, es necesario conocer bien varios conceptos.
En los mercados financieros las monedas cotizan en forma de pares de divisas. Cuando cambiamos una moneda, la cambiamos siempre en términos de otra. Por ejemplo, tenemos euros y queremos cambiar a pesos argentinos. O, tenemos dólares americanos y queremos reales de Brasil.
La relación a la que cotiza una divisa frente a otra es lo que se conoce como tipo de cambio nominal. Siguiendo con el ejemplo anterior, el tipo de cambio nominal responde a la pregunta ¿por cada euro cuántos pesos argentinos me dan? O por cada dólar americano cuántos dólares obtendré.
Por último y antes de adentrarnos en el concepto de tipo de cambio real, debemos saber lo que significa poder adquisitivo. El poder adquisitivo nos dice algo así como la cantidad de cosas que podemos comprar con una moneda en un país u otro. Por ejemplo, 10 dólares son 10 dólares en cualquier lugar del mundo. Ahora bien, ¿se compra la misma cantidad de bienes con 10 dólares en Nueva York y con 10 dólares en Memphis? La cantidad de dinero es la misma, pero Nueva York es una ciudad muy cara y Memphis, en comparación muy barata.
 
Esta semana, un economista llamado Rodrigo Castiñeira de Econométrica (@rcas1 para quienes quieran seguirlo en Twitter) publicó un gráfico muy interesante donde calcula a “precios de hoy” cuánto valía el dólar en los últimos 20 años, gráfico que sirve para entender muy bien cuánto pagamos realmente por cada dólar que compramos y cómo aquellos que lo hicieron durante todo el período 2002-2015, más allá de haber tenido la sensación de que le ganaban al peso, nunca tuvieron mejor capacidad de compra hasta terminar en 2015 en valores muy similares al 1 a 1 que nos llevó a una terrible explosión en el 2001.

¿Qué nos muestra el gráfico? Que todos aquellos que vinieron dolarizando sus ahorros desde esta nueva etapa que vive el país post 2001 muchos tienen menos capacidad de compra que antes, pero el mayor problema es que no lo saben, simplemente comparan nominalmente cuantos pesos pagaron por cada dólar que lógicamente hoy ese valor está mucho más alto.
Muchos cuestionan mi ahorro en acciones porque no están dispuestos a soportar la volatilidad que tiene, y mucho menos que en la cuenta de bolsa figure un valor nominal menor al que pusieron. O sea, ponemos 10.000 en una acción que vale $100, por razones de mercado hoy vale $80, o sea que en la cuenta figuran $8.000 y por ende sienten que están perdiendo plata, muchos ofuscados venden esa acción y deciden no hacerlo nunca más confirmando realmente la pérdida.
Pero nadie cuestiona que si compró dólares en el 2007 a un valor de lo que serían hoy unos $65, guardaron moneda extranjera durante 12 años y todavía no pudieron recuperar esa capacidad de compra aun con la terrible devaluación por la que atravesamos el año pasado.
Dicho todo esto concluyo con algunas ideas: lo más importante de las inversiones financieras es comprar barato y vender caro. Los errores los cometemos cuando compramos caro algunas veces dominados por la euforia de ver que un precio está subiendo sin parar, y cuando vendemos barato muchas veces ofuscados y decepcionados porque el precio no para de bajar. Pero tengamos bien en cuenta que el que compra dólares intentando protegerse de los desbarajustes que enfrentamos día a día también hay veces que puede estar tomando la decisión menos acertada.
Es muy importante saber el tiempo y el para qué uno decide apartar dinero para ahorrar, un buen asesor debería saber discernir perfectamente en qué tipo de activos financieros comprar indagando al cliente para qué quiere usar dicho activo y qué nivel de volatilidad está dispuesto a soportar, y por último sepan que no mover los ahorros también es una decisión activa que tiene mucho riesgo.

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La columna de Hartfield: Hay que hacerse amigo del hombre de la Bolsa

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Muchas veces cuando me reúno con gente que me llama para interiorizarse sobre operar en Bolsa, me voy con la sensación de que estuvieron viendo la película de Lobo de Wall Street y a Leo Di Caprio tirando billetes en un yate que debe valer millones de dólares y que está coronado de jóvenes en bikinis. Pero no, vamos a desmitificarlo un poco.
 
