‘Expediente X’ cumple años, pero habla directamente a la Generación Z
Expediente X cumple años. El 10 de septiembre de 1993, Dana Scully y Fox Mulder se conocieron en su oficina polvorienta y desordenada. Por primera vez, el póster que decía “Quiero creer” apareció detrás de Scully, quien llevaba una chaqueta a cuadros y tenía una sonrisa que suavizaba su seria apariencia profesional.
Girar hacia arriba las esquinas de los labios podría haber sido la reacción de la doctora del FBI ante las ocurrencias de su colega, o ante el extraño enigma que tenía frente a ella: un hombre alto, atractivo, bien preparado y con sentido del humor en su oscura guarida, con las paredes cubiertas de fotos de supuestos avistamientos alienígenas, como cualquier otro conspirador.
Si me preguntan, la hipótesis más convincente es que Scully se dejó encantar por Mulder en un instante, a pesar de que en la escena anterior se le había encomendado la tarea de vigilar y posiblemente desacreditar con su mente científica ese extraño compañero. Para Chris Carter, el productor ejecutivo de Expediente X y lo que hoy llamaríamos showrunner, la química que emana de esta secuencia de tomas fue fundamental, no solo para el éxito y la aprobación del episodio piloto, sino también para el futuro de la serie.
Después de una fase de casting que mantuvo en vilo a Gillian Anderson, considerada poco atractiva y fría por los jefes de Carter, unos pocos segundos hicieron que los espectadores intuyeran la perfecta complementariedad de una de las parejas más exitosas y representativas de la televisión. Al momento de escribir este artículo, la serie está completamente disponible en Disney+.
El episodio piloto, titulado simplemente como “Piloto”, es diferente de los que vendrán después: no tiene la secuencia de apertura entre el cold open y la siguiente escena, Gillian Anderson tiene el pelo más largo, David Duchovny todavía no ha definido completamente su personaje y en un par de escenas exagera, tratando torpemente de transmitir en pantalla la razón por la que fue seleccionado en el casting, es decir, su sentido del humor.
Las imágenes, claramente rodadas con un presupuesto limitado, son más desgastadas y granulosas. Además de ser la chispa de la creación, el punto de partida de una de las series más exitosas de todos los tiempos, el episodio 01×01 “Piloto” es una perspectiva privilegiada y espontánea, amateur y oscura sobre el tipo de nostalgia que se puede experimentar gracias a Expediente X. Puede parecer lo mismo de siempre, pero no lo es. Es algo nuevo, en línea con lo que vendría diez años después, y veinte años después será una tendencia en Instagram y TikTok.
1. La idea partió de un estadística curiosa
Cuando Chris Carter comenzó a escribir el borrador de su serie encontró en un artículo periodístico el disparador que lo inspiró. En una nota publicada en 1991, un prestigioso psiquiatra de nombre John E. Mack había realizado un sondeo y recolectado datos que aseguraban que en los últimos años, 3.700.000 ciudadanos norteamericanos aseguraban haber sido abducidos por alienígenas. Esa elevada cifra llamó poderosamente la atención de Carter, y comprendió que el fenómeno Ovni era uno muy presente en el imaginario de su país. En una entrevista con Entertainment Weekly, Carter reconoció: “Todo el mundo quiere escuchar una historia así. Una abducción es el equivalente a una experiencia religiosa”.
Por otra parte, el autor sabía que hacer de los aliens y otros fenómenos el corazón del relato no alcanzaba, y que la relación entre ambos protagonistas también debía ser de gran atractivo para los espectadores. Y con ese objetivo en mente, Chris recurrió a uno de los films favoritos de su infancia: Todos los hombres del presidente. La película protagonizada por Robert Redford y Dustin Hoffman sobre Garganta profunda y la caída de Nixon, fue clave en la narrativa que Carter desarrolló entre Mulder y Scully. Sobre ese film y cómo lo influyó en su trabajo, el guionista explicó: “Soy un niño de la época Watergate, por lo que me gusta cuestionar y dudar de la autoridad, lo llevo en la sangre. Una de mis películas favoritas es Todos los hombres del presidente. Lo más maravilloso de ese film y que no impide que uno lo disfrute una y otra vez, es que sabemos su desenlace. En mirarlo es donde se encuentra su valor como entretenimiento. Y yo sabía que me interesaba explorar esos terrenos, pero no pensé que lo haría durante nueve temporadas”.
