El exitoso programa económico actual

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Mucho se suele discutir acerca de las medidas económicas implementadas por el macrismo, hoy encarnación en Argentina del neoliberalismo más descarnado.
Es común leer o escuchar que afirmen que “Macri se equivocó”, que “tuvo errores serios de implementación”, y otras conceptualizaciones similares.
Pero más allá de instrumentaciones en muchos casos brutales, carentes de todo tacto, por no decir de toda sensibilidad social (que nunca tuvo), que frecuentemente apela a la metodología del “si pasa, pasa” (*); e impensables de ser asimiladas a nada que tenga así sea leves atisbos de patriotismo, las múltiples evidencias apuntan claramente a afirmar que este desguace nacional generalizado, concentración obscena de la riqueza, operaciones descaradas de negociados con caracteres alevosos en contra del Estado y del pueblo argentino y a favor de los grupos empresarios del presidente y de sus cómplices políticos visibles, y posiblemente más aun de los “poderes detrás del trono” (los mandamases semi encubiertos y los que manejan las decisiones y el Poder Real), el desastre generalizado es perpetrado en forma totalmente intencional, y su objetivo último y concreto, es la infame tarea de instrumentar la disolución nacional, según apuntan muchas evidencias y tal como pensamos varios analistas geopolíticos.
Para quienes carecen del enfoque geopolítico, imprescindible para evaluar con visión amplia y bien fundamentada diversos hechos que pasan desapercibidos o son incomprensibles para personas no informadas ni formadas en estos temas, les resulta impensable, y una exageración propia de mentes afiebradas, entender que lo que está en juego es la continuidad de Argentina como unidad nacional y como conservación de nuestro enorme y rico patrimonio humano, geográfico y cultural; hoy todo ello fuerte y peligrosamente muy amenazado y agredido persistente y sistemáticamente.
El actual es un gobierno neoliberal recargado, que vino dispuesto a terminar todas las “tareas sucias” que no pudo concretar su precedente de la infame década del ’90, período que a su vez fue la continuación programática del muy infame y perverso “proceso” cívico militar que usurpó el poder en 1976, bajo la excusa de la subversión, para instalar el neoliberalismo, bajo custodia de las
bayonetas, con Fuerzas Armadas operando como tropas de ocupación en el propio territorio.
En el “proceso” implementaron diversas medidas destructivas, industricidas y genocidas en lo económico; pero era tanto lo construido en tres décadas de economía keynesiana con un Estado activo, positivo y poderoso, que no les alcanzó el tiempo y debieron irse antes de lo que tenían planificado, corridos por el rechazo popular y el descontento masivo, todo ello potenciado por la desastrosa conducción de la Guerra de Malvinas (del Atlántico Sur).
En los años ’90, en épocas de la partidocracia cleptocrática, el desguace generalizado siguió adelante, e incluso quisieron imponer la dolarización, lo cual hubiese sido un golpe brutal a los retazos de soberanía que nos quedaban. Y en la brutal crisis de 2001/2002, la apuesta del establishment era que por decantación cayéramos en una guerra civil, de la cual surgiría la balcanización, previamente abonada por quienes buscaron instalar la “necesidad ineludible” de canjear deuda por territorios, lo cual fogonearon no solo los economistas neoliberales y algunos mercenarios de la comunicación, sino que era repetido como mantra por las dos divas muy veteranas de la TV, Mirtha y Susana, de lo cual muchos desmemoriados no se acuerdan. También Cavallo y sus secuaces instalaron el perverso concepto de “provincias inviables”, para abonar la “necesidad” de desprendernos de “esas cargas”. Infames continuadores del agente británico Rivadavia.
