“Estrategias mentales del enemigo”
En su reflexión, el Pastor David Decena expresa que cuando el Espíritu Santo comienza a trabajar en nosotros, la venda de nuestros ojos se cae y la verdad queda al descubierto. En la guerra espiritual, el campo preferido por Satanás para derrotarnos es el de la mente. En éste, y en todos los campos, como Pablo dijo, necesitamos “toda la armadura de Dios” para poder “hacer frente” a las estrategias del enemigo.
“Por último, fortalézcanse con el gran poder del Señor. Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo. Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales. Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza. Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, protegidos por la coraza de justicia, y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz. Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno. Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse alerta y perseveren en oración por todos los santos” Efesios 6:10 al 18 (NVI).
Una de las primeras revelaciones que necesitamos cuando llegamos a Jesús es que estamos sumergidos en una guerra espiritual que desconocíamos. Por muchos años el diablo nos tuvo engañados, ocultándonos su verdadera naturaleza, para que sigamos ciegos a la realidad del mundo espiritual.
Pero, cuando el Espíritu Santo comienza a trabajar en nosotros, la venda de nuestros ojos se cae, y la verdad queda al descubierto. En la guerra espiritual, el campo preferido por Satanás para derrotarnos es el de la mente. En éste, y en todos los campos, como Pablo dijo, necesitamos “toda la armadura de Dios” para poder “hacer frente” a las estrategias del enemigo. Toda forma que utilice para atacarnos tiene como fin desanimarnos, confundirnos, y alejarnos de Jesús, para que seamos derrotados y tengamos muerte espiritual. Satanás vino a robar, matar y destruir (Juan 10:10), y es enemigo acérrimo de nuestro propósito.
Ahora, lo primero que debe llamar mi atención es cuándo vienen los problemas. El apóstol dijo en el vs. 13 que necesitamos toda la armadura “para que cuando llegue el día malo” y podamos “resistir hasta el fin con firmeza”. O sea, por más que hoy todo esté bien, necesitamos prepararnos para el día malo. Porque mientras vivamos en esta tierra, el enemigo hará lo imposible para vernos derrotados.
Algo importante para recordar es que el enemigo siempre utilizará las sutilezas. Nunca se presenta a plena luz, ama transitar tratando de no llamar la atención. Por eso en Génesis se presentó como una astuta serpiente, que terminó engañando a la humanidad con sus mentiras (Génesis 3:1).
El Pastor David Decena sostuvo que debemos aprender cinco estrategias que Satanás usa en nuestra mente para derrotarnos:
1. Grandes y Pequeñas mentiras:
La mentira es una de las herramientas preferidas del diablo. Por eso, Jesús lo describió como el “padre de la mentira” (Juan 8:44). Su naturaleza misma de mentira lo hace opuesto a Dios, que es descripto como “el Espíritu de verdad” que guía a la verdad (Juan 16:13). Por eso, Satanás buscará plantar en nuestra mente mentiras de todos los tamaños. Las más grandes muchas veces son las primeras en dejar de ser un problema, mientras más nos afirmamos en la guía del Espíritu y la verdad de su Palabra.
Pero, hay otras más sutiles, que si nos encuentran con independencia del Creador, nos pueden agarrar desprevenidos. Hay que recordar 2 Corintios 11:14, a pesar de que esté aplicada a un contexto distinto: “Satanás mismo se disfraza de ángel de luz”. Por lo tanto, no bajemos la guardia en ningún momento. Más bien, crezcamos en la verdad de la Palabra y dependamos del Espíritu.
2. Pensamientos de injusticia:
Dios es justo. Esto significa que la santidad es su naturaleza, y en Él, el pecado no tiene cabida. Cuando Satanás quiere derribar nuestro avance en la vida cristiana, recurrirá a la manera de pensar con la que nos ató en el pasado: el pecado.
Por eso, Efesios 4:17 al 24 tiene una clara advertencia de Pablo respecto a la manera de pensar atada al pecado. El apóstol recomendaba “ser renovados en la actitud” de la mente, para estar recubiertos de la nueva naturaleza de santidad que nos permite ver a Dios.
