El año de la pandemia

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Aislamiento, tapabocas, nueva normalidad, distanciamiento, protocolos, bloqueo de fronteras, , colapso sanitario, cuarentena. Fueron muchos los términos y conceptos que la humanidad tuvo que incorporar a su rutina diaria, esa que fue (y sigue siendo) alterada una y otra vez ante lo indescifrable del virus que cerró al mundo y puso a prueba a líderes sin recetas. 

La pandemia del Coronavirus hace su primer balance a un año de los primeros casos que muchos países miraban por televisión, sintiéndolos lejanos. Este tiempo dejó varias enseñanzas. Lo impredecible del mundo que sucumbió ante un enemigo invisible. 

El Covid – 19, no hizo más que reforzar las enormes desigualdades entre los países en la distribución de la vacuna, entre tantos otros ejemplos. Los países más desarrollados concentran el 90% de las dosis, mientras que los más pobres quizás – ni con la ayuda del grupo Covax – alcancen niveles aceptables de inmunización. 

“El mundo del 2020 se caracteriza por una enorme desigualdad, con la mitad de la riqueza mundial concentrada en un grupo de personas que podría caber alrededor de una mesa de conferencias”, condenó el líder de la ONU, António Guterres, quien prevé que para 2030 habrá todavía unos 500 millones de personas en la pobreza extrema. 

Atención especial merecen en este contexto las mujeres,  cuya tasa de pobreza aumentó más de un 9%, lo que equivale a unos 47 millones de ellas sólo el año pasado. El dato representa un retroceso de décadas de avance hacia la erradicación de la pobreza extrema.

El 9 de enero de 2020, se daba a conocer el primer caso en un paciente, hombre, procedente de la ciudad de Wuhan, China.

El 11 de marzo la Organización Mundial de la Salud declaraba al Covid – 19 como una pandemia, pero para entonces se habían multiplicado en 118.000 los casos en 114 países y había 4.291 personas fallecidas. 

Desde el comienzo de la pandemia más de 106.407.000 personas contrajeron la enfermedad. De ellas al menos 64.934.600 se recuperaron, y 2.316.812 murieron según las autoridades. No son números, son vidas que se destruyeron. 

El desafío de Misiones, preparar el sistema de salud 

El 12 de marzo Misiones sorprendía al país al suspender las clases presenciales. Y a las pocas horas, volcar todo el contenido de las aulas a la enseñanza online. Hacia fines de ese mes se confirmaba el primer caso local. 

“Es un balance difícil porque la estamos transitando. Me acuerdo que el gobernador, nos reunió a mí, al ministro de Educación, al ministro de Salud y nos dijo que las clases se suspendían. El decreto del Gobernador hablaba de la epidemia de Covid – 19 y dengue, y él tenía experiencia en cinco epidemias, así que la vio venir”, recordó el vicegobernador Carlos Arce, al frente del comité científico de Misiones. 

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“Hablamos con el ministro de Educación para conocer si la plataforma Guacurarí iba a soportar las clases virtuales, nos dijo que sí, y hoy los números demuestran eso. La plataforma tuvo cinco millones de visitas, 11 mil contenidos y 500 mil usuarios”. 

La suspensión de las clases fue la decisión más visible, pero en silencio comenzó un trabajo para preparar al sistema de salud, al recurso humano y adquirir el equipamiento, hospitales de campaña, reforzar los caps, invertir en infraestructura en los hospitales de toda la provincia, para lo que “se venía”. Ese trabajo fue clave para evitar lo que sucedió en las principales ciudades del primer mundo y lo que están padeciendo hoy (a un año de la pandemia) Paraguay y los principales estados de Brasil, entre ellos, los del sur, fronterizos con Misiones. 

Eduardo Ramirez es jefe de Vigilancia Epidemiológica y coordinador de Gabinete del Ministerio de Salud de la provincia, y explicó cómo se fue diseñando el plan para fortalecer ideas de trabajo que venían tímidamente implementandose.  