En línea con esos perversamente antiargentinos pensamientos, se atribuye al economista Lucas Llach la idea de “desprendernos no solo de las ‘Falklands’ (no habría dicho ‘Malvinas’), sino también de Tierra Del Fuego, que solo nos ocasiona gastos”, infame afirmación nunca desmentida; mientras que a Macri se le atribuye –entre otras tantas expresiones indefendibles-, haber dicho “no entiendo de problemas de soberanía, menos en un país tan extenso como Argentina”. Y es evidente que no solo “no entiende” sino que desprecia la soberanía, habida cuenta del accionar entreguista y antinacional de todas las áreas de su gobierno. Federico Sturzenegger, expresidente del Banco Central y activo gestor de las operaciones de la bicicleta financiera, las devaluaciones brutales y otros desmanejos financieros varios, habría expresado conceptualmente en una disertación –nunca negada- que
“se van a olvidar de los temas de soberanía”. Y acuñó nuevos billetes con anodinas imágenes de animales, en línea con esa concepción apátrida expresada.
Según referencias de buena fuente, y de acuerdo a los indicios, a los noventistas no les alcanzó el tiempo para consumar sus infames tareas de disolución nacional completa.
Por distintos métodos, con los apoyos de las Potencias Atlantistas, lo intentaron en otros países, y lo lograron en varios.
Yugoeslavia colapsó, en épocas en las que el caos interno no le permitió a Rusia auxiliarla, pese a los fuertes lazos culturales que ligaban a ambos países.
Rusia estuvo en serio riesgo de implosión general en las épocas de Yeltsin, y por poco casi quedó sin el dominio de sus vastísimos recursos hidrocarburíferos, amenazada además en el flanco sur por la violencia separatista de extremistas musulmanes.
Iraq y Libia, fueron devastadas militarmente, sumiendo a ambos países en el caos, agredidos por la OTAN (bajo excusas de “derechos humanos y la democracia”). Las llamadas “primaveras árabes”, claramente operaciones de generación de caos internos atribuidas a servicios de inteligencia y estrategia de la OTAN y/o sus miembros prominentes, mediante las redes sociales, sacudieron a todos los países arábigos del norte de África y del Medio Oriente. Y el mismo formato se usó para conmocionar Ucrania, con golpe palaciego para instalar un gobierno pro OTAN.
En Siria, atacada mediante una farsa de guerra civil, con intervenciones directas e indirectas de las Potencias Atlantistas y sus aliados, se buscó mediante el caos total, la despoblación y el desguace de esa importante nación árabe musulmana, conocida además por su tolerancia a otros credos. De haber colapsado Siria, El Líbano quedaría inerme ante las muy posibles agresiones subsecuentes. El involucramiento militar activo de Rusia, y en menor medida de Irán y sutilmente de China, evitó el colapso de Siria ante los mercenarios de los atlantistas.
Italia estuvo amenazada de secesión por los partidarios de La Padania (el norte), aduciendo diferencias culturales, económicas y étnicas.
Checoslovaquia debió aceptar su división.
En España instalaron los “nacionalismos” separatistas vascos y catalanes; siendo “casual” que la bandera inventada para La Baskonia o “país” vasco, sea una copia de la británica con otros colores. Los catalanes casi lograron quebrar la unidad nacional.
En Gran Bretaña, el separatismo escocés, fue rápidamente sofocado por el poder central inglés.
Bolivia y Brasil soportaron intentos secesionistas.
Varios países de África fueron sumidos en el caos, y “salvados” por tropas neocoloniales, en particular de Francia. Y en el Cuerno de África, delicada zona geopolítica, las divisiones en pequeños países tendrían causas y financiaciones ajenas a los mismos; no siendo casual en una región vinculada al intenso tráfico de buques petroleros y gasíferos.
En América Central y El Caribe, las injerencias de los anglosajones resultarían más que evidentes, interviniendo mediante golpes de Estado, agresiones de baja intensidad y acciones políticas de disolución, en varios casos.