Por lo tanto, vemos que la santidad es básicamente una manera de pensar. Por eso mismo, Jesús dijo que lo que contamina al hombre no es lo que ingresa a él, sino lo que sale de su interior (Mateo 15:18 al 20). Si sabemos identificar los pensamientos de injusticia con los que Satanás nos visita (que por lo general son los mismos con los que entenebreció nuestra vida en el pasado), podremos dejarlos expuestos a la santidad de Dios.
3. Ideas de comodidad
El enemigo hará lo imposible para que no tengamos “disposición para proclamar el evangelio de la paz” (vs. 15). Las ideas de comodidad que abordan a los cristianos son de las más venenosas que nos toca enfrentar. Siempre están recubiertas con las mejores excusas, pero tienen un solo fin: Que dejemos de dar todo por el Dios que dio todo por nosotros.
Cuando somos conquistados por ideas de comodidad, ya no queremos seguir sirviendo a Dios como antes. De pronto, tenemos buenos argumentos para que nuestra familia, amigos, economía, proyectos, hobbies, etc., pasen a tener un lugar de mayor importancia.
Pero nuestra entrega a Dios no puede ser negociada por algo más. Cuando algo quiera quitarnos la disposición de entregar nuestra vida por el evangelio del Reino, como lo hacíamos en nuestra vieja vida, necesitamos recordar las palabras de Josué: MI FAMILIA Y YO SERVIREMOS AL SEÑOR (Josué 24:15).
Esto es más que una promesa para reclamar al Señor por la conversión de nuestra familia. ¡Está es una proclamación para no perder la disposición por el Reino! En palabras de Jesús: Incomodémonos con la disposición de buscar primero el Reino de Dios, que Él se va a ocupar de todos nuestros asuntos (Mateo 6:33).
4. Dardos de incredulidad
Otra de las formas más usuales de atacar que usa el diablo es a través de la lógica. Nuestra vida de fe se desarrolla solamente cuando sometemos nuestra mente al dominio de nuestro espíritu, y a nuestro espíritu al Espíritu de Dios. Pero cuando el enemigo nos encuentra sin el escudo de la fe, intentará llenarnos la cabeza de las ideas más lógicas y racionales para desanimarnos en el día malo.
Sin embargo, el hijo de Dios está convencido que para su Padre no hay nada imposible (Marcos 9:23), y al creer esta verdad de todo corazón, podemos ver el poder sobrenatural de Dios aún contra toda esperanza (Romanos 4:18).
Por lo tanto, cultivemos fe en nuestros pensamientos, deshaciéndonos de todo lo que quiera hacernos creer que la batalla está perdida. Nosotros confiamos en el que tiene la última palabra, y hasta nuestro último día veremos su bondad en la tierra de los vivientes.
5. Confusión sobre el rango de las palabras
Por último, el enemigo usará palabras ajenas a la Palabra de Dios para limitarnos, intimidarnos y confundirnos. Por eso, no es casual que la espada del Espíritu sea la Palabra de Dios. Esto tiene que ver con el peso que para nosotros tiene lo que Dios dijo delante de otras voces. Las palabras que salen de la boca de Dios son tan importantes, que Jesús nos enseñó a vivir por ellas diariamente (Mateo 4:4).
Si el enemigo logra convencernos en la mente respecto a que otras voces tienen un rango de mayor importancia, logrará hundirnos. Ni las palabras de familiares, amigos, médicos, expertos, ni cualquier persona ajena a la voluntad de Dios deberían tener una entidad superior.
En cambio, el Señor no dejará de hablarnos palabras que nos infundirán dirección, aliento y claridad para el presente y porvenir. Aferrémonos a sus palabras, combatiendo con la espada del Espíritu toda palabra incorrecta, para avanzar en victoria. El enemigo sabe que si tenemos victoria en la mente, tendremos victoria en todo nuestro ser. No miremos atrás, porque somos más que vencedores, ¡y lo mejor está por venir!
Que Dios te bendiga, te guarde de todo mal y tengas una semana de completa victoria!