El llamado del deber: soldados retirados se reencontrarán después de 40 años
Desde los primeros años escolares se enseña el respeto, amor y compromiso hacia la patria y sus símbolos, a la defensa de ellos. Por fortuna, hace casi cuarenta años Argentina no se encuentra involucrado en conflictos bélicos por su soberanía, pero la última vez que estuvo fue un episodio difícil de olvidar.
En la localidad de San Javier, a muchos kilómetros de las islas del Atlántico Sur, Hugo Díaz recuerda lo que aconteció hace casi cuarenta años atrás, en la víspera de una muy esperada reunión con sus ex compañeros, los soldados clase 1962 Regimiento de Infantería 18. “Pasaron 40 benditos años, tan gloriosos que vivimos ahí dentro del cuartel”, recuerda emocionado.
El encuentro, que comenzará con una concentración frente Regimiento Infantería de Monte 9, Coronel Vicente Pagola de San Javier, contará con la participación de ex soldados clase 62 y ex combatientes de Malvinas. La jornada concluirá con un almuerzo de camaradería en el complejo turístico Palmar del Río, ubicado por la Ruta Costera Nº 2, donde rememorarán sus vivencias dentro del cuartel.
Actualmente Hugo tiene 59 años, es docente y tiene una empresa de panadería, pero no deja de emocionarse al recordar aquellos años vividos, pero sobre todo aquel día que tuvo que atender la llamada del deber.
Habían pasado cuatro días de que recibiera la baja de servicio y se encontraba sentado en la casa de su padre Riquelme Díaz, conocido empresario hotelero de la zona, cuando escucha que golpean la mano. Por pedido de su padre que se encontraba delicado de salud, atiene a quienes llamaban a la puerta y recibe una cédula de notificación por parte de la policía que le indicaba que debía volver a presentarse en el que entonces era el Regimiento de Infantería 18 nuevamente. “Hacía cuatro días que había salido de baja, fui el último que salió”, rememoró.
Al volver al interior de la casa, don Riquelme consulta quien era y Hugo no quiere decirle quien era, hasta recrea la conversación: “No era nadie, era la policía nomás que me trajo un papel para mí, no pasa nada pa…”. A lo que la respuesta de su padre fue contundente. “¿Sabe qué? Vaya m´ijo, la Patria lo necesita, defiéndala con honor, como yo le enseñé a usted y a sus hermanos”, fue el aliento del padre de Hugo y tal vez una de las últimas conversaciones que tuvieron, ya que en plena guerra de Malvinas, un 3 de mayo de 1982, falleció don Riquelme. “¿Cómo me puedo olvidar de eso?”, se pregunta ahora.
Hugo explica que recuerda que en el Ejército fueron muy bien entrenados y preparados para cualquier cosa. “Éramos hombres, no chicos y estábamos preparados para cualquier cosa, ya que nos entrenaron bastante bien”, señaló. “Éramos alrededor de 1.200 soldados, yo era furriel de la Compañía Comando y Servicios, es decir, el que hacía los partes en los libros, el que hacía las guardias a máquina de escribir, daba los partes para el jefe durante la semana, etc”, agregó.
El objetivo de las reincorporaciones fue la participación en el conflicto bélico contra el Reino Unido en el año 1982, pero el destino tuvo preparadas otras cosas para ellos, ya que tres veces se prepararon para viajar. “Todo era felicidad, nos íbamos a Malvinas a defender a nuestra Patria, nadie tenía miedo, aunque decían que éramos chicos, en verdad éramos hombres ya formados”, recuerda efusivo. “Imagínese, tres veces nos llevaron, una vez ya estábamos en el Hércules C130 hacía más de una hora, en pleno vuelo nos empezó a entrar ansiedad, nos bajaron y nos volvimos a nuestro regimiento, en plena guerra”, detalló.
Las dos veces restantes fueron hasta Corrientes, de ahí se embarcaron para Buenos Aires, para luego ir a Comodoro Rivadavia, última parada antes de las islas, pero tampoco les permitieron llegar. “Ya en Corrientes bajamos de los camiones, todos muy bien entrenados, bien alimentados, gracias a Dios nunca nos faltó nada y a las tres horas de estar con los bolsones esperando, nos avisan que no había mochilas con los 16 cargadores para cada uno para la Fal 7.62, cantimploras, etc, nos dieron la orden de volver nuevamente al regimiento. Dios no quiso que llegásemos allá, quedó pendiente eso, Él sabrá el por qué”, reflexionó.
Hoy, con 59 años, Hugo recuerda cómo inició el proceso de reencuentro con sus ex compañeros. “Muchos ya no están, otros abuelos, otros con canas y ya nos juntamos anteriormente, este será el tercer encuentro”, advirtió. A través de las redes sociales, principalmente por Facebook fueron encontrándose, encontrando el rastro de aquellos con quienes compartiera ese vértigo de formar parte un regimiento que tenía como principal objetivo defender la patria.
“Seremos un poco más de cien, pero no pueden venir todos, algunos vienen de distintos puntos del país, recorren más de 5 mil kilómetros para venir, fueron meses y años de contacto para conseguir reunirnos otra vez ya viejos abuelos de anteojos, panzudos y barbudos”, remarca entre risas. “Hay muchos que se fueron a vivir fuera de la provincia, no le sabría decir cuantos, pero estamos siempre en contacto; uno a uno se van encontrando, también a los jefes, oficiales, suboficiales, etc.”.
Es por esto que, el próximo domingo estos viejos compañeros de cuartel, de viajes y andanzas compartirán luego de cuarenta años, un almuerzo en un predio en el municipio de Ameghino. “Para cerrar lo más glorioso que nos pasó, que es eer soldado Clase 1962 y llevar por siempre que las Malvinas fueron, son y serán Argentinas”, finalizó Hugo.