Empleo sólido ¿Qué pasa con los salarios?

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Hace días nada más se conoció el reporte del INDEC vinculado al mundo del trabajo en la Argentina que corresponde al primer trimestre del año. Al observar el resultado para el total de aglomerados que mide la EPH, se dio lo esperado: una caída en la tasa de empleo y un alza en la tasa de desocupación, acompañado por una reducción de la población económicamente activa. En ese contexto, y aún con las serias complicaciones en materia laboral que se vieron a lo largo de los tres primeros meses del año, el representante misionero, el aglomerado de Posadas, no solo ratificó su liderazgo en la región del NEA sino que lo expandió a todo el Norte, mostrando mejoras, en claro sendero contrario a la tendencia nacional. 

Posadas mejoró su tasa de actividad y su tasa de empleo en los dos niveles comparativos: interanual e intertrimestral. Contra igual trimestre del 2023, la actividad se incrementó en 1,2 puntos porcentuales (+7 mil nuevos ocupados) y la de empleo lo hizo en 1 punto (+5 mil ocupados). Contra el trimestre anterior (último del 2023), la población activa creció en 5 mil personas (+1,2 puntos porcentuales) y la población ocupada lo hizo en dos mil personas (+0,4 puntos). 

Si bien una buena parte de los nuevos activos ingresó al mercado de trabajo mediante empleo (y de allí el crecimiento de esa tasa) hubo otra que aún no logró hacerlo por esa vía. Naturalmente, esto generó también una suba en la tasa de desocupación: +0,3 puntos interanual y +1,5 intertrimestral. 

Para entender mejor este escenario: viendo el primer trimestre 2024 contra igual trimestre 2023, existieron 7 mil personas que pasaron a ser activas al volcarse al mundo del trabajo. De ese total, cinco mil personas lograron empleo y otras dos mil personas aún lo siguen buscando. Por ende, creció la actividad, creció el empleo y también creció la población desocupada. 

Igual ejercicio podemos hacer en comparación con el último trimestre 2023 y aquí si vemos con mucha más claridad los impactos del escenario actual: la población activa creció en cinco mil personas en Posadas (por ende, sube la tasa de la actividad); de ese total, dos mil personas lograron tener una ocupación (por ende, crece la tasa de empleo) pero otras tres mil personas aún siguen buscándolo (por ende, crece la tasa de desocupación). La proporción de nuevos activos que ingresan al mercado de trabajo vía empleo se invirtió según la comparación tomada: es absolutamente mayor en la comparación interanual. 

Aún con esto en consideración, es destacable el hecho de que Posadas tenga una suba de la desocupación que esté basada en el incremento de la actividad y no en la caída del empleo. Esto es crucial para el mercado de trabajo, cuyo desafío, según estos resultados, es más bien de contener (y lograr ampliar la oferta de trabajo) y no necesariamente de recuperar, como sí se observa en otros aglomerados. 

Este dato ratifica lo que se conoció anteriormente respecto al empleo privado formal, que mostró caídas entre diciembre y enero pero repuntó fuertemente en marzo con casi tres mil empleos creados. Entonces, particularmente para Misiones, el problema central de esta crisis actual no está en el empleo, que pareciera estar contenido. ¿Dónde está el impacto más fuerte entonces? Podemos pensar en el consumo, que muestra descensos significativos en la provincia y en el país; podemos pensar en la actividad económica que también exhibe desempeños negativos con algunas volatilidades según el sector. Son problemas, por supuesto. Pero el mayor problema en términos de impacto social está en otro lado: el salario. 

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Hace pocas horas, la Secretaría de Trabajo de la Nación, vía el SIPA, suministró la información vinculada a las remuneraciones promedio del sector privado formal. El golpe que le dio la recesión a los salarios es fenomenal: a nivel nacional, la caída acumulada del primer trimestre 2024 de los salarios en ese segmento fue del 10,8%, el mayor descenso para un primer trimestre de todo el período 2016-2024. Para Misiones, el golpe fue todavía mayor: -15%, también el más importante de por lo menos los últimos ocho años. 

Según esos registros, el salario promedio de los trabajadores registrados en el sector privado formal misionero fue de $ 578.754 en el mes de marzo de este año. Dicho valor representa apenas el 65% del promedio nacional. Por supuesto, hacia dentro de los sectores de actividad hay enormes brechas. Sobre un total de 13 sectores, seis muestran salarios promedios superiores al total provincial y siete presentan niveles inferiores al promedio. Veamos que ocurre en cada caso. 

