Escuelas económicas y simplificaciones de colonizados mentales

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Las doctrinas económicas, cuando son inculcadas como dogmas supuestamente indiscutibles, operan como instrumentos poderosos de colonización cultural, y como tal es utilizado el liberalismo económico por parte de las potencias hegemónicas tradicionales; o sea las del G 7 y sus aliados menores.
Fue el dogmatismo liberal en grado exacerbado, el pretexto para impedir largamente nuestra industrialización desde mediados del siglo XIX, y para implementar regresivos programas económicos anti industriales y anti tecnológicos (contrarios al desarrollo tecnológico nacional), como sucedió en 1955, 1962, 1976, en los años ’90, y ahora en la actual versión neoliberal recargada, que nos empuja al feudalismo campero del siglo XIX impuesto en su momento por el mitrismo y sus continuadores, la oligarquía vacuna de la Pampa Húmeda y sus mandantes anglosajones.
Simplificando un tema muy extenso para exponer, los tinterillos al tanto por cuanto (Jauretche los llamaba con un término más lunfardo “los defecadores de tinta”), los acomodaticios varios, los mercenarios de la economía al servicio del liberalismo (hoy neoliberalismo en versión exacerbada), los muy mal informados, y los imbéciles crónicos, son los que muy sueltos de cuerpo (y de lengua) afirman que existe solo una doctrina económica, el liberalismo; o a lo sumo, dos, englobando torpemente en el marxismo a todo lo que no cuadra con el liberalismo dieciochesco.
Con eso, se ubican y se instalan en el siglo XVIII. Clara y nítidamente en el siglo XIX surgieron nuevas variantes y nuevas escuelas económicas, como el marxismo, el historicismo económico de la Escuela Alemana, con Friedrich List como cabeza visible, y motor indudable de la industrialización de EEUU -su patria adoptiva- y de la unificación e inmediata industrialización de Alemania. Vendrían luego los neoclásicos a fines de ese siglo; para en el siglo XX surgir Keynes con su poderosa doctrina, la cual produjo “los treinta años dorados” de la economía mundial, luego de la Segunda Guerra Mundial. Más recientemente, resurgirían los liberales con la Escuela Austríaca, y sus sucesores directos, como los monetaristas de Chicago, todo lo cual degeneró en el neoliberalismo, verdadera doctrina político – económica de neocolonialismo a escala planetaria.
Todos los países que hoy son potencias económicas, para industrializarse y desarrollar tecnología, aplicaron un fuerte proteccionismo y una poderosa injerencia del Estado en la Economía Nacional, para inducir, proteger y fomentar el desarrollo. Inclusive siguen siendo fuertemente proteccionistas cuando eso conviene a sus intereses estratégicos.
Demasiado complejo y difícil de asimilar para tinterillos al tanto por cuanto, además de resultarles muy incómodo, pues los pone en evidencia en sus tristes roles de plumíferos al servicio rentado de los poderosos que esclavizan a nuestro país y buscan la desunión de la Patria Grande.
Lamentablemente, dentro de las férreas tenazas de la colonización cultural que adormece conciencias y confunde entendimientos en nuestro país (y en otros cultural y económicamente dependientes), la mayoría de las Universidades Nacionales y casi la totalidad de las Universidades privadas, inculcan la supuesta vigencia excluyente del pensamiento único económico, entronizando a las falsedades al cuento del liberalismo como supuestas “leyes económicas” de también supuesta “validez total e indiscutible”; con falsedades como “la ineficiencia crónica del Estado”, “la necesidades del libre comercio total”, “las soluciones que automáticamente provee el ‘libre mercado’ “, “la libertad total de contratación” entre patrones y asalariados suponiendo igualdad de capacidad de negociación, etc. Por algo Perón dijo contundentemente: “la economía nunca es libre, o la manejan las corporaciones o la maneja el Estado”.
En vez de aplicar políticas económicas a la medida de las necesidades y de los Intereses Nacionales, los liberales buscan encorsetar a Argentina en la “camisa de fuerza” del liberalismo doctrinario, lo cual nos ahoga, impide nuestro desarrollo y destroza los avances trabajosamente logrados, los que por cuatro veces nos ubicaron en los umbrales del desarrollo autosustentable. Por su parte, los marxistas del PC y otros similares, siempre terminan jugando en forma funcional a los intereses corporativos antinacionales, a los que tanto dicen aborrecer, como sucedió repetidamente, en 1945 (apoyando a Braden y la oligarquía), en el siniestro “proceso” y otros períodos de nuestra historia.
Deplorablemente, en los Institutos de Enseñanza de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, además de predominar la versión academicista / mitrista de la Historia Argentina, con sus distorsionados y edulcorados enfoques colonizantes, y de carecer casi por completo de la debida formación geopolítica, se enseña la supuesta existencia excluyente de solo dos vertientes del pensamiento económico: el liberalismo y el marxismo, con lo cual los que no buscan completar sus lecturas y sus formaciones académicas e intelectuales, salen transformados en fervorosos liberales; por supuesto ignorando que el liberalismo económico es una doctrina de dominación y colonialismo político – económico, utilizado por las grandes potencias económicas y el poder financiero y de las grandes corporaciones transnacionales.
Prueba irrefutable de la deficiente formación geopolítica y las carencias de formación histórica mundial, por parte de Nuestras Fuerzas Armadas (subordinadas a la antinacional doctrina de la seguridad nacional, con cuyas pautas varios retirados siguen “bajando líneas” confundiendo incluso a muchos cuadros bien intencionados en actividad); fue la absurda convicción de suponernos en 1982 “aliados” de EEUU, no entendiendo que el rol asignado era el de simples peones descartables en el tablero de la geopolítica mundial.
También las cúpulas militares del “proceso” demostraron ignorancia supina en Historia Mundial, al desconocer los fuertes lazos y alianzas estratégicas que vinculan a Gran Bretaña con EEUU, desde fines del siglo XIX. Pero es así, los colonizados mentales creen solo en el “casette” que le insertaron en el cerebro, no en datos inobjetables de la realidad.
Hoy día, los mismos militares proceseros, actualmente retirados, se ocupan en “bajar líneas” que circulan profusamente en subordinados también retirados e incluso en otros ámbitos, predicando patriotismo hueco, mientras avalan la actual destrucción económica y social de Argentina, que incluso nos vuelve a colocar al borde de la disolución nacional, como en 2001/2002; suponiendo además no darse cuenta que las riendas del poder real en Argentina la manejan personeros del viejo imperio anglosajón y de sus aliados del G 7.
Parecería que con tal de obtener los indultos que habrían sido preacordados con el poder neoliberal, no les importa que se destruya la patria. Afligente y doloroso, pero real.

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