A lo largo de muchas entrevistas que Carter brindó durante los años que duró The X-Files, también citó otras referencias que fueron clave en la construcción de su serie, como la mencionada Kolchak, The Thin Blue Line, Los tres días del cóndor o The Parallax View.
2. Dana Scully pudo ser muy distinta
Es imposible disociar a Gillian Anderson de Dana Scully. La carismática agente del FBI que acompañó (y sufrió) a Mulder durante tantos años, se ganó un lugar de privilegio en el podio de los grandes personajes femeninos televisivos, en una década como los noventa que de a poco comenzaba a presentar otras grandes heroínas como Buffy la cazavampiros o Xena. Pero la guerra de Scully por denunciar verdades ocultas y grandes conspiraciones no fue menor que la batalla de Chris Carter y Gillian Anderson por escaparse de muchos prejuicios de la época. En una charla, el guionista explicó: “Me gustan los personajes femeninos de mucha personalidad. Para mí, Scully es el eje del show, ella representa el escepticismo que todos tenemos. La ciencia es la raíz de la ciencia ficción, y si bien Mulder suele tener razón y en ese sentido se presenta como el centro de la historia, yo creo en realidad que Scully es el cable a tierra y la que mantiene firme el sistema solar que es este show”.
El creador de la serie reconoció en varias oportunidades que la base de Scully era Clarice Sterling, la detective interpretada por Jodie Foster en El silencio de los inocentes. Desde detalles como su forma de vestir o su color de pelo, hasta otros rasgos más profundos como su profesionalidad, fueron elementos de Sterling que Carter replicó en Scully.
Pero Carter debió enfrentarse a sus propios jefes cuando le ordenaron que Scully debía ser interpretada por una mujer que respondiera a los cánones de belleza de esa época. De hecho Fox tenía en mente un nombre concreto: Pamela Anderson. Aunque hoy parezca totalmente bizarro, lo cierto es que la cadena pensaba que la conejita de Playboy era la opción ideal para interpretar a la heroína, una idea que habla a las claras del poco conocimiento que el canal tenía sobre el producto que ellos mismos iban a lanzar. En una entrevista, Gillian recordó lo que Fox buscaba originalmente: “Ellos estaban con la idea de encontrar una mujer más pechugona, alta y con más piernas. Al principio, nadie confiaba en que yo pudiera lograr nada”.
Por su parte, y antes de la llegada de la actriz, Duchovny tenía también una candidata en mente a la que conocía de sus épocas como estudiante. Esa mujer era Jennifer Beals, la protagonista de Flashdance, pero esa opción tampoco pudo cuajar. Finalmente Anderson (Gillian, no Pamela) grabó el piloto y Fox dio luz verde al elenco. Pero eso no impidió que la actriz debiera luchar luego con otras ridículas reglas de esa época, como por ejemplo, que muchas veces le indicaran que caminara por detrás de Mulder en las escenas en conjunto, un pedido contra el que eventualmente se reveló. Las diferencias que los productores hicieron entre ambos protagonistas alcanzaron hace pocos años la categoría de escándalo cuando en el lanzamiento de la nueva temporada, a ella le ofrecieron la mitad del salario que a Duchovny.
3. Entertainment Weekly dio a la serie por muerta
The X-Files fue un show que debió encontrar a su público, y ese matrimonio si bien siempre fue de una gran lealtad, no se construyó de un día para el otro. El tono rupturista de la serie, su habilidad para esquivar muchos clichés y la noción de una historia que se iba construyendo paulatinamente (a pesar de mantener religiosamente el concepto monster of the week) no hizo del show un éxito instantáneo, y parte de la prensa no dudó en asegurar que esa ficción inclasificable tenía los días contados. Pero el artículo que quedó en la historia de la prensa dedicada a la televisión fue uno publicado por Entertainment Weekly y que cubría el estreno del primer episodio.