El sector que en marzo de este año registró el mayor salario promedio fue el de Intermediación Financiera, altamente explicada por el peso de las remuneraciones de bancarios. Fue de $ 1.426.944 la remuneración promedio en ese sector (147% por encima del promedio provincial), aunque cabe mencionar que emplea a solo el 1,4% de los trabajadores provinciales. En segundo lugar se ubica el sector de Electricidad, Gas y Agua con $ 1.298.901 de remuneración promedio, aunque también es un sector de baja empleabilidad (1,8% del total). El podio de mayores salarios promedio se completa con el sector de Servicios Transporte, de Almacenamiento y de Comunicaciones con $ 903.312 aunque con mayor peso sobre el empleo, representando el 8,8% de los trabajadores privados de la provincia. 

Los otros tres sectores con salarios promedio superiores a la media provincia, si bien muestran niveles nominales menores, tienen mucha más representatividad en el mercado laboral: Servicios Sociales y de Salud con $ 690.666 de promedio concentra el 3,9% del empleo; Comercio con $ 643.207 de promedio y una representación del 23,6% del mercado laboral; y la Industria Manufacturera con $ 615.697 de salario promedio y participando del 21,1% del empleo. 

Por el contrario, tienen salarios menores al promedio provincial los sectores de Servicios Comunitarios, Sociales y Personales, Servicios inmobiliarios, empresariales y de alquiler; Explotación de minas y canteras; Construcción, Hotelería y Restaurantes; Enseñanza; y Agricultura, Ganadería, Caza y Silvicultura. Salvo el caso de Minas y Canteras, el resto de los sectores concentran más del 4% de empleo provincial, cada una, con un pico en el Agro con 7,6% de representación y teniendo el salario promedio más bajo de la provincia, siendo un 48% inferior a la media provincial.

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Veamos que pasó con los desempeños sectoriales. Solamente uno logró subas en este primer trimestre y es justamente el sector de mayor salario en la provincia: el de Intermediación Financiera. Impulsada por las paritarias bancarias, las remuneraciones en ese sector crecieron 7,4% real. Por el contrario, los otros doce sectores mostraron caídas aunque hay desvíos de fuerte consideración. 

Con niveles de caída por debajo de la media provincial de -15%, se posicionaron el Comercio (-4,1%), Electricidad, Gas y Agua (-6,4%), Servicios inmobiliarios, empresariales y de alquiler (-9,7%) y la Industria Manufacturera (-12,7%).

A su vez, los sectores con caídas superiores al promedio provincial fueron Servicios Sociales y de Salud (-16,2%), Servicios de Transporte, de Almacenamiento y de Comunicaciones (-18,0%), Hotelería y Restaurantes (-19,8%), Agricultura, Ganadería, Caza y Silvicultura (-25,2%), Construcción (-25,3%), Servicios comunitarios, sociales y personales (-26,6%), Explotación de minas y canteras (-27,8%) y cierra Enseñanza (-40,7%).

Como puede observarse del detalle anterior, la enorme mayoría de los trabajadores registrados del sector privado misionero vieron una importantísima reducción en la capacidad de compra de sus salarios, una situación esperable en función del contexto que atraviesa la Argentina desde mediados del 2023 pero que se profundizó a partir de diciembre. De hecho, cuando uno mira la serie mensual de evolución del salario, Misiones había mostrado subas junio y agosto, una leve caída en septiembre, recuperación en octubre y caída nuevamente en noviembre, pero en todos estos casos los descensos reales eran inferiores al 2%. En diciembre, en cambio, con impacto devaluatorio, el salario cayó 18,7% en la provincia; moderó algo más su caída entre enero y febrero (-14,2% y -13,6%) pero volvió a acelerar en marzo al -17,2%.

Observando los datos entre enero 2016 y marzo 2024, hubo otros dos momentos donde el salario caía en cuatro meses consecutivos por encima del 10% real. El primero se observa entre septiembre y diciembre 2018, haciéndolo a un promedio del 12,2%; el segundo, ahí nomas: entre febrero y mayo 2019, la caída promedio fue de 11,1%. Sin embargo, estos cuatro meses de caídas consecutivas entre diciembre 2023 y marzo 2024 fueron a un ritmo promedio del 15,9%, significativamente superior a los demás escenarios. No solo eso: estas caídas detalladas de diciembre 2023, enero 2024, febrero 2024 y marzo 2024 son las más altas para Misiones desde, por lo menos, 2016. 

En términos acumulados trimestrales también es posible verificar el fuerte impacto que el escenario económico actual tuvo en el bolsillo de los trabajadores. Midiendo los primeros trimestres desde 2015 en moneda constante, el de este 2024 es el más bajo de todos. No solo se ubicó 15% por debajo del 2023, sino que está -16,2% contra 2022; -13,2% vs. 2021; -16,1% respecto a 2020; -17,7% vs. 2019; -26,2% contra 2018; -27,3% vs. 2017; -28,3% contra 2016 y -28,8% contra 2015.

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