En Venezuela y Nicaragua se desarrollan procesos de guerras híbridas múltiples, para desestabilizar gobiernos no alieneados con los Atlantistas, y se hicieron amenazas concretas de invasiones armadas, con los auspicios de gobiernos sudamericanos alineados con EEUU. En Argentina, algunos militares retirados, opinando en las redes sociales, se pronunciaron abiertamente a favor de la invasión, contrariando la doctrina argentina contraria a la injerencia en otros Estados.
Las operaciones combinadas de agresiones mediáticas brutales (periodismo de guerra, fue el sincericidio del periodista del Grupo Clarín Julio Blanck), acosos judiciales desembozados (lawfare), operaciones de sectores de Inteligencia cooptados por la mentalidad antinacional de la perimida doctrina de la seguridad nacional, acciones de “adoctrinamiento permanente” desarrolladas por voceros de militares retirados de grosera mentalidad ultra liberal (que en formatos que parecerían de una versión militar del NED (**) son difundidos a sectores socio político afines y a subordinados retirados, y posiblemente a fracciones adictas a ese pensamiento, del personal en actividad); así como operaciones de golpes de billetera y carpetazos, serían los aspectos más relevantes de la parafernalia de instrumentaciones usadas para imponer y luego mantener a gobiernos oligárquicos y funcionales al liberalismo salvaje, y para perseguir todo atisbo de resistencias de sectores que quieran operar bajo los principios de soberanía y de justicia social.
Si logran sus siniestros objetivos en Argentina, habrán logrado un caso testigo de considerable magnitud, pues por la dimensión que había alcanzado nuestra economía, por el desarrollo tecnológico en varias áreas estratégicas, por el relativo alto nivel de instrucción y de acceso a la Universidad de nuestra población, así como por la extensión territorial y sus proyecciones en el mar y en La Antártida, y por la influencia que ejercemos en otras naciones hermanas, nuestro país es un objetivo de gran importancia, para los poderes que buscan naturalizar la destrucción de los Estados Naciones.
El neoliberalismo es la doctrina político – económica ideada como instrumento de los poderes plutocráticos que buscan la globalización salvaje, es lo que le da un tinte de sustento “académico” para perpetrar todo tipo de tropelías, bajo la cobertura de cierto “cientificismo” a la medida, tan falso y funcional como lo fue el liberalismo de Adam Smith como instrumento del poderío y expansionismo político – económico de Gran Bretaña, en los siglos XVIII y XIX.
En artículos precedentes expliqué que todos los indicios apuntan a que en Argentina están aplicando una versión remozada del siniestro Plan Morgenthau, mientras que otros analistas geopolíticos como Claudio Fabián Guevara, Jorge N. Poma, Miguel A. Barrios y varios más, coinciden en considerar que estamos bajo un operativo semi encubierto en gran escala, tendiente a la disolución nacional.
Que lo logren o no, depende de múltiples factores, entre ellos principalmente del accionar decidido y esclarecido de quienes defendemos el auténtico patriotismo, sin dogmas preinstalados, ni racismos ni clasismos, para denunciarlo y evitarlo.
(*) “Si pasa, pasa” es la definición de los muchos intentos de hacer pasar medidas de gobierno monstruosamente perversas y dañinas, o antipopulares, o lesivas al patrimonio nacional, como el caso del Correo Argentino y la autocondonatoria de los abultados intereses que debe la empresa base de los Macri, entre muchos otros casos; usualmente dentro de un paquete de novedades para disimularlo, y si no hay protestas populares queda instalado, si las hay, retroceden para después volver a la carga para imponer la implementación.
(**) NED – National Endowment for Democracy, organismo de cooptación de políticos, gremialistas y otras figuras destacadas o potencialmente destacadas, que coordina y “baja líneas” respecto a pensamientos y acciones orientados hacia los intereses de la globalización salvaje y los intereses geopolíticos de las Potencias Atlantistas, y más específicamente de las Potencias Neocolonialistas del Siglo XXI. Viene a ser algo así como “la CIA de buenos modales”.

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