Es muy importante tener una cuenta en una sociedad de Bolsa, sean personas físicas o jurídicas: la razón más simple es que todos deberíamos tener algo de capacidad de ahorro (entiendo que es un tiempo difícil donde es quizá momento de pensar en cómo llegar a fin de mes que en cómo tener capacidad de ahorro). Al fin y al cabo, son muchas las ventajas de operar en Bolsa y no son tan difíciles si las comparamos con lo que hacemos habitualmente en el banco.
 
En primer lugar, la “inversión” más cómoda que hace todo el mundo es comprar dólares, podemos estar de acuerdo o no con esa actitud, pero es lo que hay. La depreciación del peso lleva a creer que el dólar es una manera de protegerse de la inflación y ya por una cuestión cultural muchísima gente acude a ese tipo de ahorro en una moneda extranjera. Muchas personas apenas reciben el sueldo o ingreso y saben que cierto excedente lo pueden dolarizar de manera inmediata. Pero existen dos ventajas de hacer lo mismo vía Bolsa; la primera es que es más barato y la segunda es que la diferencia entre la compra y la venta es muchísimo menor dándote la posibilidad no sólo de comprar dólares, sino también de vender a precios normales.
La otra inversión más común es el plazo fijo. El banco te asigna una tasa donde colocamos el dinero a un cierto plazo y recibiremos una tasa pre pactada. Mediante Bolsa existen miles de instrumentos para invertir, pero los de más corto plazo (Lecaps) son muy simples y habitualmente más competitivos que el plazo fijo, se pueden comprar a precio de mercado y simplemente esperar al vencimiento para obtener la tasa, con la ventaja de que no solo se puede comprar sino también vender si es necesario usar el dinero antes del vencimiento del activo.

Pero si hablamos de productos un poco más sofisticados, la Bolsa cuenta con un sinnúmero de activos financieros donde se puede invertir desde muy poco dinero, apostando al corto, mediano o largo plazo y con el nivel de riesgo que cada inversor esté dispuesto a asumir.
¿Pero para qué sirve la Bolsa?
La bolsa es como un mercado de frutas donde existen compradores y vendedores, en este caso hablábamos de “comprar” activos financieros, pero ¿quién los vende? Cualquier entidad que necesita financiarse, y es ahí donde me quiero detener: las empresas también deberían tener a mano siempre un agente de bolsa para poder conseguir financiamiento.
Las maneras más comunes son los cheques donde se pueden poner a la venta, existen inversores genuinos que aprovechan esos productos para comprarlos y hacer tasa y a veces hay oportunidades donde algunos entes estatales compran dichos cheques a tasas más bajas para “subsidiar” de alguna manera el crédito. Pero no solo los cheques sino también existen otros instrumentos como pagarés bursátiles tanto en dólares como en pesos y también obligaciones negociables llamadas ONs para emprendimientos mayores.
Y así, otros tantos productos como la cobertura de tipo de cambio a través de los contratos de futuros de dólar van haciendo de la Bolsa un lugar que debería usar cualquier persona o empresa que se ocupe de sus finanzas en estos tiempos tan volátiles.
¿Tiene costo? NO, cada sociedad de Bolsa tendrá su política, pero no debería tener costos ni de apertura ni de mantenimiento la cuenta. Simplemente se pagan costos por transacción, o sea comisión por compra o venta, el resto es gratis y debería ser universal.
 

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La columna de Hartfield: Frágil resistencia

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Bueno, acá estamos, otra semana de mucha volatilidad pero que me parece que el resultado fue bueno. Sin dudas si no acordábamos con el FMI una posible intervención en el tipo de cambio esto podía haber volado por los aires. Las monedas emergentes han sufrido bastante esta semana ya que nuestro querido amigo el pato Donald Trump ha vuelto a recalentar la pelea comercial con China aumentando aranceles a algunos productos importados desde ese país y manipulando desde su cuenta de Twitter muchas idas y vueltas que el mercado no sabe para dónde disparar.

                   (Gráfico del Real brasileño y el Peso argentino expresados en dólares)
(Gráfico del Real brasileño y el Peso argentino expresados en dólares)