La línea inicial de esa nota parafraseaba a la serie y aseguraba: “La verdad está ahí afuera… y ya la sabemos. Esta ficción ya es cosa del pasado”. El artículo vaticinaba una cancelación inmediata y ponía en duda incluso que el show pudiera completar una temporada inicial de 24 episodios. Ni hace falta decir que a la publicación le falló la brújula, que el programa finalmente encontró una audiencia que al día de hoy es una de las más devotas dedicadas a una serie televisiva, y que The X-Files es un fenómeno que jamás perdió vigencia. En 2012, en una suerte de mea culpa, Entertainment Weekly admitió la falta de visión, aunque destacó que en 1998 otro texto la coronó como “la más ingeniosa y extraña serie de ciencia ficción de todos los tiempos”.
4. La canción de apertura está basada en How Soon is Now
Pocas melodías transmiten un clima tan peculiar como el de la canción de apertura de The X- Files. Inmediatamente asociada a cuestiones paranormales (los noticieron la han utilizado hasta el hartazgo para musicalizar informes de fantasmas o vida alienígena), la composición se convirtió en un éxito inmediato. El músico detrás de la melodía fue Mark Snow, un veterano compositor televisivo que con esta pieza logró fama internacional. En una oportunidad Snow reconoció que la melodía se inspira en la canción “How Soon is Now”, del disco Meat is Murder de la banda The SMiths. El tema de apertura fue lanzado en discos y cassette en 1996 y se convirtió en una de las pocas melodías televisivas en tener una saludable vida comercial. En el Reino unido, fue el segundo single más vendido durante tres semanas, y en Francia también ocupó la misma posición, convirtiéndose en una de las piezas instrumentales más rentables de ese país.
Según contó Snow, el característico eco de la canción lo obtuvo por accidente. Luego de componer el popular silbido central, el músico no encontraba el acompañamiento ideal. Frustrado y con mucha bronca, un feliz accidente lo llevó a apoyar su antebrazo a lo largo de todo el teclado, activando sin querer ese famoso eco que tiene la pieza. A partir de ese pequeño efecto, Snow pudo terminar su canción y Carter quedó encantado con ese sonido perturbador.
5. Un capítulo que tensó los límites de lo permitido
Hay muchos episodios de The X-Files que ostentan distintos premios o récords, pero hubo uno que fue clave en la mitología de la serie. Emitido originalmente el 11 de octubre de 1996, Home fue el primer capítulo en la historia de la televisión en Estados Unidos en obtener una calificación de “solo apto para espectadores adultos”. La trama encontraba a Mulder y Scully investigando el asesinato de un bebé en Pensilvania. Los protagonistas se enteran que el niño tenía múltiples deformaciones en su cuerpo, y eso los lleva a sospechar de una peculiar familia de esa zona cuyos integrantes también tenían malformaciones de distintos tipos. Eventualmente, Mulder y Scully descubren que ese clan escondía una larga saga de incestos y violencia de todo tipo.
Home fue un episodio muy crudo y resultó impactante incluso para los paladares más resistentes de la serie. Por el inquietante y sórdido clima de esa historia, las comparaciones con la obra de David Lynch no tardaron en aparecer, y el capítulo terminó escondido por decisión de la emisora, que procedió a saltearlo en muchas de las futuras repeticiones de esa temporada. Pero lo más sorprendente con respecto a Home fue la confesión de Glen Morgan y James Wong, los guionistas de ese episodio. Ellos revelaron que tomaron la idea a partir de una anécdota de la autobiografía de Charles Chaplin, en la cual el director contó que conoció a una familia cuyo bebé no tenía ni piernas ni brazos, y lo dejaban en el piso para que bailara arrastrándose como pudiera. Esa historia impactó muchísimo a los guionistas, y la utilizaron como base de la trama.
Home sigue firme en el primer puesto como el episodios más crudo de la serie, e incluso en 2017, el sitio Vulture lo coronó como “el capítulo más terrorífico de una ficción para ver en Halloween”.