“Lo que buscamos fue robustecer, reintegrar el servicio de salud para que nos diera el resultado que esperábamos a través de redes integradas. El segundo paso fue la estratificación según el riesgo, con centros de referencia según la zona y el contexto sanitario. Y en tercer lugar fortalecimos la capacitación del Recurso Humano, en el manejo de una patología de la que conocíamos poco”, explicó. 

Agregó que la búsqueda permanente fue fortalecer lazos, y accionar en función de las vías disponibles,mediante “relaciones estratégicas entre instituciones públicas y privadas”. 

Buscamos retrasar el impacto hasta la llegada de la vacuna

Explicó que la Provincia buscó aplanar la curva de contagios durante los primeros meses para preparar el sistema de salud ante lo inevitable, el incremento de casos. La estrategia dio resultado. Durante varios meses Misiones se mantuvo con pocos contagios y hoy es la tercera provincia con menos casos detrás de la denostada Formosa y de Catamarca. Al cierre de esta nota, tiene menos de diez mil casos positivos. 

“Buscamos retrasar el impacto hasta la llegada de la vacuna, para que el ascenso de los casos venga acompañado de un sistema de salud que contenga la demanda espontánea y que en paralelo no haga sufrir a la economía”, describe Ramirez . 

El tratamiento que Misiones le dio a la inminente llegada del virus, no fue el mismo de Brasil y Paraguay, que hoy sufren el error voluntario de haber minimizado el impacto del Covid – 19 en la salud y la economía. 

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Esta inacción de Jair Bolsonaro y Mario Abdo generó y genera preocupación más allá de las fronteras cerradas. Sólo con Brasil la provincia está rodeada de 2,6 millones de casos. 

Para nosotros no hay objetivo cumplido porque hay objetivos por cumplir. Para nosotros los objetivos son mañana

“Estamos preparados para atender a los misioneros”, repetía una y otra vez el gobernador, Oscar Herrera Ahuad, para sostener el pedido de que las fronteras que fueron históricamente vínculo de integración, sean mientras dure la pandemia, un muro de contención que evite el colapso sanitario. 

El Estado de Paraná tiene hoy 733 mil casos positivos, y más de 12 mil muertes. En Santa Catarina, suman 712 mil casos y más de 8 mil muertes, mientras que Río Grande Do Sul, cuenta 703 mil casos y más de 13 mil muertos. 

Paraguay, que atraviesa una profunda crisis sanitaria, económica y política, tiene 171.985 casos positivos de COVID-19 y 3.360 fallecidos. 

Vuelta a la cuarentena estricta, suspensión de clases y una sensación de indefensión de un lado y del otro de la frontera, mantienen a la provincia en alerta permanente. 

“Para nosotros no hay objetivo cumplido porque hay objetivos por cumplir. Para nosotros los objetivos son mañana”, afirmó Arce

Desde el inicio de la pandemia, Misiones confirmó 9.700 casos y 175 fallecidos. Sigue siendo la tercera provincia con menos casos, pero, paradoja, es una de las pocas que sufrió poco el impacto económico de la pandemia. Salvo el turismo atado a las Cataratas del Iguazú, pensado para recibir a visitantes de otras latitudes, el resto de las actividades económicas tuvo un inesperado boom producto de las fronteras cerradas, especialmente el comercio con un consumo interno sin la presión de las baratijas de Encarnación o las lojas free que se multiplicaron en las ciudades de frontera de Brasil. 

La cuarentena obligada forjó inversiones en el hogar, desde pequeñas refacciones hasta nuevos espacios. La madera tuvo un boom que se creía olvidado y Misiones batió récords de consumo de cemento. Hasta la industria automotriz, en caída libre desde mediados de 2018, cerró el 2020 con crecimiento en la tierra colorada. Porcentualmente, el mejor del país. 

¿La clave? Haber administrado con mano dura las primeras semanas de la pandemia, para después ir abriendo paulatinamente cada sector de la economía. El sistema de salud nunca fue sometido al estrés que hoy, a un año de la pandemia, sufre toda la región. 

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