Como verán en los gráficos anteriores, el Real brasileño tuvo una marcada depreciación desde ese entonces y nuestra moneda ha sabido resistir ciertos embates del mercado mundial, no sin intervención en el mercado de futuros, aunque por ahora al menos no se ha informado nada sobre ventas de reservas del BCRA.
Si bien, uno puede extender los gráficos en el tiempo que cada uno desea, mi objetivo esta vez es demostrar que era muy importante mostrar poder de fuego en el corto plazo, sino, el BCRA estaba incumpliendo uno de sus mandatos más importantes que es defender el valor de la moneda, aunque ya sabemos que eso es muy difícil hacerlo en Argentina donde su billete fue siempre tan castigado históricamente.
¿Qué más pasó para que se recupere el mercado? La verdad es que no sé, el mercado mundial se hizo pedazos, pero la fortaleza que mostró el nuestro es realmente llamativa. ¿Será que es porque ya bajó tanto que no daba para más? Puede ser. ¿Será que hicimos piso finalmente? Puede ser. Quizá también sea porque CFK tuvo que salir a la luz, presentó su libro y le abrieron los micrófonos, aunque ella no dio muchas señales de qué es lo que puede pasar con su posible candidatura.
Quizá algunos pueden ver eso como una buena señal ya que su imagen positiva venía subiendo mucho mientras ella estaba muy callada y ahora algunas encuestas dieron algunas señales de cambios.
Lo cierto es que tengo la sensación de que estamos lejos de tener paz, la volatilidad va a seguir, el BCRA va a tener que pelear por el valor del peso si es que quiere mantener la calma y, les guste a muchos o no, es necesario estar bien preparados para eso.
¿Conviene estar dolarizado? Bueno, eso depende del nivel de agresividad de cada inversor. Uno muy conservador debería estarlo, uno más agresivo podría aprovechar que hay bonos en pesos que vencen a menos de un año que rinden 80% anual. Yo no sé si el dólar va a subir 80% en 12 meses para que le gane a esa apuesta al peso, pero lo cierto es que es grave que alguien te venda un bono sabiendo que tiene ese rendimiento. Ojalá mejoren los ánimos, todo es una cuestión de confianza, espero que el dato de inflación de abril sea menos malo y el mercado empiece a demandar menos tasa para sentirse cómodos con el peso y así poder de a poco reactivar sanamente la demanda de nuestra moneda.

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La columna de Hartfield después de las nuevas medidas: Volvió la calma, pero no es suficiente

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CALMA CALMA! Volvimos a convencer al FMI. No había dudas de que había que actuar. Si me pongo a recordar cómo estaba el viernes pasado cuando escribía mi nota anterior, no me hubiera imaginado nunca el alivio que estoy sintiendo en estos momentos. No quería exagerar un nerviosismo, pero estoy seguro de que si el tipo de cambio se hubiera espiralizado al alza, podía tranquilamente haber ocasionado una corrida hacia el dólar y también hacia los depósitos bancarios como tantas veces sucedió.
¿Qué fue lo que pasó? El pánico contra el peso argentino se estaba desmadrando y se avecinaba una nueva tormenta financiera como la vivida en septiembre pasado. Al fin, la administración actual aprendió de sus errores y esta vez actuó sin dudar y consiguió el apoyo del FMI en un nuevo cambio de estrategia.
El lunes pasado, unos minutitos antes de que abriera el mercado del dólar, el BCRA emitió un comunicado en el que avisaba que a partir de ahora, se podían usar reservas para intervenir movimientos disruptivos en el tipo de cambio -aun si este se encontrara dentro de la zona de no intervención delimitada anteriormente-. Lo mejor de esto, fue que minutos después el mismo Gerry Rice, vocero del FMI, tuiteó desde su cuenta el apoyo a la medida, para que el Mercado no creyera que se trataba de un acto de rebeldía.


 
La medida fue tomada de muy buena manera: el BCRA no precisó vender dólares para que se calmaran las expectativas y volviera la oferta genuina, de modo que el tipo de cambio tuvo una semana con cierta volatilidad, pero cerró a la baja.
¿Es suficiente esto? NO, en absoluto. Fue una buena primera medida como para frenar el caos, pero sin dudas el Gobierno tiene que asumir todos sus errores y empezar a ceder espacios con otras fuerzas, evitando así el pánico de que el populismo (lo que más teme el mercado) vuelva a tomar las riendas del país. Ya tuvimos algo de éso esta semana, con los supuestos diez puntos que está negociando parte del Gobierno con sectores del peronismo menos duro (algo que, imagino, a Marcos Peña no le debe simpatizar mucho).
Hubo un fuerte rebote en las acciones y bonos. Entiendo que ustedes pueden pensar que éso influye poco en nuestra vida cotidiana, pero absolutamente todo termina golpeando a la sociedad si no se normaliza la totalidad de las variables macroeconómicas y financieras.

Veremos cómo sigue la historia. Seguramente seguiremos condenados a mucha volatilidad, pero la reacción del fin de semana pasado me empieza a dar algo de alivio mirando hacia el futuro.

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