Chango Spasiuk ofrendó el bálsamo de su arte a través de las redes

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El compositor y acordeonista misionero Chango Spasiuk ofreció esta tarde un recital íntimo y conmovedor a través de la redes sociales y desde un rincón de su casa acompañó musicalmente este tiempo de cuarentena, gesto que más de 6.000 seguidores agradecieron con afectuosos mensajes.

Con su acordeón y apuntalado por su mujer Rita, el músico regaló un concierto de más de una hora y media, que fue transmitido por sus cuentas de Facebook e Instagram, donde a pesar de algunas interrupciones técnicas, se pudo apreciar la sensibilidad y el gran talento del artista que ostenta más 30 años de trayectoria.

“Estoy transpirando un poco, espero que se escuche bien”, dijo Spasiuk al iniciar el concierto. Mientras de fondo se oían las voces de sus hijas Vera y Juana, la presencia de su perra Coca que mordía los cables, y la voz guía de su compañera, lo que le dio un clima familiar a la transmisión apreciada desde distintos puntos del país y del mundo.

El acordeonista asumió así el desafío de hablar y tocar el acordeón frente a un teléfono. “Es raro, espero que les sea una buena compañía para todos, que se escuche bien mi voz, voy a tratar de hablar fuerte”, dijo.

Clásicos como “Kilómetro 11” y bellas piezas propias como “Tristeza”, “Mejillas coloradas” e “Infancia” formaron parte de un repertorio que fue elegido por la gente en la redes y que el músico interpretó con entrega y sensibilidad.

Entre pieza y pieza de un repertorio que sumó versiones de “Libertango”, de Astor Piazzolla, y “Seguir viviendo sin tu amor”, de Luis Alberto Spinetta, Spasiuk fue mechando reflexiones acerca de este momento que atraviesa el mundo y recordó a la gente que vive en situación de calle, que no puede pedir ayuda.

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“No puedo dejar de compartir con ustedes lo importante que es no olvidar, no pensemos solo en nuestra situación particular, lo importante es mantenernos conectados con los otros, con todo lo que nos rodea”, expresó.

Mientras tocaba -fue cambiando de acordeón de acuerdo al sonido que pedía cada pieza-, una catarata de mensajes llegaban desde diferentes lados del mundos para agradecerle su música o para pedirle alguna canción en especial.

En su mezcla de virtuosismo, pasión y ternura a la hora de interpretar, Chango nunca dejó de hacer sentir al público cerca, citando frases de gente admirada, compartiendo anécdotas y recuerdos, y hablando del chamamé, el corazón de su música.

“Al chamamé le buscan muchas etimologías, una de las más certeras dice que es una música que se baila en la sombra de una enramada. El chamamé es un universo de infinitos rostros”, definió el autor de piezas atravesadas por el paisaje del río.

Hacia el final de la tocada, Spasiuk indicó que pronto “compartiremos otras cosas, ha sido una experiencia bella para mí”.

“Me hubiese gustado decir muchas cosas más -continuó- ya todo esto también pasará, ojalá le encontremos la vuelta y las posibilidades de resolverlo, con más o menos recursos”.

Y agregó palabras de Atahualpa Yupanqui: “Apagá tarde tu lámpara hermano del mundo, seamos más buenos de lo que parecemos, semos mejores de lo que parecemos, merezcamos la tierra que pisamos, merezcamos el aire que respiramos”.

Y concluyó su sanadora performance con la frase: “esforcémonos por ser mejores de lo que somos”.

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