Cleve Backster y “La percepción Primaria”
El famoso detector de mentiras o “polígrafo” fue un invento que revolucionó la manera en la que se interrogaban sospechosos en los años 60, la CIA tuvo en sus filas a su inventor y el más avanzado experto en la materia. Cleve Backster, un día corriente en su oficina, decide por puro ocio conectar su polígrafo a una planta de su escritorio para intentar medir la velocidad con la que llegaba el agua al tallo y hojas de la misma. Acto seguido, el polígrafo de Backster se dispara en el momento justo en el que este comienza a regarla, a él le resultó curiosa la forma del disparo ya que se asemejaba mucho a una reacción humana de una emoción fuerte.
Solo por sacarse la duda, decide intentar “estimular” la planta con un instrumento o método que a esta le resulte hiriente, entonces decide sumergir una de sus hojas en una taza de café hirviendo y nota una reacción enorme tan solo segundos después. Angustiado por las posibles implicancias de su aparente descubrimiento decide, como buen científico, intentar reunir más pruebas de este fenómeno e idea un plan que consistía en poner su aparato en una de las hojas de la planta y acercar un encendedor a su nervadura central. Como si todo lo anterior no hubiese sido suficiente, Backster estaba a punto presenciar el evento que lo llevaría a dedicar el resto de su vida a estudiar estos extraños sucesos, en el momento en el que pensó en hacerle daño a la planta, el polígrafo se dispara de manera instantánea y gráfica una “emoción” que se sostendría por unos segundos. El llamaría a esto “percepción primaria”, un sistema sensorial indefinido de la capacidad perceptiva existente en la vida celular.
En uno de sus experimentos posteriores, Backster logró demostrar al menos tres hechos fundamentales que determinarán la profundidad de su descubrimiento y lo posicionaría “Al borde de la ciencia” según la comunidad científica. Esta capacidad de percepción “Psíquica”, no se reduce solamente a las plantas, sino más bien a las células que componen a la misma. Todas las células vivas tienen esta misma capacidad extraordinaria, de manera que tanto los microorganismos como los animales e incluso los seres humanos poseen este “sexto sentido” oculto en sus ladrillos de vida. Además, las plantas son capaces de crear vínculos afectivos para con sus dueños, al punto tal de que, si en una sala cerrada pusiéramos a una planta con su respectivo polígrafo, y la rodeamos de personas aleatorias entre las cuales se encuentre el dueño la misma, no solo estará al tanto de las intenciones de esta persona, sino que el polígrafo detectará un latido de corazón en la planta el cual no proviene de la misma sino del encargado de regarla y cuidarla día a día a través de un vínculo físico inexistente, es decir, se sincronizan.
Aparentemente este vínculo trasciende todo espectro electromagnético, lo que implica que esta conexión no es ni medible ni manejable en ningún sentido, además es una conexión que está más allá de la velocidad de la luz. Por estos motivos, las únicas explicaciones pueden tener que ver con el entrelazamiento cuántico o los “Taquiones”, (partículas más rápidas que la velocidad de la luz), como los Neutrinos.
Por más sorprendente que pueda resultar todo esto, no es algo ni nuevo ni polémico al día de hoy. Tristemente, estos hechos son señalados de “Parafísica”, aun cuando haya personas que dedicaron sus vidas a demostrar la inteligencia y la sentimentalidad de las plantas. Tiene implicancias tan grandes que es inaceptable para nuestra soberbia y alienada sociedad de materialistas egocéntricos.
Vivir de manera mejor no consiste en despertar a una inteligencia superlativa ni conectarse con el universo sentándose en posiciones incómodas a la espera de la iluminación. Consiste simplemente en despertar a los hechos fácticos de nuestra cotidianeidad, esos hechos que subestimamos y acusamos de intrascendentes.
¿Acaso nunca noto que las plantas tienden a morir, solo por convivir con una persona depresiva? ¿Acaso nunca noto que hay personas que “tienen mano” para las plantas? ¿Cómo son esas personas?, ¿Pesimistas?
Ya lo dijeron muchos autores alguna vez, nuestro entorno no es más que un reflejo de nosotros mismos, de la manera en la que decidimos vivir. Yo creo que Backster no debe haber fallecido en vano, creo que hay verdades para las que simple y tristemente no estamos listos como especie.