Dario Sztajnszrajber: “El futuro es como puertas que se van abriendo”

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El filósofo y docente disertó en la Expo Posadas Ciudad Universitaria. Fiel a su estilo, Darío no propone una explicación unívoca sino más bien el ejercicio de poner en jaque nuestras certezas y repensar temas como la vocación, la profesión, la educación, el poder o el tiempo.

Conocido a partir de Mentira la Verdad, el programa de Canal Encuentro que reinventó la clásica fórmula de divulgación científica, abriendo un campo sacralizado y solemne a la idea de que todos podemos hacer filosofía.

Al igual que sus programas de televisión, su libro ¿Para qué sirve la filosofía? y la obra Desencajados ponen al descubierto su larga trayectoria docente y su cautivante manera de invitar al juego filosófico: los conceptos instituidos no son más que el puerto desde el cual estallan cientos de nuevas preguntas y la reflexión se plantea colectivamente al modo de las antiguas plazas griegas.

El filosofo destacó la propuesta de la municipalidad de Posadas y del Gobierno provincial de promover la educación y el pensamiento crítico. Remarcó que hay un gran sector de los medios y funcionarios que promueven el utilitarismo o funcionalismo de la educación.

“Apostar a que en la escuela y en el proceso educativo es fundamental un espacio para el cuestionamiento” valoró. Indicó que “estoy en contra de la totalización, de la idea de que somos una sola cosa, con la idea de que hay una sola manera de hacer las cosas, solo objetivo y propósito. Es muy importante cultivar ambas cosas, ser eficientes cualitativamente hablando del aprendizaje y a la vez ser irreverentes y cuestionar todo, incluso esa misma productividad, que nos brinda sentido”.

Afirmó que “somos seres contradictorios, lo que pasa que esa contradicción nos angustia, por eso creamos la ilusión de la respuesta última, de respuesta absoluta. Y creemos que de eso se trata formarnos, de terminar convirtiendonos en algo definitivo y desde ese lugar resolver cualquier situación. Estamos atravesados por una paradoja fundamental, que todos sabemos en el fondo, que es saber que nacemos para morir”.

Según él buscamos respuestas, pero “toda búsqueda tiene sentido si alcanza su sentido final; y si el sentido final es que no hay un sentido final” se pregunto.

Para el “la existencia tiene que ver con lo imposible”, no con lo posible. Lo posible nos condiciona”. Mientras que “lo imposible genera el salto, en busca de la utopía”. Afirmó que “la libertad es salirse de lo que debe ser”.

A los jóvenes les hablo sobre la elección de una carrera y les advirtió que no caigan en el utilitarismo, pensando solo en “de que voy a trabajar”. Además les dijo que no piensen en “la carrera de su vida”, porque en la vida universitaria se puede cambiar de carrera/profesión a medio camino, dio ejemplos de sus amigos y conocidos, pero alertó que cambiar más de tres veces de carrera es complejo.

Planteó que debe pensarse en el proceso educativo, no en el resultado de la profesión, aclaró que pensar en el título antes que en el aprendizaje es ir por el final dejando de lado una etapa importante de la vida.

“Nadie se juega la vida eligiendo una carrera” definió y explicó que él nunca pensó “en el final de la carrera, si en el disfrute”. Ejemplificó diciendo que a la cátedra de filosofía política la curso cuatro veces, solamente porque le gustaba el enfoque del docente.

Planteó que en la elección de la carrera universitaria se dan tres anomalías, la primera es pensar si se puede “vivir esquizofrénicamente entre la vocación y la profesión” y explicó que uno nunca trabaja exclusivamente de lo que le gusta, porque nunca coinciden. La segunda es la “idea de elegir una carrera y que debe ser para toda la vida”, afirmó que se puede cambiar de carrera e incluso de profesión a lo largo de la vida. Y la tercera es que “no hay carreras normales y anormales, lo anormal es no estudiar”.

Comentó que “el futuro es incierto”, aunque aclaró que la planificación de la vida es condicionada por el sistema social. Que la persona debe repreguntarse para poder lograr alguna independencia en sus elecciones. El filosofo consideró que cada persona debe plantearse los condicionantes del futuro para poder desmontarlo “para que cuando el futuro llegue, llegue. Porque del futuro no sabemos nada”.

Para él “el futuro son como puertas que se van abriendo”, donde las opciones se dan como un “don” y las situaciones se pueden dar. Explicó que si “el futuro no adviniese, la vida no tendría sentido. Como en la película el día de la Marmota, donde el tipo se ve encadenado a vivir todos los días el mismo día y queda crazy”.

Explicó que el futuro es gratuito, pero la pregunta es “que hacemos con él. Tenemos la gracia de que nos hayan dado el futuro, pero uno debe definir que hacer con eso. Lo fundamental es plantearnos una revisión con el tiempo que pueda romper con esas lecturas edificantes donde el tiempo es una cadena de montaje donde nosotros nos debemos producir como un producto eficiente”.

“Vivir en un sistema tiene sus beneficios y sus problemas. Lo que no podemos es quedarnos solo con la mirada optimista que esta instalada, veamos los conflictos, las asociaciones. La única forma de ser libres es poder salirnos de esos lugares comunes que quieren hacer de nosotros. Nos quieren hacer productos y no al revés como personas que viven procesos consustanciados con sus angustias y deseos” dijo concluyente.

 

 

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