El día que Trump se robó el BID
“Los chinos utilizan dos pinceladas para escribir la palabra crisis. Una pincelada significa peligro, la segunda oportunidad. En toda crisis, toma conciencia del peligro, pero reconoce la oportunidad.” Esta frase, pronunciada por John F. Kennedy en 1959, parece describir la política exterior de Estados Unidos en tiempos de Donald Trump.
Sumergido en una brutal crisis sanitaria y económica, el actual presidente estadounidense tomó una de las decisiones más controversiales de su mandato: nominar, por primera vez en la historia, a un estadounidense al frente del Banco Interamericano de Desarrollo. El 12 de septiembre, en un escenario conflictivo, Mauricio J. Claver Carone fue electo presidente de esa institución y asumió sus funciones el 1 de octubre. En su reciente historial laboral se destaca su actividad como Asistente Adjunto del Presidente de los Estados Unidos.
El candidato estadounidense fue la única opción porque Argentina, quien también presentó postulante, retiró a último momento su aspirante. De manera conjunta con otros países intentó postergar la votación, en señal de protesta a la vulneración de la tradición de gobernanza regional. Desde su creación, 1959, el BID fue presidido por un representante latinoamericano, dado que Estados Unidos posee el 30% de las acciones. Así como la dirección del Fondo Monetario Internacional tradicionalmente es encabezada por un europeo y la jefatura del Banco Mundial por un estadounidense.
Entonces, ¿qué llevó a Trump a romper esta regla no escrita que rigió la institución durante seis décadas? Siguiendo la frase de Kennedy, se puede entrever que identificó tres oportunidades en distintos escenarios. En primer lugar, una oportunidad en el contexto de elecciones internas. Enardecido por fortalecer alianzas, decidió “conquistar” al influyente legislador republicano de Florida, Marco Rubio. Este estado y el voto latino son claves para la campaña electoral, y Mauricio Claver Carone proviene del círculo íntimo del senador.
En segundo lugar, la oportunidad estuvo en la política internacional. Estados Unidos observa con desconfianza el avance de China en América Latina y la presidencia del BID podría representar una oportunidad de colocar barreras a este. Washington pretende condicionar los préstamos del BID en la región, con el objetivo, a largo plazo, de reducir la proyección de China y la capacidad de los inversionistas chinos. Especialmente plantea disminuir las inversiones en infraestructura y energía. Por lo tanto, América Latina se convierte en un daño colateral de la “guerra comercial” entre Estados Unidos y China.
Y, en tercer lugar, el contexto regional le brindó la oportunidad de llevar adelante sus estrategias anteriores. Trump aprovechó el nivel de fractura y fragmentación de América Latina como región, así como la falta de consenso de sus líderes, que quedó expuesta cuando se hizo pública la candidatura estadounidense: Brasil, Colombia, Paraguay, Honduras, Haití apoyaron la nominación de inmediato (Brasil retiró su candidato). Mientras que Argentina y México se opusieron energéticamente, y buscaron apoyo de los países extra región para el candidato argentino Gustavo Beliz.
No pasa inadvertida y preocupa a más de uno la tensión entre Argentina y el nuevo jefe del BID, principalmente por las posibles consecuencias para el país. De igual modo, este cruce comenzó tiempo atrás, en vísperas de la asunción de Alberto Fernández. El día del acto, Claver Carone, representante de Trump para la ocasión, decidió no participar porque estaba invitado un miembro del gabinete de Nicolás Maduro y cuestionó la postura del presidente argentino sobre la democracia. Las tensiones continuaron escalando con la decisión de Estados Unidos al nominarlo. Y llegó a un momento álgido cuando, el recién electo, Claver Carone declara en la prensa que Argentina trató de secuestrar las elecciones y era un actor subversivo, aludiendo al último proceso militar de nuestro país. No obstante, algunos especialistas son optimistas y entienden que las únicas restricciones que va a tener Argentina derivarán de sus recursos de poder y estrategia de negociación.
Retornando al análisis de peligro y oportunidad, el triunfo de Claver Carone es una verdadera victoria para Trump. El actual presidente de los Estados Unidos que tendrá un aliado en el BID durante la próxima media década aunque pierda las elecciones. El Banco Interamericano de Desarrollo siempre ocupó un lugar relevante dentro de las economías latinoamericanas, pero su importancia aumentó exponencialmente debido a la crisis sanitaria provocada por el COVID 19. Se proyecta que el organismo realizará préstamos de miles de millones de dólares a los países de la región durante el proceso de recuperación.
Sin embargo, desde un análisis geopolítico es una clara muestra de debilidad de los Estados Unidos. Principalmente, porque está exagerando la proyección de China en la región y sobredimensionando la amenaza. El peso relativo de la potencia norteamericana dentro del Banco es decisivo por el porcentaje de acciones que posee, ostentar la cabeza administrativa es una muestra de pérdida del poder simbólico. Además, esta competencia con China reduce los márgenes de maniobra de los países, deberán tomar lado, y desestabiliza América Latina.